Ciento doce refugiados que vivían en México desde los años 80, cuando la violencia los obligó a huir, regresaron esta semana a Guatemala, en lo que fue considerado el último retorno masivo organizado.
Mirna Ramírez, de la gubernamental Comisión Especial de Atención a Repatriados (CEAR), informó a IPS que las 33 familias ingresaron a Guatemala por el paso fronterizo de La Mesilla, en el noroccidental departamento de Huehuetenango.
Las familias que regresaron a su patria el domingo 16, después de años de exilio, fueron recibidas por funcionarios de CEAR, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de las Comisiones Permanentes de Refugiados Guatemaltecos en México (CCPP), que les dieron la bienvenida.
Desde que comenzaron los retornos masivos de refugiados en 1986, al instalarse el primer gobierno democrático luego de 32 años de dictaduras militares, hasta hoy, han regresado alrededor de 39.000 personas que forman 8.732 familias, informó Ramírez.
Para atender a estos grupos, el gobierno compró 33 fincas, a un costo aproximado de 30 millones de dólares.
Sin embargo, Rigoberta Menchú, líder indígena y Premio Nobel de la Paz, aseguró que aunque oficialmente se habla de 39.000 retornados, ella considera que son alrededor de 75.000 los que ya regresaron.
Menchú agregó que todavía quedan en México alrededor de 25.000 personas, las que tendrán que decidir entre regresar en Guatemala o aceptar la residencia permanente en el vecino país.
La activista, que desde la Fundación que lleva su nombre procura facilitar el retorno, dijo que las autoridades y organizaciones que participaron en el retorno de los refugiados consideran es que "el éxito alcanzado hace a este proceso único en el mundo".
Menchú agregó que "en ningún otro país se ha concluido un proceso tan sano como el nuestro, que es un ejemplo para todo el mundo".
"Alabo el tratamiento que dieron los representantes de los refugiados y las autoridades guatemaltecas durante las negociaciones, sin olvidar el apoyo de los hermanos mexicanos", dijo la líder indígena.
Sin embargo, consideró que hay situaciones de precariedad por resolver entre los retornados y que, hasta la fecha, apenas se está iniciando el reasentamiento de esa población, por lo que solicitó al gobierno y a los organismos de cooperación internacional que no se olviden de esas familias.
Agregó que las autoridades mexicanas ya comenzaron a distribuir la documentación que deberán llenar los exiliados guatemaltecos que decidan quedarse en ese país, con la cual podrán transitar por todo el territorio y solicitar empleo en cualquier lugar.
Según datos oficiales, en México se quedarán alrededor de 25.000 guatemaltecos, 12.000 en el conflictivo estado de Chiapas y 13.000 en Campeche y Quintana Roo.
Carlos Bojio, director de ACNUR, indicó que aunque ya no se harán retornos masivos, en los próximos tres meses podrían regresar a Guatemala otras 1.000 personas.
Los retornados fueron trasladados este lunes a la finca San Rafael Cacaotal, en el sureño departamento de Escuintla, donde se les asignaron 270 hectáreas de tierra.
Por su parte, Hermitaneo Monzón, dirigente de las CCPP, dijo a IPS que si bien terminaron con éxito la etapa de traslado, aún les queda por realizar lo más difícil, que es la reinserción.
"Hay que trabajar para lograr el desarrollo. Falta muchísimo en materia de vivienda, salud, educación, agua potable, vías de acceso y tantos problemas más", señaló.
Monzón elogió a México, que les proporcionó más de 15 años de refugio y donde los exiliados recibieron un buen trato.
El dirigente coincidió con Menchú en que el proceso de retorno fue exitoso porque las organizaciones de refugiados negociaron los acuerdos y todos retornaron con tierras.
Genaro Chicay y su esposa Olga dijeron estar contentos de regresar a su patria, pero tristes porque ahora la familia se ha dividido, ya que sus padres decidieron quedarse en México, así como una de sus hijas de 17 años.
Es que los refugiados, después de largos años de exilio, siempre vivirán entre la esperanza y la nostalgia y seguramente sus sufrimientos no habrán concluído, ya que su país natal aunque ya no se encuentra en guerra, arrastra terribles secuelas de pobreza y violencia. (FIN/IPS/cz/mj/hd pr/98