Las universidades de Corea del Sur perdieron más de 770.000 alumnos en dos semestres, a partir de la crisis económica que afecta a Asia, y la mayoría de las instituciones de educación terciaria están endeudadas y al borde de la quiebra.
Más y más estudiantes dejan su educación a un lado. Algunos ingresaron al ejército, y otros intentan ubicarse en el casi inexistente mercado de trabajo, en el que compiten con quienes lograron permanecer en la universidad.
Según el Ministerio de Educación, 409.836 universitarios o 27,7 por ciento de la población estudiantil suspendió sus cursos durante el semestre marzo-julio. Esto representa un aumento de 11 por ciento en relación a la cifra de 361.597 estudiantes del año pasado.
El Ministerio de Educación afirma que unas 141 universidades privadas con cursos de cuatro año tienen una deuda de 2.000 milones de dólares, mientras dos universidades debieron cerrar sus puertas.
La situación es más que preocupante para las universidades, las que, tras décadas de expansión, quedaron con enormes deudas. Ahora, la rápida caída de estudiantes las lleva a la bancarrota.
Hace un año atrás, las universidades recibían cientos de cartas de empresas solicitando estudiantes como empleados, pero ya no hay pedidos.
Expertos criticaron al gobierno por asignar sólo 0,13 por ciento del presupuesto para subsidios universitarios. El gobierno también redujo los fondos para la educación terciaria de 975 millones de dólares en 1997 a 811 millones este año.
El profesor de la Universidad de Según Monn Yong-Rin, dijo que "considerando la increíblemente dura situación que enfrentan estudiantes y universidades, el gobierno debe gastar al menso 0,25 por ciento del presupuesto en las universidades".
La situación es poco auspiciosa para las universidades y los estudiantes. Los expertos también destacan que una de las principales razones por las que los padres sudcoreanos hicieron un gran esfuerzo para enviar a sus hijos a las mejores universidades era asegurar que el título conduciría a una larga y próspera carrera.
Pero esa garantía ya no existe. A la vez, los presupuestos familiares se han encogido considerablemente, forzando a los estudiantes a arreglárselas como pueden para continuar sus estudios.
Este es el caso de Kim Young-Jin, quien permanece en el campus de la universidad aunque las vacaciones de verano ya comenzaron. Kim duerme en la oficina del club de estudiantes, subsiste con pan o comidas instantáneas y lava su ropa en el servicio higiénico del campus.
Pero el estudiante de 26 años no se dedica a un proyecto académico. Kim es simplemente uno entre muchos estudiantes que acampan fuera de sus universidades para aliviar la carga a sus familias, carentes de recursos para mantenerlos.
Kim tomó un empleo como guardia nocturno en un edificio cercano y planifica usar los 291 dólares que ganará para pagar la matrícula del próximo semestre.
Durante décadas, los estudiantes de Corea del Sur tuvieron asegurado el acceso a la educación universitaria, tras la cual seguía una vida decente y profesional. Pero la poderosa economía del país está en bancarrota, y los universitarios de hoy encuentran cada vez más difícil mantenerse estudiando. (FIN/IPS/tra-en/amy/cb/js/lp/ed if/98