Extremistas de ultraderecha de Rusia intentan atraer a decenas de miles de personas descontentas con el gobierno y participantes en la ola de manifestaciones en demanda de pago de deudas a trabajadores y creación de empleos.
Protestas públicas, barricadas en vías de tren, huelgas de hambre y alzamientos estudiantiles contra el gobierno recorren Rusia a causa de miles de dólares adeudados a operarios desesperados y un alto desempleo.
Los "halcones" paramilitares de Vladimir Zhirinovsky, veteranos de combate de la abortada campaña militar en Chechenia y neobolcheviques de Victor Anpilov sumaron fuerzas contra judíos y caucásicos, comerciantes poscomunistas de pocos escrúpulos, demócratas y funcionarios de Estados Unidos.
La agitación política llega al nivel de la violencia callejera. A mediados de mayo, el centro de Moscú quedó paralizado por una marcha de protesta azerí, desatada por el asesinato de un comerciante de ese grupo étnico en un mercado.
En esos días un empleado negro de la embajada de Estados Unidos fue golpeado por cabezas rapadas de Moscú, y una poderosa explosión demolió las paredes de una vieja sinagoga en esta capital.
Estos episodios de violencia son síntomas de un resurgimiento del nacionalismo que preocupa a círculos demócratas y el grueso de los medios de comunicación.
Las próximas elecciones presidenciales podrían convertirse en una batalla contra el fascismo ruso, advirtió Vladimir Gusinsky, millonario de los medios y presidente de la compañía Media-Most, propietaria de la estación privada de televisión NTV y varios diarios y revistas populares.
El Centro Anti-Fascista de Moscú y el grupo de investigación política Panorama registraron en 1996 una lista de unas 30 organizaciones extremistas. El movimiento Unidad Nacional Rusa (UNR) fue consideardo el mayor y mejor organizado.
El UNR llama a la formación de un estado nacional ruso que incorpore a muchas de las ex repúblicas soviéticas. La retórica del movimiento, mezclada con ideología fascista, atrajo a unos 6.000 miembros militantes y entre 30.000 y 50.000 simpatizantes.
Los miembros del grupo portan armas y saben cómo utilizarlas. Sus unidades defendieron el edificio del Soviet Supremo en Moscú en octubre de 1993. Los miembros del UNR son cada vez más, al igual que su influencia en los organismos gobernantes de Rusia, y más notablemente en el Ministerio del Interior y la policía.
El aumento de la presencia del UNR en Moscú es evidente, y cada vez son más comunes sus carteles y uniformes, compuestos por camisas negras de estilo italiano, un emblema similar la esvástica en la manga izquierda y boinas negras.
Según un alto funcionario del Kremlin, hasta 10 por ciento de la población de Rusia respalda al UNR implícita o explícitamente, y este porcentaje continúa creciendo.
Recientes encuestas de opinión revelaron una extendida hostilidad hacia los no rusos, alrededor de 50 por ciento de los entrevistados se identificaron a sí mismos como xenófobos, en relación a 20 por ciento a comienzos de esta década.
Otros partidos y grupos extremistas, como el nacionalista Pamjat, el Partido Nacional-Bolchevique de Eduard Limonov y la Unión Nación Toda Rusia de Sergei Baburin, siguen muy por detrás al UNR en la cantidad de seguidores y el nivel de sus actividades.
El número de miembros del UNR excede el de estos tres grupos juntos.
Vladimir Zhirinovsky, el niño terrible de la política rusa, ya no es una amenaza.
Tras consolidar el firme apoyo entre nacionalistas y una presencia sustancial en la Duma (cámara baja), Zhirinovsky está ahora ocupado en convertir su capital político en dinero, y poner en uso a su Partido Democrático Liberal (PDLR), con 40 representantes en el parlamento.
El PDLR es considerado uno de los más ricos partidos políticos de Rusia, y sus líderes realizan intensas transacciones comerciales con países árabes, en exportaciones de petróleo, y en crétidos bancarios nacionales y extranjeros.
El partido logró la autosuficiencia financiera a través de decenas de millones de dólares de ventas de inmuebles en Moscú y la propiedad de fábricas de papel.
El propio Zhirinovsky fue acusado de aceptar comisiones ilegales a cambio de respaldar a Sergei Kirienko en su intento de convertirse en primer ministro. Entre las compensaciones durante la campaña hubo una promoción a coronel del ejército ruso y un doctorado honorario de la Universidad de Moscú.
Muchos desertores del campo de Zhirinovsky afirman que su ambición nunca ha sido convertirse en el gobernante de Rusia, y que su interés es mantener el statu quo y su posición, mientras continúa aumentando su fortuna en el proceso. (FIN/IPS/tra-en/ijt/rj/lp/ip/98)
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(*) Este material llega a IPS a través del Instituto del Periodismo en Transición en Praga, que publica la revista Transitions