La Corporación Andina de Fomento (CAF) otorgó a Brasil un préstamo de 55 millones de dólares para la interconexión eléctrica de su norteño estado de Roraima con el sistema Guri, en Venezuela.
El proyecto ha sido cuestionado en Venezuela por la Federación Indígena del sudoriental estado de Bolívar, por considerar que el tendido de líneas viola derechos ancestrales de comunidades indígenas sobre sus tierras, a las que cruza con un trazado que no les fue consultado.
La interconexión busca llevar excedentes de electricidad de la represa de Guri, en el bajo río Caroní, a unos 650 kilómetros al sudeste de Caracas y con capacidad instalada para 10.000 Megavatios, hasta el extremo norte de Brasil, deficitario de energía.
Además de los gobiernos, la CAF y el Banco Interamericano de Desarrollo se han involucrado en los proyectos de integración física entre Venezuela y Brasil, como la interconexión en marcha y la carretera brasileña BR-174, que empalma con la que une Caracas con la frontera entre los dos países.
La CAF, fundada hace 26 años, es el brazo financiero de la Comunidad Andina y canaliza más de 2.000 millones de dólares anuales a los cinco países miembros (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) para financiar proyectos de desarrollo.
Brasil se unió en noviembre de 1995 a los países de fuera de la Comunidad Andina que son socios de la CAF (México, Chile, Jamaica, y Trinidad y Tobago), con un aporte de 25 millones de dólares, y ha recibido financiamiento por más de 350 millones.
Además del proyecto de interconexión eléctrica, Brasil recibió financiamiento para la carretera BR-174 (86 millones de dólares) y la construcción del gasoducto Bolivia-Brasil (215 millones).
El presidente de la CAF, el boliviano Enrique García, dijo al anunciar el préstamo el martes pasado que el proyecto "reviste importancia continental, pues puede ser punto de partida para otras interconexiones en América Latina".
Colombia, México y Venezuela proyectan interconexiones con tendidos que abarcarían el istmo centroamericano. Venezuela ya suministra electricidad a regiones fronterizas colombianas.
Venezuela, dijo García, se beneficiará no sólo con la venta de excedente de energía eléctrica, sino con el desarrollo fronterizo asociado al flujo industrial y comercial entre los dos países.
Para Brasil, recordó García, el beneficio es claro porque atenderá carencias del fluido en su apartado norte y "mitigará el aislamiento y la desarticulación física que afectan el comercio y la actividad productiva" en áreas de frontera.
El tramo financiado por la CAF es de 211 kilómetros de longitud y contendrá líneas de transmisión a 230 kilovoltios.
El convenio fue suscrito por García con responsables de la unidad ejecutora del proyecto, Centrais Elétricas Brasileiras (Eletrobras), en presencia del embajador brasileño Clodoaldo Hugueney y el ministro venezolano de Fronteras, Pompeyo Márquez.
Márquez afirmó que el proyecto se inscribe dentro del venezolano Programa de Desarrollo Sustentable del Sur, y como ejemplo de su "impacto ambiental mínimo" destacó que el tendido de la interconexión será vecino y paralelo a la carretera BR-174.
En el caso de Venezuela, la federación indígena local sostuvo que los tendidos se cruzan por sus zonas de cultivos, pero tras esa queja está el temor de que avancen desarrollos agrícolas o comerciales que afecten su hábitat.
La semana pasada, más de 800 indígenas bloquearon durante dos días la carretera del sudeste que conduce a Brasil para protestar contra la interconexión eléctrica y por los planes estatales para abrir a la explotación minera y maderera una reserva forestal.
La protesta se levantó bajo la promesa de que los dirigentes de las comunidades indígenas kariña, pemón y akawaio se reunirán con autoridades nacionales para una negociación de las áreas que serán preservadas del uso por el proyecto de interconexión, indicaron líderes indígenas. (FIN/IPS/jz/ag/ip-if/98