URUGUAY: La creación intelectual en peligro

Varias denuncias de plagio en Uruguay en los terrenos académico, artístico y político parecen mostrar peligrosas fisuras en el respeto intelectual hacia la creación de terceros.

Cuatro casos con impacto público en el último mes, sumados a otros hechos recientes, arrojan dudas sobre la capacidad creadora de los uruguayos y parecen revelar que la competencia lleva a dejar de lado los principios éticos.

La justicia condenó en mayo a una editorial jurídica a indemnizar a una competidora por los daños y perjuicios que le provocó la edición de un Código Civil cuyas concordancias fueron copiadas textualmente de un texto previo de la demandante.

Los autores del plagio, Gustavo Ordoqui y Enrique Arezzo, son profesores de la Facultad de Derecho de la estatal Universidad de la República y los afectados son el extinto Eugenio Caffaro y el catedrático Santiago Carnelli.

"La reproducción ilícita de la demandada le permitió ahorrar esfuerzos, tiempo y dinero", dijo la sentencia judicial sin precedentes, que pese a ser apelada, ordenó incautar toda la edición cuestionada.

En Uruguay, país de 3,1 millones de habitantes, una aparición rápida de un Código modificado, como el del caso, permite sacar sustanciales ventajas en el pequeño mercado jurídico.

En el mismo mes de mayo, el fotógrafo Mario Marotta logró una indemnización de la administración estatal de correos, porque el organismo había utilizado sin su autorización una fotografía inédita de su autoría del extinto cantante Alfredo Zitarrosa para emitir un sello postal.

Antes Marotta había anunciado su decisión de demandar a la organismo, lo que generó un proceso de negociación.

"Nadie puede traficar con la creación de otro. Eso es algo que los uruguayos aún no tienen muy claro", dijo a IPS Eduardo de Freitas, abogado de la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu) y especialista en el tema.

Este mes, el decano de la estatal Facultad de Psiciología, Alejandro Scherzer, fue acusado de plagiar un trabajo con el cual concursó para el máximo grado docente de la asignatura "Bases biológicas del comportamiento humano".

Scherzer ganó el concurso pero fue acusado por otra aspirante al cargo, Annabel Ferreira, que identificó y exhibió "copias textuales" de autores internacionales, tradicionales referencias de esa materia.

El día 8, una asamblea de estudiantes discutió la denuncia y en el debate se denunciaron otros plagios. La situación de Scherzer deberá ser discutida ahora por el consejo de la Facultad, órgano máximo de decisión.

Un nuevo escándalo en ese terreno estalló la segunda semana de julio. Pablo Rodríguez, director de la película "Gardel, ecos del silencio", que se presentó este mes en Río de Janeiro, fue acusado de plagiar el guión de otra película.

El guionista Daniel Amorín denunció en el Fondo Nacional del Audiovisual (Fona) que el guión de Rodríguez, titulado "Ultimo aliento", es "copia fiel" de "Gambito de Dama", que Amorín registró en Argentina en 1991.

Según el denunciante, el guión presentado por Rodríguez sólo cambió los nombres de los protagonistas y el denunciado decidió retirar del concurso esa obra.

Dos años atrás Amorín le había entregado el guión a Rodríguez con el propósito de considerar una coproducción con Brasil.

Dos antecedentes se suman a los reseñados. La revista Tres publicó en enero de 1993, en su primer número, una nota sobre una comunidad alemana afincada en Paraguay firmada por el periodista Christian Kupchik, quien actualmente es docente de una escuela privada de periodismo.

Más tarde, la propia revista pidió disculpas a sus lectores al constatar que esa nota contenía párrafos enteros de un libro de autor inglés sobre el mismo tema y el periodista fue despedido.

En esa misma época, en un suplemento cultural del diario El País en el que Kupchik publicó una nota sobre Paul Auster, se constató que en la misma se reproducían en forma textual partes de un artículo publicado en la revista española Co&Co sobre el escritor norteamericano.

En junio de 1997, el líder del izquierdista Frente Amplio, Tabaré Vázquez, fue acusado públicamente por la profesora Laura Addiego de plagiar diversos autores en una de las columnas que escribía para el vespertino "El Diario".

Vázquez se defendió diciendo que las "ideas centrales" de su columna fueron sacadas de una conferencia dictada en Argentina por Perry Anderson.

Pero Addiego respondió que en otra columna, Vázquez también plagió una conferencia de Anderson en Cuba y, para demostrarlo, reprodujo ambos textos en forma paralela en una sección de carta de los lectores.

El director del suplemento cultural de El País, Homero Alsina Thevenet, dijo a IPS que por unos cuantos casos que se han presentado no se puede condenar a todos los uruguayos.

Sin embargo, reconoció que hoy "la vida intelectual de los uruguayos está prendida con alfileres" y señaló que en muchas escuelas de periodismo no se enseña adecuadamente literatura ni historia, ni tampoco como trabajar prácticamente.

"Hay gente que quiere llegar antes y confía en la ignorancia ajena. Aquí hay un fenónemo universal del género humano que es la ambicion del poder", concluyó Alsina Thevenet. (FIN/IPS/rr/ag/

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