La recesión de Japón amenaza con reducir la ayuda que este país brindará al exterior en 1999, aunque el presupuesto destinado a la asistencia al desarrollo sigue siendo el mayor del mundo y resulta vital para muchas naciones pobres.
La reducción de la ayuda es evidente en el programa de asistencia al desarrollo del próximo año, mientras este país intenta salir de la peor recesión económica tras la segunda guerra mundial, aseguran analistas.
El informe mensual de la estatal Agencia de Planificación Económica señaló que la economía japonesa se encuentra en una "situación extremadamente difícil".
El yen se cotizaba este martes en torno a 147 unidades por dólar en Tokio, su valor más bajo en los últimos ocho años.
La cancillería, responsable del presupuesto de asistencia oficial al desarrollo, confirmó la drástica reducción en la de por sí alicaída ayuda externa.
"Parece que no podremos cumplir con las expectativas internacionales" al determinar la ayuda japonesa para 1999, declaró la última semana un alto funcionario de la cancillería. El gobierno anunciará el presupuesto de ayuda externa a fines de marzo, poco antes del comienzo del año fiscal en abril.
El país también tuvo que recortar su presupuesto nacional. El funcionario advirtió que se deberán esperar otros recortes en el gasto estatal, que los medios de comunicación estimaron en unos 240 millones de dólares.
La debilidad del yen, que provoca nerviosismo en gran parte de Asia, ya está limitando los fondos destinados a la asistencia al desarrollo, según analistas.
Si el valor de la moneda se calcula a 140 unidades por dólar, el próximo año se necesitarían 137 millones de dólares adicionales para igualar el presupuesto de ayuda al desarrollo de este año, puntualizaron fuentes de la cancillería.
Los problemas económicos ya tuvieron sus consecuencias en el presupuesto de ayuda. La asistencia al desarrollo de este año fiscal, que concluye en marzo, descendió a 7.200 millones de dólares, 10,4 por ciento menos que en 1997.
En 1996, Japón gastó 9.600 millones de dólares en ese rubro, casi 35 por ciento menos que en 1995. Pero a pesar de los recortes y la depreciación del yen, el país siguió siendo el mayor donante del mundo en los últimos siete años.
La cancillería declaró a principios de mes que el país utilizará el presupuesto de asistencia al desarrollo de 1999 para ayudar a los países del sudeste de Asia con problemas económicos.
Se prevé que la crisis económica de esa región "se agravará en los próximos dos o tres años", advirtió el informe de la cancillería sobre prioridades de la política de ayuda externa.
Entre las prioridades de la ayuda japonesa de 1999 se encuentran los programas para la educación y contra la pobreza en el Sur en desarrollo. También habrá más asistencia destinada al ambiente y para los estudiantes extranjeros en Japón.
El informe también pide más ayuda para Africa, ya que Tokio será sede de la segunda conferencia mundial sobre ayuda para el desarrollo de ese continente en octubre.
Japón también procura que el presupuesto de asistencia al desarrollo alivie los problemas en el país, donde el desempleo alcanzó 4,3 por ciento en junio, la tasa más alta desde la segunda guerra mundial.
La cancillería propuso contratar a personas desempleadas, de mediana edad y ancianas para que participen en proyectos de desarrollo en el exterior. De esta manera, se aliviarían los efectos de la reestructura empresarial japonesa.
Las organizaciones no gubernamentales, también afectadas por el descenso en el número de socios y de las donaciones debido a la recesión, también recibirán fondos del presupuesto de asistencia al desarrollo de 1999.
Las dificultades económicas provocarán una inyección de responsabilidad en las políticas de ayuda, sostuvo el consultor gubernamental Ryokichi Hirano.
"Comparada con hace 20 años, la política exterior japonesa, de la cual la asistencia al desarrollo es parte importante, comienza a reflejar la opinión de la gente, y no sólo la de los burócratas que básicamente seguían la política de Washington", sostuvo.
Como consecuencia, según Hirano, el programa más grande del mundo de asistencia al desarrollo será más abierto a la discusión y será utilizado por el gobierno directamente para apoyar los intereses de Japón en los países en desarrollo.
En la actualidad, hay oportunidades que Japón deja pasar para utilizar su peso económico con fines estratégicos. Los medios de comunicación japoneses señalaron que Tokio debería haber impuesto sanciones más rápidamente a India y Pakistán, tras los ensayos nucleares realizados en mayo.
El parlamento está discutiendo un proyecto de ley sobre asistencia al desarrollo, que permitiría al gobierno actuar rápidamente en lugar de esperar que la burocracia decida las sanciones.
"En momentos de crisis fiscal, el gobierno tiene la obligación de informar más a la gente sobre el gasto de asistencia al desarrollo", opinó Atsushi Kusano, de la Universidad de Keio. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/aq-mj/dv if/98