RELIGION: Iglesia Católica contra el "liberalismo salvaje"

Dos mil sacerdotes católicos reunidos en México se comprometieron a enfrentar la insuficiencia de prelados, el creciente secularismo y la ignorancia religiosa de la población, víctima, dijeron, del "liberalismo salvaje".

Para cumplir esa labor, a la que consideraron crucial al terminar el segundo milenio de la era cristiana, los religiosos evitarán a toda costa que se desvirtúe a los Evangelios con "contaminaciones mundanas y retoques", dijo el cardenal Darío Catrillón.

Catrillón clausuró el domingo en nombre del papa Juan Pablo II el Tercer Encuentro Internacional de Sacerdotes, celebrado desde el día 7 en la Basílica de Guadalupe, templo dedicado a la patrona de México.

"Desde sus puestos de vanguardia, ustedes son los responsables de la nueva evangelización", afirmó el Papa en el mensaje enviado a los presbíteros, tras exhortarlos a enfrentar "con valentía las incomprensiones, recelos y persecuciones que tienen que sufrir a causa de su labor pastoral".

La Iglesia prometió en el Encuentro, definido por algunos participantes como retiro espiritual, alentar una política de Estado más justa y condenó que muchos gobernantes y ciudadanos consideren al dinero el "nuevo Evangelio".

Los principales obstáculos para cumplir con su misión son el "liberalismo salvaje", la corrupción, la pobreza, el narcotráfico y la llamada "mercadotecnia de la religiosidad", propia de las sectas evangélicas, dijeron.

Los obispos y sacerdotes deben prepararse para entender la actualidad de un mundo cada vez más globalizado y hacer llegar el mensaje del Evangelio al hombre que se desarrolla en este contexto histórico, expresó el presidente del Pontificio Comité de los Agentes para la Salud, el prelado mexicano Javier Lozano.

Lo más difícil para el ejercicio de la misión sacerdotal en estos momentos es tomarle el ritmo al mundo, dijo a IPS el sacerdote ecuatoriano Roberto Toro, para quien en la actual sociedad de consumo planetaria predomina la indiferencia y el egoísmo.

Sólo entendiendo los orígenes de los problemas sociales, la Iglesia podrá hacer valer los valores de la dignidad, la libertad, la vida y el bienestar no solo individual, sino incluso internacional entre las naciones, "pues ahora estamos frente a un mundo cuyo valor principal es la economía y el poder".

En el encuentro, que siguió a otros similares realizados en Portugal en 1996 y en Costa de Marfil 1997, la jerarquía de la Iglesia Católica evitó abordar en profundidad cuestiones conflictivas como el control de la natalidad, la ordenación de mujeres como sacerdotes y el celibato.

Sobre este último punto, el obispo auxiliar de la arquidiócesis de México, Marcelino Hernández, precisó a IPS que aunque el celibato es una de las prioridades de reflexión del sacerdote, no fue abordado en el Encuentro, pues ya se los analizó antes en un sínodo.

El celibato no es una renuncia, sino una entrega amorosa, motivada por ese cariño hacia la gente, explicó.

En cuanto al control de la natalidad y específicamente el aborto, los congregados cuestionaron la práctica diaria de miles de interrupciones de embarazos en el mundo y rechazaron las tesis de las organizaciones que postulan la legalidad de esta práctica.

De forma paralela al encuentro sacerdotal, el grupo mexicano "Católicas por el Derecho a Decidir" realizó manifestaciones para expresar su rechazo contra las enseñanzas de la jerarquía conservadora de la Iglesia en materia de sexualidad, reproducción y anticoncepción.

La Iglesia Católica cuenta en el mundo con más de 970 millones de fieles, de los cuales la mitad vive en América Latina, donde aún impera la ignorancia frente a los Evangelios y el secularismo aleja a las personas de Dios, indicaron los participantes al Tercer Encuentro Internacional de Sacerdotes.

El individuo actual parece no contar con la presencia divina a la hora de pensar y tomar decisiones en la familia, en el trabajo, en el ejercicio profesional, en la elaboración de leyes, en el comercio, el arte y en la vida cotidiana, declaró el presidente del Pontificio Comité de los Agentes para la Salud.

Un reflejo de esta situación es el hecho de que en América Latina el número de presbíteros y ministros del culto es insuficiente para la población, reconocieron los sacerdotes.

El vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Cipriano Calderón, aseguró que esa insufiencia será cubierta, pues ya fue superada la etapa crítica de falta de prospectos para sacerdote, propia de los años posteriores al Concilio Vaticano II, realizados a mediados de los años 60.

Eliason Amangua, sacerdote de Costa de Marfil, Africa, aseguró a IPS que esa realidad es adaptable para todas partes.

"Compartimos las mismas penas, preocupaciones y crisis que los hermanos de América Latina o Europa", enfatizó.

Amangua piensan que en el reto de extender la evangelización a todos los rincones del mundo la Iglesia tropieza con poblaciones indiferentes a la religión y espiritualmente muy pobres, tesis que con él comparte el obispo auxiliar de Río de Janeiro, Brasil, Joseph Romer Karl. (FIN/IPS/ry/mj/cr/98

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