La carrera por acaparar audiencia para las telenovelas en México abrió una polémica entre los que se inclinan por un cambio en el perfil de sus historias y los partidarios de conservar el género tal como surgió hace cuatro décadas.
Los días en que la telenovela se limitada a reproducir la clásica historia de la empleada doméstica enamorada de su patrón van quedando atrás. Hoy ganan terreno tanto los dramas de sacerdotes enamorados y enfermos de sida como los asesinatos políticos y de narcotraficantes, de los que se ocupa la prensa.
Pero este fenómeno, que se hizo notorio hace cinco años con la incursión de la empresa privada TV Azteca en el campo de las telenovelas, es criticado por los que se resisten al cambio y creen que deben conservarse sus raíces.
"Desde que el hombre es hombre siempre se ha enamorado y esto nunca pasará de moda. En cualquier historia debe haber amor, por eso es importante que la telenovela siga involucrando a la gente en el amor, ya sea por un ideal, una pasión o una profesión", afirmó el productor Carlos Sotomayor.
Esta opinión la compartió el productor Salvador Mejía, vinculado al consorcio Televisa, al indicar que el público quiere divertirse y ver cosas que no atenten contra su familia.
"Hemos intentado hacer algo no habitual, pero nos hemos dado cuenta que la novela romántica es la que predomina, subrayó Mejía.
Otra corriente se inclina por llevar a las pantallas la realidad cotidiana y pugna por una evolución en la telenovela, acorde con el desarrollo de la sociedad mexicana.
"El país está cambiando y demanda una televisión distinta. Así como cambian los noticieros, necesitan cambiar las telenovelas que son los espacios más vistos", dijo a IPS Epigmenio Ibarra, presidente de Argos Producciones, una empresa que realiza telenovelas para TV Azteca.
"La gente pide programas de calidad, con solidez literaria, bien interpretados y no solamente con caras bonitas", añadió.
Leonardo García, protagonista de "Perla", una telenovela de éxito que programa TV Azteca, opinó que el público está cansado de la llamada novela rosa.
"Antes se veía ese tipo de historia porque era lo único que teníamos, pero ahora la gente tiene la opción de cambiar el canal y ver algo diferente", añadió el actor mexicano.
Para algunos analistas, esta confrontación sobre la telenovela podría determinar el futuro del género, una de las contribuciones más notoria de América Latina a la industria de la televisión, ya que sus producciones se exportan a casi todo el planeta.
La Red O'Globo de Brasil vende sus telenovelas a más de un centenar de países, y la red SIN, vinculada a Televisa de México, controla 77 por ciento de la audiencia hispana en Estados Unidos.
En Chile, más de seis millones de personas se detienen frente a un televisor en el horario estelar de las 8 de la noche, a ver alguna de las telenovelas que ofrecen los tres principales canales del país, según una encuesta de la no gubernamental Fundación Futuro.
Algo similar ocurre en Venezuela, cuya producción de telenovelas gana cada vez más espacio entre la población hispana de Estados Unidos y en Europa.
El 90 por ciento de los habitantes de Caracas se instalan frente al televisor cada noche para ver su telenovela preferida, dejando las calles vacías.
Las raíces de la telenovela están en Cuba, donde se establecieron los mecanismos característicos del género al adaptar para la televisión las radionovela más famosas.
En México, la lucha entre el bien y el mal en una historia de amor comenzó a verse en las pantallas en 1958 y hoy tiene tanto éxito que se ha convertido en un negocio con ingresos anuales de más de 4.000 millones de dólares, por concepto de publicidad y comercialización, según el experto Walter Meade.
Las dos grandes empresas mexicanas de televisión, Televisa y TV Azteca, producen muchas novelas al año a un costo promedio de seis millones de dólares cada una.
Televisa, la pionera en el género que vende sus producciones a más de 120 países, ha experimentado muy poco con historias que dejen de lado el patrón tradicional.
"Es cierto que hay temas en los que algunos directores, en su mayoría de Televisa, están encasillados, pero las otras televisoras que hicieron un cambio tuvieron que retomar los temas rosa al ver bajar su rating", dijo la productora Carla Estrada.
Los mexicanos dejaron de ver telenovelas como "Mirada de Mujer", de TV Azteca, sobre el amor entre una mujer madura y un hombre de 30 años, cuando vieron a una pareja haciendo el amor en la pantalla en horario estelar, opinó Estrada.
Ejemplos de este tipo abundan en otros países de América Latina. En Brasil, famoso por sus telenovelas con temas fuertes, como "Roque Santeiro" o "Vale Todo", ahora está retornando a la novela rosa, afirmó Estrada.
Pero mientras la polémica sobre si las telenovelas deben reflejar la realidad o mantener la historia rosa enfrenta a directores y productores en México, la competencia provoca una mejoría en la calidad de las producciones, según coinciden en señalar directivos de Televisa y TV Azteca. (FIN/IPS/ry/ag/cr/98