El mundo avanza rumbo a 1929 en lugar de dirigirse al siglo XXI, sostuvo el maestro de la economía política en Brasil, Celso Furtado, tras a la caída general de las bolsas de América Latina.
La propagación de la crisis, que culminó con un pánico generalizado el jueves, "dejó claro que la recesión es inevitable", sentenció el economista. Un posible efecto positivo, agregó, es "la revisión del tipo de desarrollo imperante, una corrección de rumbos".
Furtado lamentó la repetición de los errores cometidos por países emergentes, como los latinoamericanos, que "se sobreendeudaron en procura de aprovechar las facilidades de crédito externo". Brasil aumentó mucho su deuda externa "sin crecer" satisfactoriamente, observó.
Otro ex ministro de Planificación brasileño, Joao Paulo dos Reis Velloso, discrepa con esa conclusión, aunque reconoce que "la crisis es mundial", por el lado "financiero, de cambio y mercado de capitales".
"Por ahora, la mayor economía del mundo sigue en buena forma. En 1929, en cambio, fue la crisis en Estados Unidos la que arrastró al mundo" a la recesión, argumentó, admitiendo una desaceleración, incluso como medida de prudencia.
La situación exige "un mecanismo de cooperación para armonizar la actuación del G-7 (grupo de países más ricos) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)", para poner en marcha soluciones globales, y no "caso a caso" como ocurre ahora, sostuvo Reis Velloso.
La reunión con América Latina, convocada por el FMI para la próxima semana, es una iniciativa importante, evaluó.
En su opinión, los países latinoamericanos revelaron "capacidad política para hacer lo que es necesario", destacándose como la región que más avanzó en reformas de modernización económica y social.
Asia, "incluyendo Japón", tiene, por el contrario, un "sistema político que hace menos que lo necesario", prolongando la crisis, acotó.
La espiral de las crisis, que crecen en intensidad y que de locales pasaron a regionales y ahora a mundiales, dio lugar a cierto alivio el viernes, por lo menos en América Latina, a pesar de una nueva cada de las bolsas en Asia, en especial la de Japón, y Europa.
Pasado el vértigo, se trata de examinar heridas, diagnosticar problemas y pensar salidas. Las bolsas brasileñas acumularon pérdidas de 40 por ciento este mes, lo que representa más de 100.000 millones de dólares en el valor patrimonial de las empresas que tienen acciones negociadas.
En Santiago de Chile el daño en lo que va del año supera los 15.000 millones de dólares para las 40 compañías que constituyen el índice selectivo de la Bolsa.
El índice de la Bolsa de Caracas está hoy a menos de un tercio del nivel sin precedentes de 1997. Son más de 8.000 millones de dólares que se disiparon, por lo menos temporalmente.
La población sufrirá los efectos crecientes de la crisis, como el agravamiento del desempleo, por caída de los precios de exportación del petróleo, cobre y productos agrícolas, y por la escasez y mayor costo de recursos financieros externos.
Brasil, que se estima perdió 9.000 millones de dólares este mes en reservas, libró de impuesto a los préstamos convertidos en inversiones directas y a los fondos de renta fija. El Banco Central ya había autorizado el lunes pasado una reducción de plazos y mayor flexibilidad para captación de recursos externos.
Las monedas de Chile, México y Venezuela sufrieron grandes devaluaciones. El gobierno mexicano impuso restricciones al circulante. Todo apunta al aumento de los intereses internos, que produce recesión y desempleo.
El mundo está entrando en la segunda fase de la crisis financiera, "la peor parte del ciclo", evaluó Hernán Cortés, asesor internacional del Ministerio de Hacienda chileno.
Vienen la reducción del crecimiento y el aumento de la inflación, del desempleo y "el descontento de la ciudadanía que provocará nuevas presiones políticas", explicó. (FIN/IPS/mo/mj/if/98