SRI LANKA: Los jóvenes abandonan el campo

La crisis de la economía agrícola de Sri Lanka empuja a los jóvenes a abandonar los campos en busca de mejores opciones en el extranjero, en las ciudades e incluso en el ejército, necesitado de reclutas para combatir a los rebeldes tamiles.

"Los jóvenes no desean involucrarse en la agricultura porque fueron testigos del sufrimiento de sus padres, causado por el abandono y la indiferencia de las autoridades", dijo el decano de la Facultad de Sociología de la Universidad de Colombo, Siripala Hettige.

En la actualidad, la economía de las zonas rurales se sostiene con el aporte de trabajadores emigrados a Medio Oriente, soldados que pelean contra los separatistas tamiles, obreras que trabajan en zonas francas o programas para la reducción de la pobreza.

En medio de este cuadro, los agricultores tratan de sobrevivir, abandonados por las autoridades y vulnerables a los cambios climáticos, las fluctuaciones del mercado y las plagas, dijo Hettige.

Estudios recientes revelaron que la crisis en los campos de Sri Lanka data de mediados de los años 80, cuando se produjo una aguda escasez de tierras y una caída en los precios del arroz, agravada por no haber cambiado a tiempo hacia cultivos más rentables.

La agricultura de Sri Lanka está dividida en dos mundos, el de las plantaciones y el de los arrozales.

Las plantaciones de té, caucho y coco son prósperas, en especial tras culminar los procesos privatizadores a mediados de esta década. El té, principal producto de exportación, pasa por un momento de esplendor que significó la duplicación de las ganancias de algunas empresas comercializadoras.

El coco y el caucho también arrojan buenos resultados, en parte porque son objeto de estrategias de apoyo del gobierno.

Pero los arrozales, donde trabajan la mayor parte de los agricultores de Sri Lanka, están abandonados a su suerte. El arroz es el principal alimento de este país, que suele autoabastecerse del producto, aunque en los últimos años importó pequeñas cantidades debido a los daños causados por sequías.

Hettige comentó que los cultivadores de arroz son considerados como ignorantes e improductivos pues no contribuyen al enriquecimiento exportador del país "y por lo tanto las autoridades no tienen en cuenta sus necesidades".

La escasez de tierras disponibles para el arroz provocó que los agricultores posean apenas una hectárea o menos para sus cultivos, lo cual impide generar excedentes rentables. Y lo mismo ocurre con los trabajos, poco atractivos para una juventud que entonces se lanza en busca de nuevos horizontes.

Unas 600.000 mujeres y hombres de Sri Lanka trabajan en el servicio doméstico o la construcción en Medio Oriente. Se estima que 50.000 personas abandonan cada año este país.

Entre 30.000 y 35.000 mujeres trabajan para fábricas textiles, mientras el ejército cuenta ya con 100.000 efectivos.

"Los jóvenes de zonas rurales no temen a los peligros del servicio militar y se enlistan para lograr mayores ingresos y reconocimiento social, en especial en los pueblos cercanos al frente de esta guerra que se pelea hace 15 años", comentó Sena Jayasena, investigadora del Instituto de Capacitación e Investigación.

El Instituto de Estudios Políticos de Colombo planteó que la economía de las zonas rurales se sostiene con "remesas y transferencias", pero advirtió que se trata de un sistema vulnerable, suceptible a los cambios en el Golfo Pérsico y a la firma de un acuerdo de paz que reduciría el tamaño del ejército.

Hettige insistió en la necesidad de que las autoridades brinden apoyo a los agricultores y reconozcan su aporte como principal fuente de alimentos para el país. "Puedes comprar la comida en cualquier parte, pero es mucho más seguro cultivarla en el patio trasero". (FIN/IPS/tra-en/fs/an/lc-ml/pr-dv/98

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