Las aplanadoras de la municipalidad de esta capital actuaron en medio de la noche y cuando amaneció ya había desaparecido el principal mercado de arte popular, parada obligada de visitantes a Kenia y fuente de trabajo para artistas y comerciantes.
Durante 13 años, el mercado "Kigali" fue una opción para que los turistas pudieran adquirir artefactos típicos y artesanías de Africa a precios accesibles, hasta que fue demolido el mes pasado para permitir la construcción de una mezquita.
"Arruinaron mi vida", manifestó el comerciante Boniface Omboi, quien hasta el día de hoy no sabe cómo recuperar 3.500 dólares en objetos de arte encargados por turistas alemanes, que desaparecieron junto con el mercado.
Se trata de un problema generalizado. "Trabajo enviando al exterior objetos que ya fueron pagados por los turistas", dijo Angeline Wangare, quien esa noche ya tenía embalada mercadería por un valor de 1.700 dólares.
"¿Por qué tenían que hacerlo en medio de la noche?, ¿Es que acaso no hay leyes que protejan a la gente común?", se preguntó Wangare, quien advirtió que la destrucción del mercado da una muy mala imagen de Kenia.
Kiura Kinyua, otro de los comerciantes del mercado, destacó que el Kigali no era un simple conjunto de puestos de artesanías, sino un lugar conocido internacionalmente como proveedor de arte de Africa oriental.
"El mercado para estos objetos es muy activo, y el cierre representará una disminución de los ingresos en divisas", comentó Kinyua, quien viajaba a otros países en busca de obras y perdió en la demolición unas esculturas de Tanzania valoradas en miles de dólares.
Las autoridades locales de Nairobi habían dado una semana de plazo hasta el 21 de julio para desalojar el mercado, o de lo contrario sus vendedores serían expulsados. La medida fue paralizada por un juez, que había decidido tratar el caso el 23 de septiembre.
"La municipalidad cometió un abuso de poder al demoler el mercado sin previo aviso", consideró del director de la cooperativa de "Kigali", Philip Wambua, quien también es miembro del parlamento. Agregó que los comerciantes tenían un permiso para operar durante un año.
Pero las autoridades municipales habían vendido el terreno a los encargados de construir la mezquita Jamia por 2,7 millones de dólares.
Los comerciantes de arte amenazaron con incendiar la mezquita por haberles arrebatado su territorio, y este antagonismo ya produjo algunas confrontaciones con musulmanes que provocaron una muerte y numerosos heridos.
Los turistas que llegan a Nairobi se suman a las críticas por la destrucción del mercado. "Es muy triste que haya sucedido; para gente como yo era una atracción importante y es posible que ahora la encontremos en otra ciudad", planteó el escocés Frank McKenzie.
McKenzie decidió buscar artesanías en otro mercado sobre el cual había leído en un folleto turístico en su país.
En una declaración sobre el incidente, la Comisión Internacional de Juristas lamentó que las instituciones públicas de Kenia continúen siendo la principal amenaza para el cumplimiento de la ley.
"Llegar al mercado al amparo de la oscuridad para destruir los kioscos… es una actitud de criminales, no de autoridades públicas", sentenció la Comisión.
Los comerciantes de arte de Kigali decidieron dar la pelea judicial y contrataron al abogado Rumba Kinothia para entablar una demanda contra las autoridades locales de Nairobi.
"Cuando las altas autoridades quiebran la ley, ¿a quién se supone que debe recurrir el ciudadano común?", se preguntó el abogado. "La demolición del mercado debilita la ley, es un signo de que este país se está desmoronando", concluyó. (FIN/IPS/tra-en/pn/pm/mk/lc-ml/cr/98