Empresarios Hondureños manifestaron malestar ante la presencia de un representante del Comité Nacional Laboral de Estados Unidos, Charles Kernaghan, quien investiga denuncias de maltrato de obreras en las zonas francas industriales.
Organizaciones empresariales aseguan que Kernaghan busca perjudicar la industria de ensamblaje (maquilas) en las zonas francas de este país centroamericano, que emplea en forma directa a unas 100.000 personas, la gran mayoría mujeres.
Eduardo Facussé, presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), dijo este miércoles que la presencia de Kernaghan "no debe ser permitida, porque es una persona que busca dañar a Honduras y ahuyentar la inversión en las maquilas".
"Protestamos enérgicamente, porque este señor se encuentra acá, no deberían permitir su ingreso y vamos a solicitar al gobierno que lo declare 'non grato'. Kernaghan es un archienemigo de Honduras y no me explico por qué lo dejan entrar", dijo Facussé.
El COHEP y la Asociación Hondureña de Maquiladores solicitaron a las autoridades de Finanzas "un mayor esfuerzo" para "regular" este tipo de presencias.
Hace tres años, Kernaghan y el no gubernamental Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) denunciaron represión en las maquilas y llevaron el caso ante el Senado de Estados Unidos, que amenazó con suspender beneficios arancelarios a este país si persistía la violación de derechos de las obreras.
Esos beneficios están contemplados en la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, que admite el ingreso a Estados Unidos en condiciones preferenciales de mercancías de una serie de países.
Tras esa denuncia, relativa a maltrato físico y a la prohibición de oganizar sindicatos en esas fábricas, la situación de las trabajadoras de las maquilas comenzó a ser regulada y el CODEH y otros grupos de la sociedad civil aplicaron un programa de monitoreo en algunas plantas de ensamblaje.
Pero en las últimas dos semanas se conocieron nuevas denuncias. Propietarios de empresas de origen sudcoreano despidieron sin justificación a varias obreras y les negaron toda indemnización.
Autoridades de Trabajo exigieron un mayor respeto de los derechos de las personas empleadas en las maquilas y, así mismo, se comprobó que funcionarios destacados por el gobierno para controlar la situación laboral en esas fábricas fueron sobornados por algunos empresarios.
Los problemas son especialmente frecuentes en fábricas de capital sudcoreano y taiwanés, cuyos ejecutivos afirman que los hechos tienen raíz cultural.
Representantes del Ministerio de Finanzas se reunieron este miércoles con los empresarios de las maquilas y el COHEP para discutir un proyecto de regulación de esas industrias.
La necesidad de la regulación se debe a la decisión del gobierno de aumentar las zonas francas industriales, para atraer inversiones y combatir el desempleo, que afecta a un millón de los 2,8 millones de personas que conforman la población económicamente activa, según cifras del Ministerio de Trabajo.
La ministra de Finanzas, Gabriela Núñez, dijo que la habilitación de nuevas maquilas obliga al gobierno "a crear mecanismos que regulen su funcionamiento, hacer prevalecer normas de respeto a los obreros y patronos, así como garantizar un clima de inversión apto para el desarrollo nacional".
Núñez destacó que la presencia de Kernaghan en Honduras, "no deja de inquietar a los empresarios, porque ha causado mucho daño a la maquila hondureña con denuncias exageradas. Pero, como país demócrata, no podemos prohibir el ingreso de este señor, aunque sus propósitos sean desconocidos".
Kernaghan se reunió este miércoles con representantes del CODEH en la norteña ciudad de San Pedro Sula, donde se concentra el grueso de las fábricas maquiladoras, y si bien no ofreció declaraciones a la prensa, trascendió que prepara un informe sobre los problemas laborales en esos centros de actividad.
Las maquiladoras se instalaron en el norte de Honduras a fines de los años 80, y cobraron auge en los 90, cuando el gobierno les concedió una serie de ventajas y beneficios, para atraer la inversión.
Esas fábricas utilizan componentes industriales libres de aranceles a la importación para el ensamblaje de ropa, aparatos eléctrodomésticos y de la industria metalmecánica, y exportan su producción.
Generan divisas por el orden de 250 millones de dólares al año, y los empresarios hondureños creen que los ingresos pueden aumentar a 450 millones con el plan del gobierno de Carlos Flores de "maquilizar" el territorio nacional.
Pero las denuncias de violación de derechos humanos y laborales pueden afectar los planes de Flores, quien ha pedido "equilibrio" para abordar el caso, convencido de que "no todo es malo en las maquilas". (FIN/IPS/tm/ff/lb hd/98