DESARROLLO: Indonesia impulsa cumbre Sur-Sur para 1999

Indonesia encabeza un esfuerzo de los países del Sur por celebrar el próximo año una gran conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los estados en desarrollo.

Una cumbre Sur-Sur coincidente con la Asamblea General del Milenio, en septiembre de 1999, ayudaría a reafirmar la solidaridad de los 132 países en desarrollo que conforman el Grupo de los 77 (G-77), según el gobierno de Indonesia.

"Esta cumbre será un punto de inflexión en la historia del Sur en desarrollo", predijo Makarim Wibisono, embajador de Indonesia ante la ONU y presidente del G-77.

El principal objetivo de la cumbre será definir lo que las naciones en desarrollo pueden hacer colectivamente para mejorar sus oportunidades de desarrollo, hacer frente a la deuda externa y a la caída de sus monedas.

La cumbre discutiría en forma específica la financiación para el desarrollo en el contexto de la crisis económica que afecta a Asia desde julio de 1997.

Como preámbulo del encuentro propuesto, Indonesia organizó una conferencia de expertos en desarrollo para discutir la agenda y la logística de una cumbre el próximo año. La reunión comenzó el lunes y terminó el martes en Jakarta.

El gobierno de Indonesia también organizará un segundo encuentro en Bali, a comienzos de diciembre, para discutir la cooperación económica regional y subregional.

Dada la continua reducción de la ayuda oficial para el desarrollo, los países pobres necesitan fortalecer sus vínculos económicos y comerciales, tanto entre ellos como entre organizaciones regionales del Sur, dijo Wibisono.

Las organizaciones que vinculan a países en desarrollo son la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, el Pacto Andino, el Consejo de Cooperación del Golfo, la Comunidad del Caribe, la Organización para la Cooperación Económica, el Mercado Común del Sur y la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional.

"Hay varios caminos para la cooperación regional que los países de Asia y otras regiones pueden explorar para aliviar la actual crisis y evitar otras futuras", dijo Wibisono a IPS.

Por ejemplo, señaló, los vínculos monetarios podrían ser mejor controlados mediante acuerdos regionales.

De acuerdo con cifras del Banco Mundial, los flujos de capital privado a naciones en desarrollo aumentaron de 46.000 millones de dólares a 256.000 millones entre 1990 y 1997.

"Desafortunadamente, durante el mismo período la ayuda oficial para el desarrollo continuó en disminución: de 56.000 millones a 44.000 millones de dólares", lamentó Wibisono.

La actual crisis de Asia, dijo, fue quizá la más seria de su tipo, tanto por su alcance como por sus efectos. "Por primera vez, una crisis originada en el Sur en desarrollo tuvo un impacto serio en mercados financieros del Norte", destacó.

Aún hay un considerable debate sobre las causas de la crisis, que devastó las economías de al menos tres países (Tailandia, Indonesia y Corea del Sur) y también afectó marginalmente a Malasia, Filipinas y Singapur.

"La explicación citada frecuentemente en la prensa internacional de que la crisis fue causada por una defectuosa conducción económica no es muy convincente", señaló el presidente del G-77.

"Después de todo, los países afectados por la crisis eran economías vibrantes y contribuyentes del milagro del sudeste asiático", destacó.

Los mayores logros de las naciones afectadas eran el crecimiento económico sostenido y la erradicación de la pobreza. "Culpar a esos países y declarar que sus bases económicas eran malas es ilógico", sostuvo Wibisono.

Así mismo, afirmó que la crisis del sudeste y el este de Asia puede atribuise a varios factores, y uno de ellos es el descontrolado movimiento internacional de capitales privados.

"La repentina pérdida de confianza que tuvo lugar indica la volatilidad de la situación, que tuvo graves consecuencias para los países receptores" de esos capitales, agregó Wibisono.

Los préstamos de emergencia organizados por el Fondo Monetario Internacional para los países asiáticos afectados por la crisis suman alrededor de 118.000 millones de dólares, y posiblemente aumentarán a 160.000 millones.

"Sin embargo, esos créditos fueron acompañados por duras condiciones, incluidas reformas económicas, financieras y empresariales que podrían enlentecer el crecimiento y agravar el sufrimiento de la gente", advirtió Wibisono. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/ml/dv/98

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