BRASIL: Adolescentes ya responden por 900.000 partos al año

Niñas y adolescentes de hasta 19 años dieron a luz unos 900.000 bebés nacidos en Brasil el año pasado, cifra que representa 26,5 por ciento del total de nacimientos y un índice que duplica al de Estados Unidos.

Las niñas de 10 a 14 años respondieron por 1,23 por ciento de los partos y las adolescentes por 25,27 por ciento, según estadísticas de 1997 del Ministerio de Salud, divulgadas en un seminario sobre embarazo en la adolescencia que tuvo lugar esta semana en Río de Janeiro.

La fertilidad en Brasil registró una marcada disminución desde los años 70, pero la población femenina de 10 a 19 años constituye una excepción a esta tendencia general.

El número de nacimientos ocurridos en la red pública de hospitales y puestos de salud cayó de 2,9 millones en 1993 a 2,7 millones el año pasado, pero la participación de niñas y adolescentes subió de 22,3 a 26,5 por ciento en el mismo período.

Esas cifras son del Sistema Unico de Salud, del sector público, que responde por 80 por ciento de los nacimientos del país.

El embarazo precoz se concentra en las regiones más pobres del país y en las capas de menor escolaridad. Alcanza 54 por ciento de las jóvenes analfabetas, baja a 29 por ciento entre las que asistieron a la escuela por tres años y a sólo cuatro por ciento en las que tienen nueve años o más de escolaridad.

Por esa razón, el Ministerio de Salud decidió impulsar una campaña preventiva, creando grupos informales de información y debates sobre el tema en las regiones Norte, Nordeste y Centro- Oeste de Brasil, anunció la experta Ana Sudaria.

En algunos estados de poca población y urbanización, como Amazonas, en el norte, los partos de adolescentes alcanzaron 32 por ciento del total.

El seminario de Río de Janeiro, promovido por el Ministerio y organizaciones no gubernamentales (ONG) de salud reproductiva, busca sugerir acciones públicas de prevención del embarazo precoz.

Este es un problema mundial que acompaña una actividad sexual cada día más temprana en todas partes. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que en el mundo nacen cada año 15 millones de niños cuyas madres son adolescentes.

El embarazo prematuro es causa creciente de mortalidad infantil, abortos clandestinos y propagación de enfermedades de transmisión sexual, como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Brasil, República Dominicana y Guatemala son los países latinoamericanos que lideran la iniciación sexual precoz de las niñas sin uso de anticonceptivos, según el informe de Unicef de este año.

Entre las jóvenes brasileñas de hasta 19 años, 71 de cada 1.000 ya tuvo su primer embarazo.

Por lo menos 60 por ciento de los hijos de adolescentes en el mundo son producto de embarazos no deseados, según la ONG estadounidense Instituto Alam Guttmacher, que estudió el fenómeno en 53 países que concentran 75 por ciento de la población mundial.

Los gobiernos poco hicieron en favor de una mejor salud reproductiva pese a su reconocimiento como un derecho de las mujeres en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo, realizada en El Cairo en 1994, denunció la ONG.

En América Latina, donde seis de cada 10 mujeres se inician sexualmente antes de los 20 años de edad, solamente 30 a 50 por ciento de las adolescentes usan anticonceptivos con regularidad, según el estudio.

Los embarazos precoces tienen relación directa con la tasa de fertilidad. En los países en desarrollo de Africa, Asia y América Latina, las mujeres que tienen su primer parto antes de los 18 años tienen un promedio de siete hijos en su vida, el doble de las que procrean a partir de los 25 años, señaló el Instituto.

Pero esa es una cuestión "más social que de salud", sostuvo el brasileño Marcelo Medeiros en el seminario de Río de Janeiro, basado en una investigación que verificó en Brasil 10 veces más partos entre las adolescentes pobres que entre las más ricas.

Tener hijos tempranamente es natural entre los indígenas o la población rural, mientras las jóvenes urbanas, ricas o de capas medias lo evitan para no afectar sus estudios o la posibilidad de empleo, argumentó el sociólogo. (FIN/IPS/mo/ml/pr/98

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