Túnez recibirá de Italia 90 millones de dólares en tres años por comprometerse hoy a impedir el éxodo clandestino de sus habitantes al país europeo y por aceptar el retorno de unos 3.000 llegados desde julio a costas italianas.
Después de tres días de intensas negociaciones, los ministros de Relaciones Exteriores Said Ben Mustapha, de Túnez, y Lamberto Dini, de Italia, firmaron el acuerdo en Roma.
El acuerdo prevé el retorno no solo de los inmigrantes clandestinos de nacionalidad tunecina, sino también de los que partieron desde este país, excepto los nacionales de los restantes miembros de la Unión del Maghreb árabe (Argelia, Marruecos, Libia y Mauritania).
Italia suscribió un acuerdo similar con Marruecos, Eslovaquia y Albania.
Los fondos que otorgará Italia a Túnez entre 1998 y el 2000 se destinarán a fortalecer los controles y la vigilancia en costas tunecinas, pero también para crear nuevas oportunidades de trabajo para los habitantes del país africano.
La negociación no fue fácil. La firma del acuerdo que se preveía para la mañana del miércoles se postergó para la tarde y luego para la mañana siguiente. Al final, se firmó en la noche de este jueves.
El clima de las negociaciones se tornó difícil por la muerte la semana pasada de cinco tunecinos, que se asfixiaron al incendiarse la sala donde habían sido encerrados en un barco italiano anclado en el puerto de Génova.
Dini había acusado a Túnez de negarse a cooperar en materia de control de la inmigración clandestina.
Ben Mustapha negó que hubiera sido puesta sobre la mesa de negociaciones la extradición de Bettino Craxi, ex primer ministro (1983-1987) y ex líder del Partido Socialista Italiano condenado a 23 años y tres meses de cárcel por actos de corrupción, quien está en Hamamet, Túnez.
La prensa italiana sostuvo que el grueso de las negociaciones giraron en torno al monto de la ayuda económica.
A partir de este viernes, con la ayuda de los cónsules y expertos tunecinos, comenzará la identificación de los clandestinos, la gran mayoría de los cuales se encuentran en Agrigento, Sicilia.
Una vez que sean identificados, retornarán a Túnez. Así terminará su sueño de vivir en un país industrializado, en pos del cual perdieron sus ahorros, utilizados para pagar a traficantes que se aprovechan de su desesperación.
Las autoridades afirman que la mafia italiana controla, junto con organizaciones criminales de los países de donde proceden los inmigrantes, este comercio humano, por el cual cobran más de 1.000 dólares por cada traslado.
Los clandestinos no solo no alcanzaron a conocer el país de sus sueños, sino que encontraron una realidad que seguramente no imaginaron: se los encerró en Sicilia en galpones donde el aire es irrespirable y la temperatura supera los 40 grados.
Cada día estallan enfrentamientos entre emigrante o entre éstos y policías que los vigilan.
Los inmigrantes legales en Italia son 1,2 millones. Las autoridades calculan que los ilegales son entre 250.000 y 500.000.
Los inmigrantes representan en Italia 1,9 por ciento de la población, uno de los porcentajes más bajos de Europa.
En los 15 países de la Unión Europea, los extranjeros residentes ascendían en 1995 a 18,1 millones, cuatro quintas partes procedentes de países ajenos al bloque.
Alemania figura en el primer lugar, con siete millones de inmigrantes, seguida por Francia (3,5 millones) y Gran Bretaña (2,2 millones). (FIN/IPS/jp/mj/pr hd/98