Los militares de Congo intentan desactivar las minas terrestres colocadas en esta capital durante la guerra civil del año pasado, pero se trata de una tarea difícil para una fuerza mal equipada y sin experiencia en estas operaciones.
El retiro de las minas es mucho más lento que su colocación, durante los cinco meses de conflicto entre junio y octubre de 1997. Además, suelen producirse estallidos accidentales, como el que ocurrió a mediados de este mes en el campus de la Universidad Imperial.
Un testigo dijo que el estruendo se produjo cuando un fuego encendido en la zona llegó hasta el lugar donde estaba enterrado el aparato.
Al menos no hubo víctimas, como ocurrió un par de meses antes cuando una mina antipersonal estalló en Brazzaville matando a tres niños, lo cual dio lugar a una estrategia oficial para desactivarlas.
"Los residentes del barrio de Mikalou nunca olvidaremos el día en que murieron esos niños", dijo Joseph Essali, cuyo hijo de 12 años perdió las dos piernas como consecuencia de la explosión.
"Los niños estaban jugando al fútbol en un terreno y, justo al anochecer, la pelota fue a dar en una zona de pastizales. Cuando la buscaban, uno de ellos descubrió un objeto verde y pensó que era un juguete. Fue entonces cuando se produjo la tragedia", recordó Essali.
Las minas fueron colocadas por las fuerzas que combatieron en la guerra civil entre el actual presidente de Congo, Denis Sassou Nguesso, y el entonces gobernante Pascal Lissouba.
La guerra causó más de 10.000 muertes y destruyó la mayor parte de la capital. Terminó en octubre con la salida de Lissouba, pero no por ello los habitantes de Brazzaville dejaron de ser víctimas del armamento utilizado por los soldados.
En un incidente en el vecindario de Poto-Poto, tres jóvenes perdieron las piernas cuando trataban de desmantelar una granada que habían encontrado. Pretendían utilizar el metal para fabricar joyas.
Las áreas más peligrosas son aquellas que eran consideradas estratégicas en la guerra. La planta de electricidad y los alrededores del aeropuerto, oficinas de servicios públicos o blancos de importancia económica fueron minados.
Además, numerosas bombas lanzadas desde helicópteros no explotaron nunca, y ahora son letales.
A comienzos de agosto, los ingenieros del ejército comenzaron a limpiar los alrededores del aeropuerto de Maya Maya para sacar las minas antitanque. La maniobra provocó estruendosas detonaciones que estremecieron a Brazzaville y obligaron a las autoridades a difundir mensajes para calmar a la población.
Toda la zona que rodea al aeropuerto está cercada para evitar el ingreso de civiles hasta completar la limpieza de las minas.
Un oficial de la unidad de ingeniería del ejército comentó que la operación de limpieza comenzó en octubre de 1997 apenas terminó la guerra, y en un principio se concentró en los edificios de gobierno.
"Los militares franceses nos ayudaron a realizar esta operación con rapidez, para completarla antes de que los funcionarios retornaran a sus puestos", informó la fuente.
En el caso del aeropuerto, las minas fueron colocadas para detener el avance de los rebeldes hacia un punto considerado de máximo valor estratégico, y aunque todos los días hay operaciones de limpieza, el proceso aún no concluye y es imposible determinar cuántos artefactos están enterrados en la zona.
Otro factor que conspira contra el proyecto es la falta de experiencia. "El ejército no tiene efectivos capacitados para esta tarea", admitió el coronel Leonce Kabi, director del cuerpo de ingenieros.
"El retiro de minas es delicado y peligroso", dijo el oficial. "Se necesitan dos técnicos, uno para detectar el metal y otro para escarbar la tierra con una vara, pero como tenemos poco personal nos vemos obligados a utilizar reclutas, lo cual aumenta su riesgo".
Kabi pidió a los habitantes de Brazzaville que informen a las autoridades cuando descubran la presencia de artefactos sin explotar, una medida esencial para disminuir los accidentes. Y se reciben 20 llamadas por semana.
Pero el jefe del cuerpo de ingenieros sugirió que algunas personas incluso conservan este tipo de explosivos cuando los descubren y los guardan como recuerdo.
Mientras tanto, Congo aún no firma la Convención de Ottawa contra el uso, almacenamiento, producción y transporte de minas antipersonales. El documento suscripto en septiembre de 1997 requiere que cada Estado signatario destruya su arsenal de minas. (FIN/IPS/tra-en/lm/nrn/kb/lc-ml/ip/98