El precio del combustible se mantuvo estable en la mayor parte de América Latina en los dos últimos años a pesar del derrumbe internacional del petróleo, lo cual contribuyó a mejorar la situación fiscal de los países y el margen de ganancia de las trasnacionales.
Analistas económicos señalaron que, en los hechos, se produjo un ajuste fiscal que no dice su nombre en las naciones importadoras de petróleo de la región, que constituyen la gran mayoría.
De acuerdo con la intergubernamental Asistencia Recíproca Petrolera Internacional Latinoamericana (ARPEL), el precio de venta al público de las gasolinas, con y sin plomo, en esta parte del mundo no ha variado mayormente o incluso ha aumentado en los últimos dos años.
Al mismo tiempo, la cotización del crudo tipo West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos, llegó a un promedio cercano a los 14 dólares el barril en julio, casi la mitad de su precio de fines de 1996.
En los primeros siete meses de este año el crudo de ese tipo descendió 25 por ciento en el mercado internacional respecto de igual período de 1997. Esa cotización cayó aun más en agosto y alcanzó el viernes a 13,14 dólares, 76 centavos menos que la semana pasada.
A su vez, el valor del crudo tipo Brent del Mar del Norte cayó el viernes a 11,42 dólares el barril en el mercado de Londres, una cotización que nose alcanzaba desde octubre de 1988 y 73 dólares por debajo de la cotización del viernes anterior.
La fuerte depresión de los precios del petróleo no benefició prácticamente nada a la población de los países latinoamericanos, pero sí a las arcas estatales.
Sin necesidad de recurrir a impopulares medidas de ajuste por la vía impositiva, los países obtuvieron fuertes recursos adicionales simplemente no trasladando al mercado interno el descenso del precio del petróleo.
ARPEL nota además que en muchos países latinoamericanos se verificó, por otro lado, un aumento del consumo de combustible debido en parte al crecimiento del parque automotor y de la actividad industrial, lo cual amplificó el ahorro obtenido.
El semanario Búsqueda, de Uruguay, sostuvo en un editorial en julio que, si bien "es incuestionable la necesidad de abatir el déficit público", a ese objetivo debe llegarse con "medidas genuinas" que "no distorsionen tan significativamente" mercados "básicos" como el de los combustibles.
La contribución del no traslado al público de la caída del precio del petróleo "no es eficiente", ya que tiene efectos negativos sobre "el resto del sector energético y sobre la economía en general", en especial sobre las empresas volcados a la exportación, agrega.
Otros analistas se ubican del lado del consumidor para llegar a conclusiones similares sobre la "injusticia" de la situación, como indicó un comentario del diario Página 12, de Argentina.
Mientras caía sin cesar la cotización del crudo en el mercado mundial, la de la gasolina sin plomo se estabilizaba este año en América Latina en un promedio de 0,55 dólares el litro, de acuerdo con ARPEL.
En Uruguay ese combustible alcanza el precio más elevado entre los 17 países del área, con 0,99 centavos de dólar el litro, seguido de Argentina (0,92), y bastante más lejos por Brasil (0,75 centavos), Bolivia (0,69) y Perú (0,64).
La gasolina sin plomo más barata de América Latina se obtiene, en cambio, en Venezuela (0,15 centavos de dólar el litro), seguida de Colombia (0,28).
En cuanto al combustible con plomo, tampoco han variado mayormente los precios al público en la región, que oscilan entre 0,40 y 0,60 cenatvos en la mayor parte de los países donde se comercializa, con un pico (otra vez en Uruguay), donde trepa a 0,93 centavos, indica el organismo.
El semanario Búsqueda estimó que el Estado uruguayo gastó este año entre 50 y 70 millones de dólares menos en compras de petróleo que en 1997.
El fisco uruguayo recaudó en 1997 sólo por concepto de impuesto a los combustible 332 millones de dólares, 10 por ciento del total que fue a parar a las arcas de la Dirección General Impositiva
En Argentina, "donde la competencia entre compañías petroleras también debería haber presionado a la baja el precio del crudo, éste sólo cayó dos por ciento" entre el año pasado y el actual, señaló, por su parte, el diario El Observador, de Montevideo.
En Chile, el Estado gastó en el primer semestre de este año 498,3 millones de dólares en importaciones de petróleo, contra 649,4 millones en igual período de 1997 y 541,1 millones en 1996.
En menor medida que Uruguay, Chile es importador neto de petróleo, ya que 85 por ciento de la demanda interna (unos 12 millones de metros cúbicos al año) es satisfecha desde el exterior.
Alrededor de 50 por ciento del precio de las gasolinas y derivados pagado por los usuarios chilenos corresponde a diversos impuestos.
En el caso de este país andino, la baja del petróleo sirvió de contrapeso, en las cuentas fiscales, a la caída en el mercado internacional de la cotización del cobre, del cual Chile es el principal productor mundial.
En los primeros seis meses de este año el cobre acumuló un retroceso de 24,6 por ciento de su precio con relación al mismo lapso de 1997.
En Panamá, la situación es diferente, ya que desde 1993 el Estado no tiene intervención alguna en la fijación del precio de los combustibles, cuya distribución y comercialización está en manos, en especial, de firmas trasnacionales.
El Estado del país centroamericano cobra una tasa de 0,60 centavos de dólar por cada galón (un galón equivale a 3,8 litros) de gasolina expedido al público, independientemente del precio de los combustibles.
A lo largo del primer semestre de 1997, según datos del Departamento de Hidrocarburos del Ministerio de Comercio e Industrias, Panamá importó por 7,47 millones de barriles de petróleo por una suma cercana a los 131 millones de dólares.
En igual período de este año, compró mayor cantidad de combustible (7,85 millones de barriles) por menos dinero (unos 89 millones de dólares).
Entre el primer semestre de 1997 e igual lapso de 1998, la cotización del petróleo en el mercado interno cayó 20,5 por ciento, según cifras oficiales, cuando el total pagado por Panamá en sus importaciones disminuyó 47 por ciento.
El diario La Estrella de Panamá calculó a su vez en 11,4 por ciento la reducción del precio de venta al público de los combustibles.
Al final del primer semestre del año pasado las gasolineras vendían el combustible a un promedio de 1,70 dólares por galón y a un promedio de 1,55 al terminar el mismo lapso de este año.
Según las estimaciones extraoficiales difundidas por La Estrella de Panamá, los distribuidores y expendedores se están quedando con una utilidad de 0,37 centavos de dólar por galón, lo cual equivale a 23,8 por ciento. (FIN/IPS/dg/mj/if en/98