No pudo ser un astro del beisbol, como había soñado. Sin embargo, el escritor Leonardo Padura se ha convertido en uno de los principales exponentes de la literatura cubana de los últimos años.
"Máscaras", su última novela publicada, ganó en julio el premio Hammett, que entrega la Asociación Internacional de Escritores Policiales al mejor libro del género en 1997. Con esta novela, ya había obtenido en 1995 el premio español Café Gijón.
Esta es la tercera publicación de su tetralogía novelística "Las Cuatro Estaciones", que incluye "Pasado Perfecto" (1991) y "Vientos de Cuaresma" (1993), ganadora del premio de Literatura de la Unión de Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
En "Máscaras", el teniente Mario Conde, un policía desencantado con el rumbo de su vida, debe desentrañar los misterios del asesinato en 1989 del travestido Alexis Arayán, hijo de un respetado diplomático cubano.
Para su investigación, se apoya en un amigo de Alexis, Alberto Márquez, un homosexual culto e irónico, que como dramaturgo fue censurado por las autoridades culturales cubanas.
Padura, quien nació en La Habana en 1955, reconoció que la obra es una vía para desmenuzar las contradicciones del hombre y de una sociedad machista como la cubana, donde la homosexualidad no es vista con buenos ojos.
"Estoy por una literatura decididamente social, de fuertes contenidos críticos, sin eludir el factor lúdico. Se trata, más allá del enigma, de hacer literatura", afirmó el autor, graduado en Filología en la Universidad de La Habana.
Con "Máscaras" también confirma su intención de ruptura con el modelo del relato policial que a partir de la década del 70 predominó en el país caribeño, signado por los estereotipos de los héroes inmaculados sin riquezas psicológicas.
Durante ese tiempo, los escritores cubanos de novelas policiales cometieron el error de hacer literatura con "la realidad programada, que emana de los reglamentos, preceptos y documentos que rigen el trabajo de una institución policial", dijo Padura.
En su opinión, el resultado de esto es la "parálisis casi general que en los últimos años ha venido sufriendo el género" y el "agotamiento de un único e inamovible esquema de comportamiento" que ha provocado una crisis creativa.
"Muchos autores han dejado de escribir y otros muchos han dejado de publicar, mientras que buena parte de la literatura ya creada ha sido incapaz de insertarse en los mercados internacionales por la bajísima calidad de su factura", afirmó.
Padura es un estudioso de los mayores autores del género policial, de los que reconoce haber recibido gran influencia.
Entre sus títulos publicados se incluyen, además, dos libros de cuentos, una antología de cuentos cubanos titulada "El Submarino Amarillo" y varios ensayos dedicados al escritor cubano Alejo Carpentier.
Otros libros demuestran su paso por el periodismo, profesión que continúa ejerciendo, como "Los rostros de la salsa" y uno que recoge entrevistas a famosos beisbolistas cubanos de los años 60.
"Con el periodismo aprendí que hay que escribir y comunicar el mensaje con rapidez, sin que ello resulte simpleza. Fue un aprendizaje ameno y sobre todo muy útil para mi labor futura", comentó.
Cuba sufren una crisis editorial debido a la difícil situación económica que enfrenta la isla desde hace ocho años. Pero Padura asegura que gracias a ella los escritores cubanos pudieron insertarse en editoriales internacionales, encontrando mayor libertad para escribir.
El último premio obtenido por "Máscaras" no ha encontrado en los medios de información cubanos la difusión que tuvo en otras partes del mundo.
No obstante, los ejemplares de este libro, publicado en 1997 en Barcelona y La Habana, son perseguidos dentro la isla por quienes desean conocer la obra de un escritor que habla de una sociedad cubana real. (FIN/IPS/da/ag/cr/98