El gobierno de Alemania alertó que Pakistán recibe tecnología nuclear desde este país europeo, a pesar de una década de controles de exportaciones y sanciones anunciadas en junio tras las pruebas atómicas de Islamabad.
Alemania fue uno de los primeros países en imponer sanciones a India y Pakistán después que ambos rivales asiáticos condujeran pruebas nucleares subterráneas en mayo.
Mientras la Unión Europea hizo una declaración de protesta antes los experimentos nucleares pero no impuso sanciones, Alemania reaccionó con rapidez a mediados de mayo, congelando 60 millones de dólares en ayuda al desarrollo para India.
Sin embargo, los críticos destacan que la tecnología alemana jugó un papel importante en el desarrollo de las instalaciones nucleares de India y Pakistán.
Empresas alemanas podrían estar contribuyendo inadvertidamente con la carrera armamentista en Asia meridional, al transferir tecnología a empresas paquistaníes con conexiones con el programa nuclear de Islamabad.
El gobierno alemán envió una circular a industrias alemanas alertando contra negocios con unas 29 compañías paquistaníes que podrían tener relaciones con el programa nuclear del país.
Estas incluyen empresas en Emiratos Arabes Unidos y el Lejano Oriente, para comerciar productos químicos, instrumentos de precisión y otros equipos útiles para el esfuerzo nuclear de Pakistán.
Analistas afirman que, aunque el gobierno alemán no acusa a ninguna empresa en particular, busca cerrar brechas que podrían ser explotadas por Pakistán u otros países.
La facilidad con que compañías alemanas pudieron explotar esas brechas o violar la ley salió a la luz en un reciente caso judicial sobre la transferencia de uranio por un empresario alemán a Pakistán.
El mes pasado un empresario alemán, Ernst Piffl, fue sentenciado a tres años y nueve meses en prisión tras ser encontrado culpable de la exportación a Pakistán de componentes que podrían ser utilizados en la fabricación de armas nucleares, falsificando la declaración ante la aduana como "bolígrafos".
Una corte estatal en Stuttgart descubrió que, entre 1988 y 1993, Piffl exportó tubos de aluminio a Pakistán que pueden proteger a los usuarios de la radiación del uranio 235, usado para fabricar armas nucleares. Además, vendió otras partes y equipos de navegación a Pakistán.
Piffl utilizó varias empresas en triangulación para encubrir la venta de tubos a un alto científico paquistaní, Abdul Qadeer Khan. Además, entregó componentes a la agencia espacial paquistaní Suparco.
Varios otros casos de empresarios que violaron las restricciones al comercio con Islamabad aún deben presentarse ante las cortes alemanas, una indicación de que este país tiene una de las principales fuentes de tecnología para empresas vinculadas a la tecnología nuclear en Pakistán.
Según una investigación del parlamento alemán en 1990, India y Pakistán, junto a Argentina, Brasil y Sudáfrica se beneficiaron de los avances tecnológicos alemanes. El informe condujo al endurecimiento de las regulaciones a las exportaciones en ese año.
Pero, según un reciente informe del diario Frankfurter Rundschau, el ministerio de Ciencia e Industria de Alemania presionó para asegurar contratos a partir de un emprendimiento conjunto alemán-paquistaní en investigación nuclear.
En lugar de romper los contratos, el ministerio sólo buscó "continuar con mayor precaución", dijo el diario.
Alemania canceló sus contratos con la autoridad atómica paquistaní cuando inteligencia de Estados Unidos reveló acuerdos secretos de abastecimiento para el proyecto nuclear de Islamabad, a finales de la década de 1980.
Según informes parlamentarios, las transferencias de tecnología alemanas fueron detenidas. Pero incluso después que las leyes sobre las exportaciones fueran cambiadas, Pakistán pudo comprar una planta de manufacturas a una empresa alemana, CES Kaltoff, para procesar comubstible atómico.
Otra empresa alemana, Leybold Heraeus, brindó a Pakistán equipos de producción para enriquecer uranio. Según investigaciones, al menos cuatro exportaciones ilegales "se filtraron" a pesar de los controles.
En Alemania también se investiga sobre plutonio confiscado en Munich hace varios años, en el equipaje de un empresario.
El plutonio provenía de Rusia, pero el caso, aún no resuelto, es una indicación de cómo Alemania se convirtió en un punto importante para contrabandistas nucleares, aunque las cantidades confiscadas hasta ahora son demasiado pequeñas para construir una bomba. (FIN/IPS/tra-en/ys/js/lp/ip/98