Unos 20.000 africanos lograron cruzar el estrecho de Gibraltar este año, escapando de guardias fronterizos y botes de la marina, para ingresar a España en busca de un nuevo futuro en Europa.
Sin embargo, alrededor de 17.000 fueron detenidos por la Guardia Civil española y deportados a Marruecos, según estadísticas de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME).
Otros tienen menos suerte. Un promedio de cinco africanos muere cada día haciendo frente a las aguas en embarcaciones precarias, agregó la ATIME. El mes pasado, un bote con 27 marroquíes se hundió, y murieron 20 de ellos.
Hamid Belarbi se graduó en la universidad, pero no tiene empleo, y planifica ir a España ilegalmente. El marroquí ya lo intentó una vez, cruzando el canal, pero fue detenido y deportado, lo cual le costó unos 2.000 dólares.
Hamid sólo quiere la oportunidad de una vida decente y una forma de mantener a su familia. Cada vez más, cree que la única forma de lograrlo es un viaje ilegal a lo largo del estrecho de Gibraltar, de 14 kilómetros de ancho.
La experiencia de un fracaso no lo detiene. "Sabía que podía morir, y que podría ser detenido y enviado de vuelta a Marruecos, pero esas perspectivas son mejores que la deprimente realidad en nuestro país", dijo.
A medida que Marruecos lucha contra severas dificultades económicas, desde la década de los años 80 y la actual, los jóvenes marroquíes se inclinan cada vez más a asumir los riesgos.
Un floreciente comercio de contrabando de personas apareció en varias ciudades marroquíes. El contacto se hace en cafés, y los interesados en viajar pagan entre 1.000 y 3.000 dólares por un lugar en la embarcación o "patera", con la promesa de un cruce "seguro" a España.
Rachid Achiri, de 24 años, intenta reunir el dinero suficiente para tentar su suerte. El verano (boreal) es el mejor momento, proque las aguas están más tranquilas, destaca el joven.
La semana pasada, la Guardia Civil española, que sólo cuenta muertes en sus aguas territoriales, dijo que 38 personas perecieron en el estrecho entre enero y julio de este año.
Además, la Guardia Civil detuvo a 3.032 inmigrantes indocumentados durante el mismo período. Entre ellos, 2.282 marroquíes y 609 argelinos.
La guardia costera española se niega a rescatar a personas cuyas embarcaciones se hunden en aguas marroquíes. ATIME citó un incidente del 6 de julio, en que un bote con 38 personas se hundió mientras el guardia costero miraba, alegando que era un "asunto interno marroquí".
"El rechazo de España a rescatar a las víctimas nos lastima pero no nos sorprende", dijo en Madrid la semana pasada Beyuki Abdel Hamid, ex presidente de ATIME.
Por cada familia que lleva la herida de la pérdida de una persona amada en el estrecho, hay muchas más que disfrutan las remesas, obsequios, electrodomésticos y automóviles nuevos enviados por aquellos afortunados que lo lograron.
Un reciente sondeo realizado por el diario independiente marroquí Le Journal reveló que 97 por ciento de los jóvenes varones quieren emigrar a Europa.
La mayoría toman las embarcaciones desde Tangiers y Larache en el norte de Marruecos, hacia los enclaves españoles de Ceuta y Melilla. Otros prueban suerte con embarcaciones y balsas hacia otros países de Europa.
Patrullas más estrictas pueden hacer poco para detener el flujo de llegadas, y son necesarias nuevas negociaciones entre Africa del Norte y la Unión Europea para encarar el tema.
Marruecos e Italia recientemente cerraron un acuerdo en que Rabat se compromete a aceptar el regreso de inmigrantes indocumentados expulsados por Roma. Italia ofreció a Túnez 90 millones de dólares en ayuda suplementaria para hacer lo mismo.
Pero "el tema de los inmigrantes deportados a cambio de dinero nunca fue planteado por los marroquíes", aseguró el embajador de Italia en Marruecos, Guido Martini. (FIN/IPS/tra-en/aa/td/rj/lp/pr/98