Una iniciativa del gobierno de Zimbabwe para retirar las minas antipersonales enterradas en una extensión de 700 kilómetros de este país de Africa austral tuvo como punto de partida esta localidad turística.
"Hasta el momento, sólo retiramos las minas de 67 kilómetros de los 700 que separan a las Cataratas Victoria de Mlibizi, cerca de 10 por ciento del total", informó el coronel Sibangimuzi Khumalo, coordinador nacional del Programa de Eliminación de Minas de Zimbabwe, iniciado la semana pasada.
Durante la guerra civil contra el régimen racista de Ian Smith, entre 1976 y 1979, el ejército de Rhodesia (actual Zimbabwe) colocó minas en las fronteras septentrional y oriental del país para impedir el ingreso de guerrilleros desde los vecinos Mozambique y Zambia.
Unos 18 años después de que asumiera el poder la mayoría negra, se estima que más de dos millones de minas antipersonales inutilizaron la tierra donde se encuentran enterradas, y siguen mutilando y matando a personas y ganado.
"Según los mapas del ejército de Rhodesia y otros documentos relevantes, se estima que la cantidad de minas enterradas ascendería a 2,2 millones", indicó Khumalo.
Las minas mataron a 46 personas, en su mayoría no combatientes, e hirieron a 210 más. "Las cifras sobre las víctimas incluyen sólo las que fueron denunciadas a las autoridades. Miles de animales, domesticados y salvajes, también murieron o fueron heridos", agregó.
El costo de retirar las minas de la zona entre las Cataratas Victoria y Mlibizi se estimó en 1997 en 7,5 millones de dólares. "Nos va a llevar un tiempo. Necesitamos la estructura para poder realizar con éxito la operación", explicó Khumalo.
El equipo del Programa trabaja junto con "personas que participaron en la colocación de las minas para identificar las zonas que deben abarcarse", indicó el funcionario Miclot Ncube.
"Utilizamos aplanadoras en zonas donde el terreno es chato y hay poca vegetación. Pero en otras zonas escarpadas o con mucha vegetación, es más difícil utilizar los métodos mecánicos, más rápidos que los físicos" para retirar las minas, sostuvo Ncube.
Pero los problemas logísticos suelen obstaculizar la labor del programa, que cuenta con una sola aplanadora y suele estar fuera de servicio. "Tenemos escasez de equipos y la eliminación de las minas es muy peligrosa, cara y lleva mucho tiempo", reconoció Ncube.
La mayoría de las minas colocadas son antipersonales, ya que los guerrilleros se trasladaban a pie, y se adquirieron en forma clandestina de distintas fuentes internacionales, mientras algunas se fabricaron en el país.
"En algunas zonas, las minas se colocaron sin un objetivo táctico. Hoy tendríamos menos problemas para retirarlas si no se hubieran enterrado en forma desesperada", declaró el Programa.
La economía de las poblaciones locales también se ve afectada cada vez que muere uno de sus animales por la explosión de un mina.
Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña brindaron asistencia financiera para retirar las minas. La fabricación de las minas antipersonales cuesta al menos 30 dólares y el costo promedio de retirar una sola de ellas puede llegar a 1.500 dólares.
Zimbabwe declaró su adhesión al acuerdo internacional que prohíbe la producción, el almacenamiento, la transferencia y el uso de las minas terrestres, pero entre los países de Africa austral, sólo Mauricio, Mozambique, Namibia y Sudáfrica ratificaron el pacto mundial.
En el mundo existen enterradas unos 110 millones de minas antipersonales y 100 millones más se encuentran almacenadas.
Los países con mayor número de minas colocadas en su territorio son Afganistán, Angola, Camboya, Irán, Iraq y Laos. El problema también es grave en Birmania, Bosnia-Herzegovina, Croacia, Georgia, Mozambique, Nicaragua, Somalia, Sri Lanka y Sudán.
Setenta personas son heridas o mueren todos los días por minas antipersonales. Todos los años se colocan dos millones de minas, y sólo se retiran unas 100.000 en el mismo lapso. (FIN/IPS/tra-en/lm/mn/aq/ip/98