Este jueves se cumplirán 53 años del lanzamiento de la primera bomba atómica sobre Hiroshima, y pacifistas de todo el mundo se reunirán en la ciudad japonesa para recordar la tragedia y solicitar a India y Pakistán que abandonen la carrera nuclear.
Más de 200.000 personas murieron en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en 1945, cuando Estados Unidos arrojó las dos primeras bombas atómicas de la historia el 6 y 9 de agosto respectivamente.
Las bombas obligaron a Japón a declarar su rendición ante las fuerzas aliadas, lo que determinó el fin de la segunda guerra mundial.
Activistas y sobrevivientes de la bomba esperan que el número de víctimas humanas, pocas veces mencionadas por los gobiernos cuando justifican la carrera nuclear, y sus consecuencias visibles ayuden a convencer a los pueblos de India y Pakistán de que deben abandonar la vía atómica.
"Sólo la eliminación total de las armas nucleares podrá traer la paz a miles de personas que sufrieron los efectos de la bomba", declaró el Consejo Japonés contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno, organización pacifista del Partido Comunista de Japón.
Aun hoy, las modernas y reconstruidas ciudades arrasadas por las bombas no pueden borrar por completo la devastación ocurrida en esos dos días de agosto.
La cantidad de personas que sufren de enfermedades derivadas de la radiación, como el cáncer, sigue en aumento, y los supervivientes continúan muriendo por esa razón.
Sunao Tsuboi, de 73 años, víctima de la bomba de Hiroshima, sobrevive gracias a los fármacos que toma diariamente y a una transfusión semanal que controla un defecto sanguíneo provocado por el ataque nuclear. Ese 6 de agosto, el hombre se encontraba en la calle a un kilómetro del lugar donde se arrojó la bomba.
Tsuboi, integrante del Grupo de Ciudadanos de Hiroshima por la Promoción de la Paz con los Pueblos de India y Pakistán, es un enérgico opositor de las armas nucleares.
En noviembre, Tsuboi visitó Nueva Delhi y Bombay y exhortó a sus poblaciones a rechazar las armas nucleares y a presionar con este fin a sus gobiernos.
"El pueblo de India entiende que las armas nucleares deben ser eliminadas. Pero su gobierno les dice que no es posible dejar de desarrollarlas debido a China y Pakistán, y culpa a Estados Unidos por no acabar con sus propias armas", explicó.
Los seres humanos se comportan como "estúpidos" porque "ignoran las terribles consecuencias que sufrirán las personas comunes, como ocurrió con nosotros", dijo Tsuboi.
Chiyono Yeneda, de 73 años, residente de Nagasaki, dijo que tembló de miedo al enterarse de las pruebas atómicas realizadas en mayo por los dos países rivales de Asia meridional. Entonces recordó todo el sufrimiento que le causó la bomba cuando ella tenía 19 años.
La bomba le quemó la espalda y la desfiguró gravemente. La mujer sufrió discriminación e incluso sus hijos fueron estigmatizados y considerados "contaminados".
"Mientras viva, seguiré contándole al mundo del sufrimiento y el dolor que causan las armas nucleares. A través de la educación, debemos exhortar a la gente a enfrentarse a sus gobiernos y exigirles el cese de la carrera nuclear", manifestó.
Participantes de las distintas conferencias de paz celebradas esta semana en Hiroshima piden que las organizaciones populares tengan mayor actividad contra las armas nucleares.
Charles Hilfenhaus, de la Alianza de Veteranos Antinucleares, una organización estadounidense, sostuvo que incluso es del interés de las fuerzas armadas de India y Pakistán abstenerse de usar armas atómicas.
"Estamos convencidos de que este tipo de armas no se utilizarán en las ciudades, sino que afectarán más que nada a los jóvenes de las fuerzas armadas de India y Pakistán", explicó Hilfenhaus.
La campaña de los pacifistas japoneses es paralela al interés del gobierno de emplear la imagen del país como potencia económica sin capacidad bélica nuclear y como sobreviviente de la bomba para ayudar a reducir la tensión en el sur de Asia.
Tokio utilizó su poder económico, mediante proyectos de asistencia a los países en desarrollo, para presionar a India y Pakistán con el fin de que abandonen sus programas nucleares.
Akiko Yamanaka, integrante del Comité de Relaciones Exteriores de la cámara baja del parlamento, dijo que las pruebas atómicas realizadas en mayo representan "la mayor amenaza al sistema internacional" porque podrían alentar el ingreso a la carrera nuclear de países como Corea del Norte e Irán.
Las pruebas también le dan a Japón la oportunidad de comprobar su peso diplomático en aras del desarme. "El estilo tradicional de la diplomacia japonesa, que utiliza la ayuda y depende de Washington y el Tratado de No Proliferación Nuclear, no funciona", dijo Yamanaka.
El nuevo primer ministro Keizo Obuchi, al asumir su cargo la última semana, declaró su disposición de mediar en el conflicto entre Nueva Delhi e Islamabad. Los jefes de gobierno de India y Pakistán se reunieron en Sri Lanka la semana pasada, pero no hubo avances concretos.
Yamanaka defiende el concepto de seguridad que supone trabajar con todos los estados y no en contra de algunos. "Desde la elevada posición moral que Japón ocupa en la cuestión de las armas nucleares, debe trabajar para formar un nuevo consenso internacional" sobre este tipo de armas, dijo.
Con este fin, el canciller creó en julio un foro de expertos que tendrá un año para realizar propuestas de desarme nuclear y estará integrado por representantes del gobierno y organizaciones no gubernamentales de Japón, las cinco potencias nucleares originales, India y Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/aq-ml/ip/98