El reemplazo de los mandos militares, comenzado el jueves y que finalizará el lunes, es uno de los últimos hechos consumados que el gobierno saliente de Paraguay deja al presidente electo Raúl Cubas.
Cubas y el actual presidente, Juan Carlos Wasmosy, están enemistados y no se dirigen la palabra, aunque pertenecen al mismo partido, el Colorado. Esta semana, Wasmosy preparó una complicación más para su sucesor, que jurará la presidencia el 15 de agosto.
El presidente saliente resolvió pasar a retiro a los jefes de las Fuerzas Armadas para adelantarse a Cubas, de quien se aguardaba el relevo de los mandos que se opusieron a la rebelión de abril de 1996 del entonces jefe del Ejército, Lino Oviedo, encarcelado ahora por aquel hecho.
Cubas triunfó en las elecciones de mayo con el apoyo de Oviedo.
Entre el jueves y este viernes Wasmosy impuso en el cargo a los generales Santiago Zaracho, en el Ejército, y Osvaldo Faría, en la Fuerza Aérea, y al vicealmirante Manuel Royg, en la Armada.
El próximo lunes hará lo propio con el Comandante de las Fuerzas Armadas, Eligio Torres Heyn, quien sustituirá a Silvio Rafael Noguera, general de cuatro estrellas con el que Wasmosy diseñó el plan para pasar a retiro a Oviedo en 1996.
El operativo llevó varios meses de preparación y en él estuvo involucrado el general César Crámer, comandante saliente de la Fuerza Aérea y principal enemigo militar de Oviedo, quien llevó sus aviones fuera del alcance potencial de fuego del Ejército.
Las aeronaves de combate fueron trasladadas al sur hasta, cerca de la frontera con Argentina, y hasta la hacienda de Wasmosy al norte del país, donde el mandatario construyó una pista especial.
"Ciertos anacronismos y ambiciones personalistas que desnaturalizan nuestra verdadera vocación, nunca brotarán en nuestra gran familia castrense", pronosticó Crámer este viernes en alusión a Oviedo.
El nuevo comandante naval -quien como fiscal acusador militar pidió 10 años de prisión para Oviedo- prometió emular a su antecesor, Guillermo López, que en abril de 1996 mantuvo en alerta a su flota en la Bahía de Asunción contra un eventual alzamiento del ex jefe militar.
Evaristo González -jefe saliente del Ejército que presidió el tribunal militar extraordinario que condenó a Oviedo- pidió "unir fuerzas para derrotar definitivamente a los nostálgicos que aún superviven".
Zaracho negó la crisis ante la prensa en la misma noche que sucedió, pero que horas antes había dicho a Oviedo que no le acompañaría en una intentona golpista.
Cubas dijo haber entendido, al hablar "con el presidente Wasmosy, que el nuevo presidente tendría la opción de elegir los cargos que consideraba necesario cambiar" y aseguró: "es todo lo que hablamos con él".
Wasmosy dijo que decidió los cambios a pedido de los propios comandantes, que respetó la antigüedad y no a sus amistades.
Sin embargo, trasladó de la I Division de Infantería a la Academia Militar al general Key Kanazawa, quien fue jefe del Regimiento Escolta del presidente, llegó al máximo grado tras allanar la casa de Oviedo y hasta esta semana dirigía el cuartel donde guarda reclusión el ex jefe militar.
El mandatario quiere ahorrarle a estos militares leales la humillación de ser dados de baja, sometidos a tribunales de honor, arrestados o enviados a tareas de tercer orden, con el nuevo gobierno, según los analistas.
El general José Segovia Boltes, un incondicional oviedista, es mencionado como futuro ministro de Defensa desde el 15 de agosto y desde ya se descuentan nuevos cambios en la estructura militar.
Cubas asumirá con la traba de no poder indultar a Oviedo si antes no cumple cinco años de prisión, ya que una ley votada en junio por el Congreso impide la gracia hasta que no se cumpla la mitad de la pena.
En caso de que el nuevo presidente lo libere de todas formas, pende una amenaza de juicio político de parte de los parlamentarios de toda la oposición y la mitad del Partido Colorado, que responden al vicepresidente Luis María Argaña.
Cubas dejó de dar citas a políticos y a periodistas para concentrarse en los serios asuntos políticos, económicos y militares que debe enfrentar a sólo dos semanas de asumir.
Sin votos en el Congreso para las reformas que pretende y negociando con el Fondo Monetario Internacional una ayuda de 300 millones de dólares para un sistema financiero local que cae en dominó, los cambios militares agregan un nubarrón más.
En tanto, Wasmosy respondió con un desafiante "vamos a ver" a la pregunta de si Cubas nombrará nuevos mandos el 15 de agosto, lo que generaría malestar por saltar el "orden de la derecha" o antigüedad militar. (FIN/IPS/cm/ff-ag/ip/98