El Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC) envió una notificación a todas las industrias consultándoles si están dispuestas o no a utilizar alimentos transgénicos en la composición de sus productos.
La iniciativa fue la primera actividad de una campaña nacional sobre calidad de los alimentos, lanzada por el Foro Nacional de Entidades Civiles de Defensa del Consumidor que se reunió en Sao Paulo en junio y al cual asistieron cerca de 40 organizaciones de todo el país.
En su notificación, IDEC denuncia que en Brasil se están introduciendo alimentos genéticamente modificados de forma ilegal, como en Río Grande del Sur con la soja RRS de la multinacional Monsanto, la que mediante ingeniería genética se hizo resistente a un herbicida fabricado por la propia Monsanto.
Esto significa que los agricultores podrán usar el herbicida ya que no afecta la soja de Monsanto, pero sí a los consumidores, quienes podrían sufrir consecuencias "gracias a los residuos del veneno que quedan en el alimento", según se señala en la edición de julio de Consumidor S.A., la revista de IDEC.
La publicación sostiene que tanto esas semillas de soja como el maíz BT, genéticamente modificado por la Novartis -otra gigante del ramo- ya están en Brasil, y ambas empresas solicitaron autorización para cultivarlas a escala comercial.
En el documento que IDEC envió a los industriales se les pregunta además cuáles son los productos que reciben soja en su composición y cuáles son las medidas que la empresa adoptará en caso de que Brasil importe soja transgénica desde Estados Unidos o Argentina.
El tema de los alimentos sometidos a procedimientos de ingeniería genética ocupó un importante espacio de análisis durante el IV Encuentro de las Entidades de Defensa del Consumidor realizado en Sao Paulo en junio, responsable de la creación del Foro Nacional citado. (FIN/Consumers International-IPS/98)