Una gruesa capa de sal altamente radiactiva acumulada en el fondo del lago artificial Karachai, en la región rusa de Siberia, se filtra lentamente a los ríos y al mundo exterior y amenaza causar un desastre de magnitud global.
La masa de sales, que se formó con los desechos nucleares vertidos en secreto durante años en el lago Karachai, en los Urales, se abre camino a través de rocas y el subsuelo a una velocidad de 80 metros por año.
El lago tiene tanta radiactividad como la nube que ensombreció Europa después del desastre de la central nuclear ucraniana de Chernobyl en 1986.
Si las sales radiactivas alcanzan el río Techa y el océano Artico, el efecto en los ecosistemas de Siberia occidental y de otras zonas más alejadas podría ser devastador.
La acumulación de materiales radiactivos debajo de las aguas del lago puede provocar "una catástrofe nuclear a escala global", advirtió Yuri Vishnevvsky, jefe de Gosatomnadzor, la oficina de inspección nuclear de Rusia.
La capa radiactiva de cinco millones de metros cúbicos, ubicada a cien metros debajo del lecho del lago, también amenaza los ríos siberianos Tobol, Irtish y Obi, aseguró Vishnevsky.
"Si las sales llegan a este sistema fluvial, la radiación contaminará Siberia occidental y el océano Artico. En 10 años podría tenerse un desastre global, que exigiría la intervención internacional", agregó.
"No existe todavía la tecnología necesaria para impedir el desplazamiento de esta capa radiactiva", destacó.
El lago Karachai fue construido a finales de los años 50 en el área del complejo químico Mayak, la principal planta de reprocesamiento nuclear de Rusia, que anteriormente fuera un gran centro de producción de armas nucleares.
El lago fue creado para almacenar desechos nucleares líquidos se arrojaban al rio Techa. Los vertidos debieron detenerse cuando la alta contaminación del Techa, que desemboca en el océano Artico, obligó a evacuar a las poblaciones ribereñas.
Se cree que el lago Karachai contiene 120 millones de curies de radiactividad, una cantidad similar al total irradiado en el accidente de Chernobyl en 1986. Otra comparación: la suma de las descargas radiactivas de la flota de guerra de Rusia equivale sólo a 0,5 por ciento de la radiactividad del lago Karachai.
Expertos estadounidenses que realizaron mediciones en 1991 establecieron que había un índice de 300 a 600 milirems por hora cerca de las costas del lago, tres a cinco veces el máximo de seguridad aceptado en Estados Unidos.
El rem es la unidad que mide la cantidad de radiación absorbida por el organismo humano. Se calcula que si una persona moriría si estuviera durante un minuto en la orilla del lago sin protección total.
La contaminación con origen en el lago Karachai se ha extendido por la región circundante a través de los años.
En 1967, durante un verano particularmente caluroso, el lago se secó y los vientos llevaron polvo radiactivo a una extensa área, forzando más evacuacioes.
En otra ocasión, se detectó contaminación en un campamento infantil de verano, descubriémdose que procedía de murciélagos que vivían y se alimentaban cerca del lago.
Las autoridades resolvieron rellenar el lago con rocas y concreto, pero sólo aumentó el problema. Según Vishnevsky, las obras para cubrir el foco radiactivo empujaron las aguas envenenadas hacia el subsuelo.
Apenas un tercio del proyecto de "cerrar" el lago se ha completado. El nuevo plan de contención consiste en cubrir el área con bloques en forma de 'U', para mantener los sedimentos radiactivos en el fondo, y rellenarlo con grava.
El proyecto no incluye medidas para impedir la contaminación subterránea, y sólo recibe un magro financiamiento anual.
Pero el lago Karachai no es más que una de las varias fuentes de contaminación radiactiva en el área ocupada por el complejo industrial Mayak. Entre 1949 y 1951, esa factoría descargó 2,76 millones de curios de residuos radiactivos líquidos en el río Techa, que hasta hoy presenta un alto contenido de plutonio.
El vertido de aguas radiactivas en el Techa se redujo al construirse represas, en 1956 y 1963, pero los embalses creados son todavía foco de contaminación.
El embalse Assanov, que cubre un área de 30 kilómetros cuadrados junto a represa número 11, contiene cerca de 6.000 curios de estroncio 90 y cesio 137, dos elementos radiactivos, que aún se filtran en las aguas del Techa.
Karachai no es el único lago de almacenamiento de desechos en la zona de Mayak. Otro lago, llamado Staroye Boloto, contiene unos 200.000 curios de desechos radiactivos. Y grandes cantidades de desechos sólidos, de dos millones de curios de radiactividad, están enterradas en el perímetro del complejo industrial.
Sedimentos radiactivos extraídos de los desechos líquidos, y los desechos líquidos en sí, 150 millones y 976 millones de curios, respectivamente, son mantenidos en tanques especiales de almacenamiento.
En 1957, uno de esos tanques explotó, irradiando un área de 23.000 kilómetros cuadrados, gran parte de la cual es aún es zona de acceso restringido.
También hay vertidos frecuentes de desechos radiactivos debido a la operación diaria de la planta. Un área total de 26.700 kilómetros cuadrados está afectada por la contaminación superficial.
Se cree que Mayak produjo residuos radiactivos de una magnitud 1.000 millones de curios, que amenazan el suministro de agua de la región. Como resultado, 437.000 personas ya han estado expuestas a alta radiactividad.
Si el reservorio subterráneo bajo el lago Karachai alcanza las aguas del rio Irtish, la contaminación radiactiva podría llegar al océano Artico.
Bastaría que un pequeño porcentaje de la radiación del lago llegara a aguas internacionales para asistirse a una amenaza mucho mayor que cualquier submarino nuclear ruso, que actualmente son centro de atención internacional. (FIN/IPS/AI/JMP/DI/CI/EN/98