El artista plástico Francisco Zúñiga dejó al morir en México, país al que adoptó como propio hace más de 60 años, una herida abierta en Costa Rica, el país donde nació y al que abandonó resentido por la intolerancia y la incomprensión.
Más conocido como Paco Zúñiga, el artista dejó una gran herencia en esculturas, grabados y pinturas dispersas en diferentes museos del mundo.
Murió el domingo a los 85 años en Tlalpan, México, país al que llegó a mediados de la década del 30 y donde se quedó para siempre. En 1987 adoptó la nacionalidad mexicana, y borró así, con un nuevo pasaporte, el lazo con el país que le vio nacer.
El resentimiento de Zúñiga con Costa Rica se remonta a 1935, cuando participó en un concurso de escultura sobre el tema de la madre. El concurso fue declarado desierto, a pesar de que su maqueta era, sin duda, la mejor.
Su creación fue criticada con severidad y calificada con adjetivos que causaron profundas heridas en el artista, a quien se consideraba difícil de carácter.
Pero Zúñiga no se dejó vencer por los prejuicios de la época y realizó su obra para presentarla ese mismo año a la Primera Exposición de Arte Centroamericano, que se realizó en San José. Ganó el primer premio.
"Eso le produjo gran satisfacción, pero él quedó herido y con amargura hacia Costa Rica, de la cual se expresaba muy mal. Decía que ésta era una provincia, pobre de espíritu, y que, en cambio, México sí era un país", dijo a IPS el ex ministro de Cultura Guido Saenz, su amigo durante muchos años.
"Nunca pudo reconciliarse con el país", aseguró Saenz, quien hizo grandes esfuerzos por acercarlo a Costa Rica a través de, por ejemplo, la organización de exposiciones de obras suyas.
Independientemente de los prejuicios de los años 30, Zúñiga formó parte de la generación que cambió el concepto de arte en Costa Rica.
En 1928, encabezó, junto con otros miembros de su generación, un movimiento de vanguardia, aunque no agresivo, que buscaba alternativas artísticas a las tendencias académicas de la época.
La Madre presentaba una mujer de rasgos indígenas, fuerte, que mostraba, como en el resto de su obra posterior, el heroísmo de la población precolombina. Eso fue considerado un gran pecado en una época en la cual los modelos clásicos dominaban el arte.
Ese movimiento, denominado "La Nueva Sensibilidad", cambió de forma radical el panorama del arte costarricense. Pintores reconocidos en todo el mundo, como Fausto Pacheco, se lanzaron a pintar al aire libre, capturando, por primera vez, los bellos paisajes verdes de este país.
A Zúñiga, según Saenz, nunca le importó mucho el dinero, no hacía ostentación alguna y nunca aprendió a manejar, a pesar de que tenía vehículo. Sin embargo, llegó a ser rico porque sus obras se cotizan muy bien.
Dibujos originales se cotizaban hace tres años a entre 10.000 y 12.000 dólares. Una de sus esculturas puede valer no menos de 100.000 dólares.
Sus cenizas fueron lanzadas el lunes al aire en un pueblo mexicano, según su deseo. (FIN/IPS/mso/mj/cr/98