El gobierno de Uruguay rechazó la injerencia de Cuba en sus asuntos internos luego que el embajador de ese país reivindicó como un "honor" haber entrenado a guerrilleros uruguayos en los años 60 y 70.
"No estamos dispuestos a aceptar ninguna injerencia de Cuba en los asuntos internos del Uruguay, como tampoco Uruguay interviene en los asuntos internos cubanos", dijo el canciller uruguayo Didier Opertti.
El embajador de Cuba, Manuel Aguilera, acudió el martes pasado a la Cancillería convocado por Opertti. El diplomático cubano se limitó más tarde a calificar la reunión de más de una hora de "conversación en términos muy cordiales que se corresponde con el nivel de las relaciones entre los países".
La reacción uruguaya se originó en una circular de la embajada de Cuba distribuida la semana pasada en la cual el embajador Manuel Aguilera sostuvo que el entrenamiento brindado por su país a guerrilleros de otras naciones de América Latina "fue una especie de declaración de principios".
Cuba entrenó a "revolucionarios uruguayos cuando los jóvenes de ese país estaban siendo desaparecidos, torturados, asesinados. Nunca hemos negado nuestro apoyo al movimiento revolucionario y no se trata de una confesión sino de algo que se proclama con honor", dijo Aguilera.
"No queremos instructores, no queremos guerrillas, no queremos nadie que habla del uso de la fuerza", replicó Opertti.
El punto de partida de la crisis diplomática entre Uruguay y Cuba fueron las expresiones del presidente de Cuba, Fidel Castro, el 3 de julio, durante una reunión de economistas de América Latina y el Caribe, en La Habana.
"En el único lugar donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto (de América Latina), sin excepción, lo intentamos", dijo Casto, que acompañó sus palabras con un "adiós a las armas".
Esa misma semana, en Uruguay, Mauricio Rosencof, ex guerrillero del Movimiento de Libración Nacional-Tupamaros (MLN-T), admitió que él y otros guerrilleros recibieron entrenamiento a partir de 1961.
Rosencof dijo que los entrenamientos duraban entre 20 días y un mes y que durante el gobierno de Salvador Allende en Chile se inició "un tráfico muy regular hacia Cuba".
Para Opertti, revindicar el "honor" de haber instruido a los guerrilleros es un gesto fuera de lugar, especialmente porque ese entrenamiento se desarrolló en un período en que Uruguay gozaba de democracia.
La primera acción del MLN-T fue realizada en 1962. El régimen militar de Uruguay comenzó en junio de 1973 y finalizó en 1985, y estuvo precedido en 1972 por una declaración de estado de guerra interno.
También el ex secretario general del Partido Comunista del Uruguay, Jaime Pérez, dijo que el extinto líder de ese partido, Rodney Arismendi, había acordado en 1965 con las autoridades cubanas respaldar un movimiento armado en el centro de América del Sur bajo las órdenes de Ernesto "Che" Guevara.
"En ese sentido 20 compañeros hicieron un entrenamiento de preparación" en Cuba durante seis meses, pero cuando estaban prontos para pasar a la acción, Guevara cayó en Bolivia y volvieron a Uruguay, dijo Pérez a la revista Búsqueda.
La erosión diplomática en las relaciones entre Uruguay y Cuba coincidió con un debate que se desarrolla en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) para analizar la aspiración del gobierno de Castro de ingresar al organismo.
Poco antes de las declaraciones de Castro en La Habana, la Aladi, que tiene su sede en Montevideo, había allanado el ingreso de Cuba, situación que considera un grupo especial de trabajo que preside el embajador de Chile ante la organización, Augusto Bermúdez.
A comienzos de julio, una delegación de Cuba informó a ese grupo sobre los mecanismos de importación y exportación del país caribeño y su relación con los ingresos fiscales, los impuestos, tasas y otros gravámenes aplicables a los bienes importados.
La solicitud de ingreso a la Aladi había sido planteada por Aguilera el 22 de abril, quien pidió la incorporación plena "a este equipo campeón de la integración para marchar todos juntos, hombro con hombro, hacia la meta común que reclaman nuestros pueblos".
La Aladi está integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Cuba interviene como observador desde 1986.
Al ser consultado Bermúdez por IPS sobre los efectos que las expresiones de Aguilera pueden tener en la admisión de Cuba a la Aladi, dijo preferir "no opinar sobre un diferendo entre dos naciones al que Chile es ajeno".
Sin embargo, el diplomático señaló que el ingreso de Cuba a la Aladi sólo podrá considerarse "cuando esté firmado" y si no existe oposición de ninguno de los once miembros. (FIN/IPS/rr/mj/ip/98