FINANZAS: China calma temores de nueva catástrofe en Asia

China salió a la ofensiva para aliviar temores asiáticos de un segundo terremoto financiero, alimentados por las caídas de varias monedas de la región y la debilidad del yen japonés.

La fragilidad de las monedas asiáticas provocó miedos de que el yuan chino, último bastión de la relativa estabilidad económica en la región, no pueda evitar una devaluación.

La especulación sobre el yuan, que según anunció China en varias oportunidades no será devaluado, produjo nerviosismo sobre la estabilidad del dólar de Hong Kong y su conexión con la moneda estadounidense, y produjo caídas en los mercados de valores del territorio a niveles no alcanzados desde hace cinco años.

La devaluación de la moneda de Vietnam, el dong, en 6,5 por ciento el 7 de agosto, no ayudó a aliviar los temores regionales.

Estos temores, junto a la caída del valor de yen en medio de la crisis económica, provocaron en los últimos días caídas sin precedentes en los mercados de acciones y de las monedas en Singapur, Malasia y Filipinas.

El martes, autoridades chinas llamaron a una conferencia de prensa para reiterar que Beijing no devaluaría el yuan. "China es un gran jugador. No calculen mal", dijo Liu Mingkang, vicegobernador del Banco del Pueblo de China.

Liu describió la especulación con la moneda china como "poco sabia" y dijo que los especuladores habían ignorado erróneamente el gran poder de China para defender su moneda. "Somos completamente capaces de mantener el valor del renminbi (yuan)", declaró.

Autoridades oficiales también dijeron haber tomado medidas contra el creciente mercado negro, que el viernes vendía dólares a 9,2 yanes por dólar, o 14 por ciento por encima de la tasa oficial de 8,3 yuanes.

Informaciones de medios estatales dijeron esta semana que el banco central ingresó al mercado para defender la tasa de cambio del yuan. Liu se negó a revelar el alcance de la intervención, pero prometió que el gobierno "adoptará una acción enérgica para defender su moneda".

El escenario de la devaluación del yuan podría tener más repercusiones para una región cuyas economías de alto vuelo cayeron por el suelo.

Incluso un pequeño ajuste del yuan podría desatar otra ronda de depreciaciones competitivas de monedas asiáticas, e impulsar el ritmo de la recuperación asiática.

"Un daño mayor amenaza al continente si el resto de Asia se ve forzada a una segunda crisis financiera", alegó en un análisis publicado Dong Tao, economista de Credit Suisse First Boston en Hong Kong.

"China está integrada con otros países asiáticos, en especial Hong Kong y Taiwan, y hay un riesgo sustancial de un segundo terremoto asiático, si el yen pasa de 155 a 160 frente al dólar", agregó el analista.

Pero la recuperación de Japón ha sido lenta y el dólar de Estados Unidos subió a 147,1 yenes el martes, el nivel más alto desde agosto de 1990. Muchos analistas afirman que la asociación entre las monedas japonesa y china es sólo una idea, porque existe poca relación directa entre el yuan y el yen.

Una devaluación tendría costos políticos. China ha logrado aplausos por ser el "buen chico" en la crisis asiática, entregando ayuda a sus vecinos y prometiendo mantener el yuan estable.

El viernes, Beijing elevó dos puntos porcentuales el descuento a productos que representan más de la mitad de los bienes vendidos a otros países. Esta es una manera más precisa de impulsar las exportaciones que una devaluación, un arma definitiva con efectos en toda la economía.

Fuentes industriales afirman que las medidas resultarían en altas pérdidas para el Ministerio de Finanzas, pero aliviarían la presión por una devaluación.

Al mantener el actual valor del yuan, Beijing expuso a riesgos sus exportaciones. El crecimiento de las exportaciones ya se redujo 7,6 por ciento en la primera mitad de 1998. El mayor efecto se produjo sobre las ventas a Japón, Corea del Sur y el sudeste de Asia.

Pero China tiene que lograr su meta de crecimiento económico de ocho por ciento si quiere crear suficientes empleos. Sin embargo, los líderes chinos temen causar problemas en una economía que atraviesa cambios difíciles, entre ellos la reforma de las empresas estatales.

El destino de la moneda china ocupará a los líderes comunistas cuando se reúnan esta semana en el cónclave anual secreto en el balneario de Beidaihe, en la provincia de Hebei, en cuya atmósfera relajada se toman tradicionalmente las decisiones importantes para el resto del año. (FIN/IPS/tra-en/ab-js/lp/if/98

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