MEDIO ORIENTE: Países árabes divididos sobre Jerusalén

El Comité de Jerusalén se reunió esta semana en esta localidad de Marruecos, pero los 16 representantes del mundo islámico no pudieron superar sus diferencias sobre el modo de defender el carácter árabe y musulmán de la ciudad sagrada.

El Comité de al-Quds (Jerusalén) fue creado por la Organización de la Conferencia Islámica en 1975 con el fin de liberar a la ciudad del poder israelí y preservar el patrimonio cultural y religioso árabe e islámico de la ciudad.

El organismo reúne a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Arabia Saudita, Bangladesh, Egipto, Guinea-Bissau, Indonesia, Irán, Iraq, Jordania, Líbano, Mauritania, Marruecos, Níger, Pakistán, Senegal y Siria.

El Comité, bajo la presidencia del rey Hassan II de Marruecos, acordó esta semana "alentar" a los países árabes e islámicos a "reconsiderar" sus lazos diplomáticos con Israel, si es que los tienen, y "contemplar el cierre de las misiones israelíes en sus territorios".

No hay muchas esperanzas de que ello se cumpla. En marzo de 1997, el Comité pidió a los estados miembros que cerraran las representaciones diplomáticas israelíes en sus territorios, pero ninguno de los países que las tienen -Marruecos, Omán, Qatar y Túnez- acató la solicitud.

Jordania y Egipto, que tienen relaciones diplomáticas con Israel a nivel de embajadores, tampoco cambiaron su política.

"No es lógico denunciar a Israel por incumplir sus compromisos, mientras los miembros del Comité no llevan a la práctica las recomendaciones adoptadas durante la sesión" de marzo, señaló esta semana el canciller de Siria, Farouk Asharaa.

La crisis actual sobrevino tras el anuncio en junio del plan del gobierno israelí de ampliar las fronteras municipales de Jerusalén y anexar extensas zonas del este árabe de la urbe. Hasta el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos calificó la medida de "provocativa".

Israel proyecta crear un "municipio extendido" en Jerusalén que amplíe la autoridad de la ciudad hasta Ma'ale Adumim, un asentamiento judío de 23.000 personas situado siete kilómetros al este de la ciudad, y hasta Givat Zeev, un asentamiento de más de 9.000 habitantes al norte.

La ampliación brindaría al alcalde de Jerusalén, Ehud Olmert, el control sobre la construcción y la planificación de los dos asentamientos judíos, entre otras cosas. El plan también incluye la construcción de un túnel entre Ma'ale Adumim y la ciudad, y una carretera que circundaría la zona árabe del este.

El primer ministro de Israel, Binyamin Netanyahu, pretende "fortalecer la mayoría judía de Jerusalén" y declaró que el plan es la mejor manera de afianzar el dominio israelí en la ciudad, a la que considera la capital "eterna e indivisible" de su país.

La ANP pretende que la zona oriental de Jerusalén, donde residen 180.000 palestinos, sea la capital de su futuro estado independiente, y denunció el plan israelí como una anexión de Cisjordania contraria a los acuerdos preliminares de paz.

Los acuerdos aplazan las negociaciones sobre los asentamientos y Jerusalén hasta un tratado definitivo.

"La política israelí de 'judaización' conducirá inevitablemente al fracaso del proceso de paz, la explosión de la situación y la reanudación del ciclo de violencia y destrucción en la región", advirtió el presidente de la ANP, Yasser Arafat, en Casablanca.

La política israelí "contradice el derecho internacional y resoluciones del Consejo de Seguridad" de la Organización de las Naciones Unidas, sostuvo Ghassan Jatib, comentarista político palestino y director del Centro de Medios de Comunicación de Jerusalén.

Como ocurrió en Rabat en 1997, este año el problema en Casablanca fue la dificultad para conciliar la línea dura de Irán y Siria con la posición moderada adoptada por Arabia Saudita y Marruecos.

El gobierno marroquí considera que el proceso de paz se reavivará tarde o temprano, con o sin Netanyahu, pero Irán defiende una posición más dura.

"El mundo islámico espera que los países musulmanes congelen sus relaciones con la entidad sionista", declaró el canciller iraní, Kamal Jarazi, al diario de Casablanca al-Ittihad Ichtiraqi.

La política expansionista de Israel en Jerusalén requiere una acción más "firme", urgió. Pero en referencia a Siria, el rey Hassan II señaló que "aún es posible retornar a la mesa de negociación".

Siria ofrece la paz con Israel a cambio del retiro incondicional israelí de las Alturas del Golán y del sur de Líbano, pero fue expulsada de las conversaciones tras una serie de atentados criminales contra autobuses israelíes.

"La puerta sigue abierta y aún podemos volver al proceso de paz si la situación cambia en Israel", dijo el rey Hassan II.

En un informe dirigido al encuentro del Comité de Jerusalén, el secretario general de la Organización de la Conferencia Islámica, Azeddine Laraki, instó al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar una "posición firme" frente a las violaciones israelíes.

"Esta situación exige la movilización de apoyo moral y material para el pueblo palestino en su lucha contra los planes de asentamiento israelíes", manifestó.

"Los palestinos necesitan un fuerte respaldo financiero para contrarrestar la política de colonización israelí en la ciudad santa de Jerusalén", dijo a la prensa el ministro palestino de Planeamiento y Cooperación Internacional, Nabil Sha'ath.

"La lucha para proteger el carácter árabe e islámico de la ciudad santa exige la adquisición y recuperación de tierras", agregó.

Arafat también pidió donaciones de musulmanes y cristianos para financiar la "protección" de los lugares históricos de la ciudad.

"Un solo empresario judío donó 36 millones de dólares para ayudar a construir un asentamiento israelí. Es imperativo que los palestinos reciban más ayuda para adquirir tierras en Jerusalén oriental", manifestó Arafat. (FIN/IPS/tra-en/aa/mom/rj/aq-ml/ip/98

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