CHINA: Nueva guerra del opio

China, que perdió contra el Imperio Británico la guerra contra la importación de opio el siglo pasado, emprende ahora otra batalla contra las drogas ilícitas, entre las que también en este siglo predomina el opio, junto con la heroína.

El presidente Jiang Zemin ordenó la "erradicación" del narcotráfico y del abuso des drogas, que pueden poner en peligro el futuro de este país asiático que, con unos 1.200 millones de habitantes, es el más poblado del mundo.

Nadie cree que esa guerra se gane con facilidad, pero el gobierno lanzó una importante ofensiva para eliminar lo que considera uno de sus principales enemigos, ofensiva en la cual la cooperación internacional tiene un gran papel.

El problema de las drogas se agravó a principios de los años 80, cuando este país se abrió al resto del mundo, aseguran funcionarios. Los narcotraficantes ingresaron por la frontera del sudeste, contigua a uno de los lados del Triángulo Dorado, zona de triple frontera de Birmania, Laos y Tailandia.

La producción anual de narcóticos en esa zona supera las 2.500 toneladas. Las fábricas procesan cocaína, además de los derivados tradicionales del opio.

Drogas de Afganistán, Turquía y Pakistán, en la zona de Asia central conocida como Media Luna Dorada, también ingresaron a China a medida que prosperó el comercio fronterizo.

Beijing adoptó en la última década diversas normas y leyes contra las drogas. El año pasado, el Congreso Nacional del Pueblo, el parlamento chino, endureció el castigo al tráfico, venta y manufactura de estupefacientes.

El Ministerio de Seguridad Pública informó que más de 540.000 personas están "registradas" como adictas y que 85 por ciento son menores de 35 años.

Desde 1991, el gobierno creó 780 centros de rehabilitación obligatorios y existen hospitales con instalaciones para el tratamiento de la drogadicción. Al menos 270.000 personas recibieron tratamiento contra la adicción.

Pero los funcionarios reconocen que lleva al menos tres años completar la rehabilitación y que pocos pacientes tienen la fuerza de voluntad para continuar con el proceso.

El abuso se registra en 1.920 de los condados del país, 70 por ciento del total. El opio y la heroína son las sustancias preferidas por los consumidores chinos, pero en algunas regiones también aumentó el abuso de la marihuana y varias drogas psicotrópicas.

El gobierno considera que el abuso de las drogas no sólo destruye la dignidad de un pueblo sino que también causa un incremento de la delincuencia. El consumo de drogas inyectables también contribuye a extender el virus de inmunodeficiencia humana, que causa el sida.

En Yunnan, Xinjiang, Guangxi, Sichuan y Guangdong, zonas de gran consumo de drogas, existe una alta incidencia del virus.

Para hacer frente al ingreso de las drogas por los múltiples fuentes, los organismos de defensa de la frontera incrementaron su control sobre los viajeros y la importación de productos.

En el primer semestre del año, la aduana descubrió 65 casos de narcotráfico y requisó 304 kilogramos de droga, 32 toneladas de ingredientes químicos para su producción y más de 90.000 dosis de psicotrópicos, una cantidad 24,6 por ciento superior al mismo período de 1997.

El gobierno también agregó más de 10.000 efectivos a las fuerzas antinarcóticos de la policía.

Beijing asegura que los centros del narcotráfico chino se convirtieron en bases de industrias clandestinas de drogas. Con la ayuda de traficantes extranjeros, los delincuentes chinos lograron producir ice y éxtasis.

En 1996, las policías de las provincias de Guangdong y Yunnan y de la ciudad de Hong Kong descubrieron una organización internacional de narcotráfico, capturaron a 40 sospechosos y requisaron 598 kilogramos de heroína, 3,27 millones de yenes, 310.000 dólares y 17 vehículos.

El primer ministro Zhu Rongji reiteró en junio la posición del gobierno contra las drogas y prometió aplicar el castigo más severo a los narcotraficantes.

El gobierno está constantemente ideando nuevas maneras de combatir el consumo de narcóticos. El Ministerio de Seguridad Pública organizó recientemente una "exposición del horror" en el museo militar de Beijing, con fotografías desagradables y películas sobre drogadictos demacrados y enfermos, que recibió a 20.000 visitantes por día.

China fue uno de los primeros signatarios de la Convención de las Naciones Unidas para Suprimir el Tráfico Ilícito de Narcóticos y Sustancias Psicotrópicas, de 1988.

Beijing también participó en las gestiones regionales para destruir el principal centro del narcotráfico del sudeste de Asia situado en el Triángulo Dorado.

Camboya, China, Laos, Tailandia, Vietnam y el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas celebraron una reunión ministerial en mayo de 1995.

China y Rusia llegaron a un acuerdo de cooperación en abril de 1996 para detener el narcotráfico. Ese año, Beijing firmó acuerdos de control del tráfico de drogas con India y Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/cf/cb/js/aq-mj/ip/98

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