Cambios ambientales como la deforestación podrían ser responsables de la propagación de una úlcera de piel que deforma de modo horrible a sus víctimas, en su mayoría mujeres y niños pobres de Africa, según la OMS.
"No sabemos por qué la úlcera buruli se está diseminando en Africa, pero muchos científicos creen que es resultado de los cambios ambientales", señaló Kingsley Asiedu, de la Unidad Mundial contra la Tuberculosis de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
La úlcera buruli es una enfermedad micobacteriana relacionada con la tuberculosis y la lepra que causa graves deformaciones al destruir la piel y tejidos subyacentes. Fue identificada por primera vez en 1948 entre agricultores de Australia, pero se describieron casos típicos ya en 1897.
Se han denunciado casos en diferentes países de Africa, América Latina, Asia y el Pacífico. En los últimos años, el mal se ha transformado en un grave problema en Costa de Marfil, Ghana, Benín y Togo.
Si no se trata, puede causar graves complicaciones, incluida la pérdida de órganos como ojos y mamas, amputaciones y otras discapacidades permanentes. Las víctimas suelen morir de infecciones múltiples, postración nerviosa y septicemia, y los sobrevivientes quedan deformados e incapaces de trabajar.
La información sobre la dolencia es escasa, se sabe poco sobre su forma de transmisión a los humanos y entre ellos, y los pacientes suelen acudir a los centros de salud en estadios avanzados de la enfermedad.
A diferencia de la tuberculosis y la lepra, la úlcera buruli no presenta una buena respuesta a los antibióticos una vez declarada. "El daño no es causado por los microorganismos en sí, sino por las toxinas que producen", explicó Asiedu.
La OMS estableció la Iniciativa Mundial contra la Ulcera Buruli para coordinar el control de la enfermedad y los esfuerzos de investigación en todo el mundo. Para guiar el trabajo, se estableció una Comisión Asesora sobre la Ulcera Buruli.
La organización mundial apoya investigaciones sobre posibles vacunas y desarrollo de drogas, métodos rápidos de diagnóstico y cambios ambientales que podrían favorecer el brote de la enfermedad.
La vacuna contra la tuberculosis (BCG) parece ofrecer cierta protección a corto plazo y reducir el número de casos. Un grupo investigador encabezado por Pam Small, de Rocky Mountain Laboratories, Estados Unidos, estudia la estructura de la toxina.
La úlcera comienza como un pequeño furúnculo indoloro, que generalmente es ignorado. "Esto es muy desafortunado, porque podría tratarse fácilmente en esta fase temprana", lamentó Asiedu.
El furúnculo hierve de micobacterias, que producen la toxina destructora de los tejidos y supresora del sistema inmunitario.
Grandes superficies de piel, y a veces de hueso, son destruidos. Si la lesión llega a curarse, las cicatrices pueden causar una limitación de los movimientos y otras discapacidades permanentes.
Si la úlcera no se cura, el único tratamiento es la cirugía radical con injertos de piel. "La operación no es fácil y es costosa. Requiere una técnica especial que no está disponible en las áreas remotas de Africa", dijo Asiedu.
"El costo económico de la enfermedad todavía no ha sido cuantificado, pero seguramente tendrá graves consecuencias socioeconómicas en los países afectados de Africa occidental si no se la trata con la urgencia necesaria", advirtió Ebrahim Samba, director regional de la OMS para Africa.
Desde 1978, se registraron 10.000 casos en Costa de Marfil, y en algunas aldeas hasta 16 por ciento de la población está afectada. En Benín, se registraron 2.300 casos desde 1989, y en Ghana, hasta 22 por ciento de los aldeanos están infectados en algunas áreas.
La úlcera buruli tiene graves implicaciones sociales y económicas, ya que el costo del tratamiento por paciente excede por lejos el gasto en salud por habitante.
La epidemiología de la enfermedad en Africa, la incidencia relativamente baja y la evidencia de protección parcial por la vacuna BCG sugieren que el organismo humano desarrolla cierta inmunidad y que es posible una vacuna, señaló Paul Johnson, un médico australiano que integra el grupo de trabajo de la Iniciativa de la OMS.
La mayoría de las víctimas viven en áreas rurales cercanas a ríos o pantanos, en regiones tropicales o subtropicales de Africa, Asia, América Latina y el Pacífico occidental.
La bacteria habita en suelos de bosques calientes y húmedos, pero parece desarrollarse cerca de represas, canales de irrigación y bosques talados. Esto condujo a otros científicos a relacionar la propagación de la enfermedad con la tala de bosques húmedos.
Johnson destacó que los casos se producen principalmente en áreas de bosques talados. "Es posible que el microorganismo sea liberado debido a la perturbación de terrenos río arriba", dijo.
Existe muy poca evidencia sobre el contagio entre humanos de la úlcera buruli. Es probable que las víctimas se infecten al contacto con agua contaminada o con barro o plantas que estuvieron en agua contaminada.
Se piensa que la infección se produce a través de la piel, pero el mecanismo exacto se desconoce.
La OMS está presionando para lograr un mayor compromiso internacional y recursos financieros, y procura establecer asociaciones con organizaciones no gubernamentales para ayudar a los países más afectados.
A principios de julio, líderes, ministros de Salud, científicos y representantes de organizaciones internacionales de toda Africa adoptaron una declaración para combatir a la úlcera Buruli en Yamoussoukro, Costa de Marfil.
Representantes de más de 20 países firmaron la Declaración de Yamoussoukro sobre la Ulcera Buruli, donde prometieron esforzarse para controlar la enfermedad.
"Nos reunimos aquí debido a nuestra preocupación por las víctimas de esta devastadora enfermedad y nuestro compromiso para trabajar como socios en estrecha colaboración", manifestó Hiroshi Nakajima, director general saliente de la OMS, en la firma de la declaración. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/ml/he-en/98