ARGENTINA: Mujeres del campo se organizaron para frenar remates

Una red de más de 4.000 mujeres rurales de Argentina, sin sede ni financiamiento, consiguió detener mas de 200 remates judiciales de sus pequeñas propiedad agricolas desde 1995, mediante un rito: se toman de las manos frente al rematador, rezan y cantan el himno nacional.

"Mujeres en Lucha", como se denomina la organización, es "absolutamente artesanal", dijo a IPS su vicepresidenta, Ana Galmarini, propietaria junto a su marido de una pequeña unidad agrícola.

"Nos avisamos por telefono cuando se viene un remate, y allí va un grupo a pararlo. Muchas veces no hizo falta actuar, porque por temor a nuestra presencia evitan los remates", relató.

La red nació en 1995 cuando Lucy Cornelli, que ahora es su presidenta, agobiada por las deudas y a punto de perder su tierra por el remate judicial, llamó a otras mujeres a reunirse para buscar solución al tema de las deudas. La primera llamada convoco a 300 mujeres en la central provincia de La Pampa.

"Lucy no trabajaba en la tierra porque en el campo la sociedad es muy machista y la mujer se queda en la casa haciendo las tareas domésticas, pero en este caso, su marido se había enfermado justamente por no poder enfrentar los atrasos con el banco provincial y la pérdida de cosechas", recordó Galmarini.

"La participación de la mujer en el campo comenzó así, en tiempos de mucha crisis, cuando los hombres no puedieron seguir adelante frente al desfinanciamiento y a la alta concentración de tierras, que nos obliga a vender o morir", agregó.

Cornelli trabaja desde otra provincia, Santa Fe, al norte de Buenos Aires.

"Hace poco hicimos un acto para frenar un remate en un pequeño poblado del norte de Santa Fe, que no tiene más de 1.500 habitantes. Por temor al escándalo, el gobernador ordenó frenar la ejecución de ese, y de otros nueve que le seguían en la zona", expresó.

En los años 90, se produjo un fuerte proceso de concentración de la propiedad rural en Argentina. Las grandes haciendas ahora están en manos de grandes productores, por lo general empresas nacionales o extranjeras que invierten en tierras fértiles para cultivos de exportación.

Esta política de estímulo al gran capital agrícola fue admitida por un ex funcionario del sector que en 1989 declaró que en Argentina había 200.000 productores pequeños y medianos que no eran viables e irían desapareciendo lentamente, según tienen grabado a fuego las mujeres que integran el movimiento nacional.

El economista Eduardo Basualdo, autor del libro "El nuevo poder terrateniente" en Argentina, indicó que en los últimos años se fue concentrando la propiedad de la tierra en sociedades que suman hectáreas a fin de reducir costos y obtener mejores precios por el transporte, el combustible y los demás insumos.

Basualdo estima que entre una hacienda de 600 hectáreas y una de 3.000 los costos decrecen 40 por ciento. En la provincia de Buenos Aires, la más rica del país, sólo 53 propietarios suman 2,4 millones de hectáreas.

Ante este panorama, poco los queda a los propietarios como Cornelli, con 60 a 100 hectáreas y sin ningún tipo de subsidio. Aun cuando siembren soja u otros cultivos muy rendidores, las deudas acumuladas con altas tasas de interés los obligan a abandonar su tradicional medio de vida.

Muchos productores arriendan su propiedad y con ese dinero se van a vivir al pueblo. Pero las mujeres del movimiento tienen la esperanza de poder permanecer en sus tierras, aun sin dejar de reconocer sus deudas.

"Nosotras pedimos que se frenen los remates, que se refinancien las deudas a 20 años o más con tasas de interés de acuerdo con la rentabilidad, y hacer un cálculo previo de deudas de arrastre, porque en algunos casos eran préstamos de 5.000 dólares y con los intereses llegaron a 60.000", dijo Cornelli.

Hasta ahora, lograron frenaron remates mediante el acto de presencia o por la sola amenaza de presentarse en el juzgado de paz frente al rematador, lo que no es poco. En cambio, poco pudieron obtener de parlamentarios y banqueros que aún estudian una solución de fondo para este grave problema económico-social.

En cualquier caso, las mujeres del movimiento, a punto de perder sus tierras, se encontraron con algo que no conocían: la posibilidad de organizarse para defender sus propiedades.

"No tenemos oficina ni teléfono. Nuestro fax es el de la oficina de asesoramiento legal, y recién ahora que tenemos personería jurídica estamos pensando en buscar algún tipo de financiamiento", manifestó Cornelli.

"Pero ya somos más de 4.000 mujeres en todo el país y este mes editamos por primera vez una revista, creemos que lo vamos a lograr", concluyó la presidenta de "Mujeres en Lucha". (FIN/IPS/mv/ag/if-pr/98

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