Venezuela se apresta a adoptar un minipaquete de ajustes, con alzas de impuestos, nuevos empréstitos y congelamiento de gastos para paliar el impacto del brutal descenso de su ingreso petrolero en este año electoral.
La ministra de Hacienda, Maritza Izaguirre, dijo que se prepara una reforma de la legislación "paraguas" sobre endeudamiento, para que el país pueda negociar 800 millones de dólares en créditos con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Izaguirre dirigió este lunes una reunión de su gabinete económico. Este martes será el presidente Rafael Caldera quien apruebe el proyecto, el miércoles lo formalizará el Consejo de Ministros y el jueves comenzará a discutirlo el Congreso.
El impuesto al consumo suntuario y ventas al mayoreo, que tiene una tasa de 16,5 por ciento, se modificará hasta alcanzar un promedio de 18 por ciento. Quizá no se le dé el nombre de impuesto al valor agregado, porque Caldera combatió este tipo de tributos en la campaña electoral de 1993.
Una devaluación brusca ha sido descartada, pese a que el bolívar, que se cambia a unas 555 unidades por dólar, está 30 por ciento sobrevaluado, según economistas independientes, y las reservas en el Banco Central caen sin cesar.
Venezuela tiene pavor a la inflación que puede causar una devaluación en este país donde 70 por ciento de lo que se consume contiene un elevado porcentaje de componentes importados, y se descuenta que no será posible cumplir con la meta de una inflación anual de 28 por ciento en 1998.
En cambio, Izaguirre dijo que se mantendrá el sistema de bandas cuyos márgenes de flotación del dólar son fijados cada tres meses por el Banco Central, mientras se adoptan otras medidas para reducir la presión sobre el dólar y reabrir el crédito en bolívares, con el fin de bajar las tasas de interés.
La ministra dijo que el gobierno estudia "reconducir" el presupuesto, lo que significa que la administración que se instale en febrero de 1999 dispondrá de los mismos cálculos de ingresos y no más gastos que los de 1998.
"Aspiramos a dejar la casa en orden para el próximo gobierno", dijo Izaguirre, quien apenas hace dos semanas asumió la jefatura del gabinete económico de Caldera.
Las elecciones regionales y parlamentarias se celebrarán en noviembre y las presidenciales en diciembre, sin que ningún candidato defienda la gestión de Caldera, aunque en el parlamento los principales partidos muestran aquiescencia hacia las medidas que prepara el gobierno.
El miniplan de ajustes ha sido impuesto por la caída de un tercio (5.000 millones de dólares) en los ingresos petroleros de 1998 respecto de los del año anterior, debido al desplome de los precios internacionales del crudo.
Ese derrumbe significó frustrar las expectativas de que 1998 fuese el segundo año de crecimiento económico y descenso de la inflación, después del draconiano ajuste pactado con el Fondo Monetario Internacional e impuesto al país en 1996, registrándose una inflación récord de 102 por ciento.
Para los venezolanos fue el segundo plan de ajuste en siete años, y provocó una mejoría en los indicadores económicos durante buena parte de 1997, año de un crecimiento mayor a cinco por ciento.
El crecimiento se estima alrededor de cero por ciento para 1998 y quizás llegue a dos por ciento en 1999.
El principal promotor del plan de ajustes de Caldera, su ministro de Planificación Teodoro Petkoff, apeló al béisbol, deporte favorito de los venezolanos, para explicar lo ocurrido y justificar su famosa frase en los meses de ajuste del cinturón de 1996: "Estamos mal pero vamos bien".
"Estábamos jugando un buen partido, pero en el séptimo inning (un juego de béisbol normalmente cuenta nueve innings o entradas y el séptimo es decisivo según como se roten los atacantes) comenzó a llover", dijo Petkoff. "¡Quién se iba a esperar ese chaparrón de bajos precios petroleros!". (FIN/IPS/jz/mj/if/98