Los vientos de la crisis económica de Asia llegaron hasta Guyana y amenazan el futuro de la otrora promisoria industria de la madera, obligada a pedir ayuda al gobierno para tratar de superar sus dificultades.
La Asociación de Productores Forestales (APF), que en el pasado lideró una campaña para librarse de los reguladores del Estado con el fin de competir sin ataduras en el libre mercado, ahora solicita al sector público 100 millones de dólares para recapitalizar el sector.
"Seamos francos: la industria está en recesión", dijo el presidente de la APF, David Persaud, quien atribuyó esta situación al debilitado mercado local, al aumento en los costos de producción y a una baja en la demanda de los mercados internacionales.
La recesión "amenaza la existencia de varias de nuestras empresas y los empleos de cientos de trabajadores", declararon portavoces de la Asociación.
A comienzos de los 90, el sector estaba dominado por un puñado de empresas locales, pero en ese momento el gobierno que encabezaba Desmond Hoyte lanzó una campaña para atraer inversiones, y éstas llegaron procedentes de Estados Unidos, Canadá, y principalmente de Asia.
Una de esas empresas es Barama Company Ltda, una operación conjunta de capitales de Corea del Sur y Malasia, a la cual se le otorgaron tantos beneficios que incluso el gobierno admitió más tarde que equivalía a regalar los recursos naturales del país.
Barama recibió autorización para explotar 1,7 millones de hectáreas en el noroeste del país, en la frontera con Venezuela. La operación fue criticada por todos los grupos ecologistas y los partidos de oposición, que cuestionaron la generosidad estatal, incluido un bajísimo arriendo y un contrato renovable de 25 años.
Apenas comenzó a operar, Barama construyó una planta de madera contrachapada y empleó a más de un millar de trabajadores. Pero, al igual que otras empresas del sector, ahora está en problemas y ya comenzó con los despidos, mientras reduce su presupuesto para apoyar actividades deportivas y cívicas.
Autoridades guyanesas consideran que la crisis asiática provocó la evaporación de recursos para invertir en este tipo de proyectos, y además significó la reducción de mercados cruciales para esta actividad económica.
En medio de este escenario, es posible que algunas empresas con concesiones de tres años para realizar inventarios forestales decidan paralizar sus inversiones a la espera de una mayor estabilidad en Asia, lo cual tendría un efecto adverso para las finanzas de este país.
La inestabilidad política tras las elecciones de diciembre, la caída en los precios del oro y la bauxita, y la sequía atribuida al fenómeno de El Niño, llevaron a cero el crecimiento de la economía, después de haber tenido durante ocho años uno de los promedios más altos de América Latina, de siete por ciento anual.
En los últimos tres años, el sector maderero aumentó su contribución a la economía de dos a 4,6 por ciento del producto interno bruto, con ganancias cercanas a los 50 millones de dólares.
Este año se espera un retroceso que colocaría nuevamente el aporte del sector en dos por ciento y disminuiría su influencia económica.
Ochenta por ciento de los 215.000 kilómetros cuadrados de Guyana está cubierto por selva amazónica prácticamente inexplorada, y 90 por ciento de sus 750.000 habitantes prefieren vivir en la angosta franja costera, pese a los esfuerzos del gobierno por estimular su traslado hacia el interior del país.
La APF solicitó recursos al gobierno para construir un gigantesco horno de secado de madera con la finalidad de elaborar madera contrachapada que le permita acceder a mercados no tradicionales y procesar especies que no son comercializables si no se cuenta con la tecnología adecuada.
El gobierno recibió los documentos de la industria maderera y el sector está a la espera de una respuesta. Pero el ente regulador estatal, la Comisión Forestal de Guyana, consideró que los empresarios debieron anticipar la posibilidad de enfrentar dificultades en sus mercados.
La Comisión sugirió a las compañías con gruesas sumas depositadas en el extranjero que utilicen esos capitales para financiar sus proyectos y así evitar las quiebras. (FIN/IPS/tra-en/bw/wg/lc-ml/if/98