VIETNAM: País comunista se reconoce víctima de crisis asiática

Los síntomas eran evidentes hace unos pocos meses, pero ahora es oficial. La comunista Vietnam cayó en el remolino de la crisis que afecta a Asia desde julio de 1997.

Los pronósticos no son buenos. Por primera vez desde que estalló la crisis, los funcionarios, entre ellos el primer ministro Phan Van Khai, admiten que Vietnam no es inmune y que quizás no se cumpla la meta de crecimiento del producto interno bruto (PIB) de nueve por ciento que se fijaron.

Pero Vietnam se sentía seguro aun después de que sus vecinos cayeron. Después de todo, el "doi moi", versión nacional de las reformas de mercado en un marco socialista, originó un acelerado desarrollo económico, la estabilización de la inflación en un dígito y un auge de las exportaciones.

Pero el país no logró independizarse de sus vecinos, que concentran casi 70 por ciento de sus exportaciones. Y el reflejo de la caída en desgracia de la región en las estadísticas vietnamitas era solo una cuestión de tiempo.

El crecimiento de las exportaciones exhibió una abrupta desaceleración. En la primera mitad de 1998, fue de 13 por ciento, porcentaje que en el mismo período de 1997 fue de 25 por ciento.

Las exportaciones de productos textiles y calzado, que representan 21 por ciento de los ingresos de comercio exterior, fueron las más golpeadas.

Las exportaciones de calzado crecieron solo 10,2 por ciento, en comparación con el 63 por ciento del primer semestre de 1997. En el caso de los productos textiles, fue de 7,1 por ciento, cuando en los seis primeros meses del año anterior ascendió a 39 por ciento.

El viceministro de Industria, Nguyen Xuan Chaun, dijo que la crisis económica asiática tuvo un impacto "enorme" en el sector manufacturero vietnamita, y anunció un plan de modernización para frenar la caída de la competitividad a un costo de 190 millones de dólares.

Hanoi también planea invertir 60 millones de dólares para modernizar las fábricas de vestimenta, y ya compró con ese fin máquinas usadas a precio de ganga en Corea del Sur.

Además de los problemas de comercio exterior, se registra una fuga de capitales externos. Casi todos los ejecutivos bancarios surcoreanos o tailandeses abandonaron el país y los empresarios de Hong Kong retiraron sus proyectos.

El Servicio de Noticias de Vietnam informó que se van más inversores que los que acuden al país. Entre enero y mayo, 295 representaciones cerraron sus puertas y se inauguraron apenas 120. Entre 1994 y 1997, durante el auge de las inversiones, se abrían entre 400 y 500 de estas oficinas por año.

Al margen de la crisis asiática, la apertura de Vietnam generó una euforia sobre cimientos frágiles, advierten analistas.

"Los inversores extranjeros tienen una genuina desazón, pues consideran que Vietnam no cumplió con sus promesas iniciales", explicó Nick Freeman, a cargo del área indochina del banco ING Barings, radicado en Bangkok.

El primer ministro Khai se comprometió en junio ante una reunión de donantes internacionales en la ciudad de Hue a acelerar el "doi moi" a pesar de la crisis regional.

Khai reconoció que el crecimiento económico fue de apenas 6,8 por ciento en el primer semenstre y que las exportaciones crecieron menos que lo esperado, y agregó que esos factores negativos afectaron el equilibrio macroeconómico nacional.

Si bien admitió que esa situación podría prolongarse algunos años, el jefe de gobierno sostuvo que una lectura completa de las cifras dejaba en evidencia "grandes esfuerzos".

Khai identificó como principales puntos débiles a los sectores bancario y financiero, a los que prometió otorgar prioridad.

Las instituciones multilaterales de crédito exigieron a Hanoi el cierre y fusión de bancos inviables. Los créditos incobrables y la creciente deuda se fagocitaron casi todo el capital del que disponían los cuatro bancos estatales, observó el Banco Mundial. Vietnam tiene 53 bancos comerciales.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que la imposición de "un paquete de reformas de mercado" es una "necesidad urgente", dijo el representante residente de la institución en Vietnam, Erik Offerdal.

"Este paquete debería incluir reformas impositivas, del sector financiero y de las empresas estatales, liberalización comercial y una política fiscal y monetaria prudente", agregó el funcionario.

Con la mengua de las exportaciones y de las inversiones originarias de otros países asiáticos y con el aumento del desempleo, Hanoi siente la gran presión de Occidente, que pretende mayores concesiones para la radicación de capitales.

Anthony Salzman, covicepresidente de la Cámara de Comercio Vietnamita-Estadounidense, dijo que Vietnam "necesita voluntad de dar mayores concesiones de todo tipo".

El país debería "manifestar una alegría genuina" por "disponer de una participación menor en una economía más grande", agregó el empresario en una columna publicada por la revista Vietnam Business Journal.

"Para cambiar de verdad, los líderes y burócratas de Vietnam deben permitir a los extranjeros participar en una porción mayor de la economía", concluyó Salzman.

Pero el primer ministro Khai rechazó la "terapia de choque" de liberalización impuesta en otros países, una estrategia que, según él, derivaría en desempleo masivo, inestabilidad económica y malestar social.

La política del gobierno de Vietnam consiste en crear condiciones favorables para que las empresas estatales generen ganancias y en dar créditos a las que afrontan dificultades para obtener capital, dijo.

Khai explicó que su gobierno pretende obtener nuevos recursos a través de la movilización de capitales nacionales y de mejoras de la eficiencia.

Vietnam también intentará captar remesas de los 2,5 millones de vietnamitas en el extranjero, que el año pasado enviaron a sus familiares en el país unos 800 millones de dólares e invirtieron 79 millones en 32 proyectos de desarrollo, según la revista Vietnam Investment Review.

Si uno por ciento de los vietnamitas en el extranjero invirtieran en el país, habría un flujo de 12.500 millones de dólares, cifra que aumentaría a 50.000 millones si los inversores fueran cuatro por ciento de los emigrados, estimó la publicación.

Mientras tanto, una de las mayores corporaciones de Japón comenzó a construir un parque industrial de 54 millones de dólares en las afueras de Hanoi.

"Vietnam aún tiene buen potencial y por eso seguimos adelante con el proyecto. Creemos que la crisis financiera acabará pronto y que es tiempo de construir el proyecto y esperar el flujo de inversores extranjeros", dijo el gerente general de la filial vietnamita del poderoso Banco Sumitomo, Yoshifumi Tsujio. (FIN/IPS/tra-en/ks/cb/if/98

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