Los asesinatos cometidos por delincuentes comunes son una de las principales causas de muerte en Camboya, en momentos en que el país ha logrado cierta estabilidad política.
Hasta hace poco, las causas más frecuentes de muerte violenta en Camboya eran las minas antipersonales y el fuego cruzado de las facciones en guerra.
Eso ha cambiado. En estos días, un visitante arriesga su vida simplemente saliendo de un hotel en Phnom Penh por la noche y vistiendo sus mejores ropas.
Décadas de guerra civil han permitido un fácil acceso a las armas, y el caótico estado de la economía en Camboya parece generar motivos para cometer crímenes.
La mayoría de los delincuentes son adolescentes, algunos procedentes de familias ricas, y los analistas advierten que el costo en vidas humanas podría multiplicarse si el problema no es atendido pronto.
Solo en julio hubo en Phnom Penh 75 casos de asalto, secuestro y robo, que resultaron en 69 muertes. La policía dice que esta cifra es más baja de lo normal, debido a las medidas de seguridad adoptadas por las elecciones generales del 26 de julio.
"Antes de la campaña, la criminalidad era más alta, pero nadie le prestaba atención", observó Hok Lundy, jefe nacional de Policía.
Lundy está orgulloso del trabajo de la policía durante la campaña electoral, pero admite que en tiempos normales la criminalidad está fuera de control.
Los asesinatos, sin contar los que tuvieron motivación política, fueron 700 el año pasado en la capital y 2.100 en todo el país, según los registros oficiales.
En cuanto a los robos, las motocicletas y los autos son los objetivos más comunes en las ciudades y el ganado y las herramientas de labranza en las áreas rurales.
Muchos camboyanos piensan que el problema de la criminalidad es tan grave como la violencia política, y tal vez sea aun más peligroso para el ciudadano común.
"Mientras el mundo concentra su atención en la situación de los derechos humanos y la coyuntura política en Camboya, la violencia común avanza en silencio pero con firmeza, convirtiéndose en una de las causas de muerte más importantes del país", opinó el periodista Mouen Chhean Nariddh.
Muchos coinciden en que la desesperación de los pobres contribuye al aumento La "envidia del d»lar" es una de las grandes causas del aumento de la violencia, afirman.
En Phnom Penh, la participación de la juventud en el crimen se percibe en la creciente cantidad de pandillas. En 1997, se identificaron 76 "bon thom" o bandas de adolescentes de unos 450 jóvenes eb titak.
Algunas bandas son relativamente inofensivas, pero la mayoría ya cometió delitos graves y no duda en matar, según funcionarios.
"Estos jóvenes son la generación perdida de Camboya. No tienen modelos, excepto los mafiosos que ven en televisión", opinó un psiquiatra en Phnom Penh para quien la guerra civil y la dictadura del Jemer Rojo en los años 70 quebraron los lazos familiares y dejaron una juventud desarraigada.
"Se ha vuelto imposible para los camboyanos mayores aconsejar a los jóvenes, que reaccionan preguntándoles 'qué estabas haciendo tú cuando los aviones estadounidenses nos bombardeaban, cuando el Jemer Rojo mató a más de un millón de personas y cuando los vietnamitas nos invadieron"', comentó el psiquiatra.
La mayoría de la población de Camboya es joven. Casi la mitad tiene menos de 19 años. Treinta por ciento tienen entre 9 y 14 años. Gran parte de los niños y jóvenes trabajan por salarios bajos, ya sea en granjas familiares o en empresas privadas en las ciudades.
"En Camboya hay una gran cantidad de divorcios y familias divididas. A menudo, los niños son las principales víctimas de este fenómeno", afirmó Leonard De Vos, representante en el país del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Gran cantidad de menores de edad de las áreas rurales huyen de sus casas escapando de la violencia doméstica y terminan siendo explotados en las ciudades. A veces, las pandillas callejeras los someten a violación.
Muchos de estos jóvenes acaban dedicándose a la delincuencia para sobrevivir, explicó De Vos.
Como respuesta de corto plazo a la criminalidad, surgieron iniciativas de control de las armas de fuego, que están presentes en casi todos los hogares.
De acuerdo con Alianza para la Paz, una organización no gubernamental basada en Phnom Penh, hay un gran apoyo a la entrega voluntaria de armas. Si se cuenta con estabilidad política, esta podría ser una solución, afirman.
Sin embargo, muchos analistas creen que solo puede haber una reducción de la delincuencia con un aumento de las oportunidades de generar un ingreso por medios legales, una tarea que quedará en manos del nuevo gobierno. (FIN/IPS/tra-en/ss/di-mj/ip hd/98