El presidente de Filipinas, Joseph Estrada, reunido con el secretario de Defensa de Estados Unidos, William Cohen, declaró su apoyo a un acuerdo que permitirá el retorno a este país de fuerzas militares estadounidenses para realizar ejercicios conjuntos y entrenamiento.
Paradójicamente, Estrada, quien se reunió el lunes con Cohen, votó en 1991 por el retiro de las dos bases militares que Washington mantenía en el país, pero ahora procura que el Senado ratifique el acuerdo.
El gobierno de ex presidente Fidel Ramos firmó este año con Estados Unidos el Acuerdo de las Fuerzas Visitantes (VFA), que Washington mantiene con numerosos países.
El tratado no fue ratificado aún por el Senado, debido a la división política existente al respecto y al temor de los activistas contra las bases militares que aseguran sería retroceder a la época de las desiguales relaciones del pasado.
Los militares estadounidenses abandonaron la Base Aérea Clark en 1992, poco después de que la erupción del volcán Pinatubo la cubriera con cenizas volcánicas, y luego dejaron la Base Naval Subic, ambas al norte de Manila.
No todos están conformes con la nueva alianza de seguridad que se está forjando entre Washington y Manila, sobre todo desde que Estrada confirmó su respaldo a la ratificación del VFA a la secretaria de Estado Madeleine Albright y a Cohen.
"Yo defendí la soberanía filipina en 1991. Ahora, como su presidente, tengo el derecho moral de defender la seguridad filipina. Estoy a favor del acuerdo porque estoy a favor de la seguridad de nuestro pueblo", declaró Estrada a Cohen, el lunes.
El partido de Estrada tiene la mayoría en el Senado, que debe ratificar el tratado por dos tercios de sus integrantes. Pero el presidente del Senado, Marcelo Fernán, señaló que la cámara no se apresurará a discutir el VFA.
Estrada tuvo que defenderse de las críticas por su cambio de actitud ante las bases militares extranjeras. El VFA fue criticado por organizaciones opuestas a la supuesta violación de la soberanía y que se mantenían inactivas desde el cierre de las bases.
"El acuerdo es ambiguo, desequilibrado, desigual y más oneroso para Filipinas. Derogaría los derechos del país como estado soberano", arguyó este martes el Philippine Daily Inquirer.
Obispos católicos iniciaron una campaña para conseguir 20 millones de firmas contra el VFA.
"Esperamos que el presidente escuche el clamor del público para descartar el VFA, que los obispos consideran desigual como (la relación) entre un amo y su sirviente", declaró Hernando Coronel, portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas.
El encuentro entre Estrada y Cohen representó la "venta absoluta" de los intereses filipinos, declaró la organización activista Bagong Alyansang Makabayan.
Estos argumentos son comunes en este país porque los vínculos militares con el exterior generan escepticismo desde que, hace 100 años, Estados Unidos sustituyó a España como potencia colonial.
Estados Unidos mantuvo bases navales y aéreas en Filipinas incluso después de que esta se independizó de Washington en 1945.
Algunos puntos del acuerdo que permitía las bases militares estadounidenses generaron la protesta de activistas de izquierda y otros opositores del gobierno. Las bases también recibieron el ataque armado de insurgentes comunistas.
Uno de los puntos conflictivos impedía que los uniformados estadounidenses fueran juzgados en cortes filipinas si cometían delitos en el país.
Los detractores del VFA expresan la misma preocupación ya que un artículo del acuerdo estipula que los delitos cometidos por efectivos estadounidenses son "actos oficiales" cuando sus comandantes militares expiden "certificados oficiales del deber".
Otros temen que aviones o barcos con capacidad nuclear ingresen al territorio filipino. La constitución impide la entrada y el tránsito de armas nucleares en el país y Estrada aseguró que Albright dijo que este tipo de naves no ingresarán a Filipinas.
Manila y Washington aseguran que Estados Unidos no pretende tener bases permanentes, sino el privilegio de ingresar y permanecer temporalmente en el país con fines de entrenamiento.
"No pretendemos establecer bases aquí, sino ampliar nuestra relación con Filipinas", dijo Cohen el lunes. A Estrada y el secretario de Defensa Orlando Mercado les gustaría "tener una relación más normal de la que tuvimos en los últimos siete u ocho años", agregó.
Con el VFA, Estados Unidos reanudará ejercicios de entrenamiento, y ayudará a modernizar y equipar a las fuerzas armadas filipinas en operaciones de desastre, explicó Cohen.
Tras el retiro de las bases estadounidenses, Washington cesó sus ejercicios militares con Filipinas. También se detuvieron el entrenamiento, los fondos para la asistencia militar y el acceso de Manila a equipos militares más económicos.
La asistencia no vendría mal. Este mes, Estrada anunció que la crisis económica obligó a retrasar el ambicioso programa de modernización de las fuerzas armadas. (FIN/IPS/tra-en/js/aq/ip/98