Los mineros de esta localidad de Rusia siguen trabajando aunque no se les paga desde noviembre y 35 de ellos murieron en los últimos seis meses debido a las inseguras condiciones de trabajo, porque los sindicatos consideran que convocar a la huelga sería inútil.
Los obreros de la mina de Severny, al igual que en otras cinco minas de carbón de la compañía VorkutaUgol, trabajan en medio de las ratas y los gases venenosos, mientras en Moscú, 1.900 kilómetros al oeste, 178 mineros acampan fuera de la sede del gobierno federal ruso, en protesta por la falta de pago.
Los mineros de Severny reciben ocasionalmente pagos parciales de los salarios adeudados. En los últimos tres meses, los más afortunados recibieron poco más de 110 dólares del sueldo de octubre.
"Nunca vamos a tener una huelga en serio porque los sindicalistas están vendidos", sentenció Grigory Mijailovsky, quien fue minero durante 33 años.
"Antes teníamos un solo sindicato. Ahora tenemos tres. No hay unidad y mientras los sindicatos sigan desunidos y 'vendidos', los mineros nunca se van a organizar" por sus derechos, afirmó.
Zhenya Shumeiko es el nuevo vicepresidente del Sindicato Independiente de Mineros en la mina de Severny. "En realidad no soy un sindicalista, soy más bien un agitador. Lo único que hago es intentar extraer dinero de los directores de la mina", declaró.
"Los hombres pierden dedos y manos casi en todos los turnos, y están aterrorizados", dijo Shumeiko, quien se convirtió en sindicalista tras 13 años de trabajo como minero.
El trabajo de Shumeiko es, según sus propias palabras, "una porquería. Lo único que se hace es pedir dinero y escuchar las quejas de las esposas".
Hace poco fue llamado a la mina de Komsomolskaya, cerca de Vorkuta, donde la esposa de un minero amenazaba con tirarse a un pozo de 700 metros de profundidad si la dirección no le pagaba los salarios debidos a su cónyuge.
La hija de la mujer había sido aceptada para estudiar en la Universidad de San Petersburgo, pero la familia no tenía el dinero para enviarla.
El año pasado, un minero de la mina de Komsomolskaya se suicidó tirándose a un pozo. En mayo, un obrero de la mina de Severny se ahorcó cuando la patronal se negó a pagarle lo adeudado.
Así que Shumeiko fue a Komsomolskaya para pedirle dinero al director. Tras 10 minutos de conversación, obtuvo la promesa de un pago parcial a cambio de que no haya suicidios en la mina.
Shumeiko también intervino cuando un minero se declaró en huelga de hambre en un túnel de la mina, exigiendo el pago de su dinero. "No puedes hacer esto porque si el director te paga, entonces todos se van a declarar en huelga de hambre", le dijo.
Todos los sindicatos de Vorkuta consideran que las huelgas son inútiles. "No podemos fundir a la compañía. Tenemos que ser responsables", manifestó Shumeiko.
Por otra parte, Roman Kursurov, subdirector del diario local Zapolariye, opinó que "los sindicatos son nulos. No hacen nada. En 1989 tenían poder y expulsaron al ex presidente Mijail Gorbachov, pero los de ahora están vendidos y no hacen nada para enfrentarse a la compañía".
Por esta razón, nadie quiere el trabajo de Shumeiko. En realidad, el delegado sindical negocia a favor de la patronal y no por los trabajadores.
Tras consumir varias botellas de champán barato luego del trabajo, Shumeiko se confesó. "El verdadero enemigo es VorkutaUgol. Ellos tienen el dinero para pagar los salarios, pero hay corrupción. Todos lo sabemos, pero no estamos preparados para enfrentarlos porque son demasiado poderosos".
"Tengo miedo de lo que podría ocurrir" si la patronal no le pagara a los obreros, dijo Kursurov. "Si los mineros no consiguen ayuda en Moscú, este lugar podría explotar. Sólo hace falta una gota de sangre para que todos se lancen a las calles".
Vsily Pirozhkov, presidente del Sindicato de Ingenieros de Minas, predijo que "si el gobierno no interviene para el otoño (boreal), miles de personas (de Vorkuta) irán a manifestar a Moscú".
"Estoy preocupado, rezo para que todos mantengan la calma", dijo Shumeiko. "Los mineros son generalmente razonables, pero algunos quizá no puedan controlarse. No le tienen miedo a nadie, y saben lo que es la muerte".
"No quiero pensar en lo que puede pasar si el gobierno envía a la policía para retirar a los mineros" de Moscú, agregó.
Mijailovsky teme que la situación degenere en violencia porque no hay líderes que organicen a los mineros hacia una causa mejor.
"Dennos cualquier líder, lo seguiríamos hasta el fin del mundo si propone una forma de resolver la situación. Pero no hay nadie que lo haga. Pronto la gente va a enloquecer. Hay un límite para todo", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/mt/rj/aq-ml/lb/98