MEXICO: Reclamos renovados de mediación extranjera en Chiapas

Las voces que demandan en México una mediación internacional para el conflicto del estado de Chiapas se multiplican, pero el gobierno, que en el pasado alentó ese mecanismo para otros países, se opone en forma tajante.

"Los mexicanos tenemos capacidad suficiente para resolver solos el problema de Chiapas", sostienen, apelando a conceptos de corte nacionalista, portavoces oficiales.

A cuatro años de iniciado el conflicto, sin mediadores dentro del país, creciente violencia, militarización, presencia de grupos armados irregulares y un largo silencio de la guerrilla zapatista, el conflicto de Chiapas parece vivir ahora uno de sus peores momentos.

El presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política de la Cámara de Diputados, el opositor Porfirio Muñoz, señaló este martes que pedirá la intervención de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) "por la manifiesta incompetencia del gobierno mexicano".

Diputados del gobernante Partido Revolucionario Institucional rechazaron esa posibildiad, pero otros políticos consideran que una mediación internacional, si bien no es deseable, tampoco debería ser satanizada ni descartada.

Mientras, politólogos, voceros de la Iglesia Católica y portavoces de grupos humanitarios creen que llegó el momento de pedir apoyo en el extranjero, pues los problemas se agudizan y nadie tiene en México suficiente independencia en relación a Chiapas, afirman.

Si logran ser incluidos en la agenda del secretario general de la ONU, Kofi Annan, que visitará México entre los días 21 y 23, grupos hiumanitarios indicaron que demandarán su mediación para Chiapas.

La semana pasada, Annan informó que recibió documentación del gobierno de México sobre el conflicto de Chiapas y que la estudiaba antes de visitar el país.

Una eventual mediación de la ONU en el conflicto dependerá "de lo que pase en el terreno, del tipo de discusiones que tengamos y de los pedidos que se me hagan", dijo Annan.

El gobierno de Ernesto Zedillo aclaró que en ningún momento demandó la intervención de la ONU. Acto seguido, portavoces de Annan indicaron que se malinterpretó al secretario y que "nada de lo que se dijo sobre Chiapas debe percibirse como una oferta para jugar una función en la resolución del conflicto".

Más allá de los dimes y diretes diplomáticos, los ejemplos de Colombia, El Salvador, Nicaragua y Guatemala, donde la participación de mediadores extranjeros, promovida por México, permitió acercamientos entre autoridades y organizaciones guerrilleras, debería ser considerado, sostienen observadores.

"La intermediación internacional podría darse con base en los principios y prácticas por los cuales pugnó México en el caso de otros países. No creo que seamos más o mejores que los otros para rechazar la mediación", declaró el politólogo Jorge Castañeda.

Si el gobierno de México afirma tener la suficiente capacidad para solucionar el conflicto, ¿por qué han pasado cuatro años y todo está peor?, preguntó Castañeda.

Según el politólogo, profesor en universidades mexicanas y de Estados Unidos, recurrir a conceptos de autosuficiencia nacionalista para rechazar la mediación internacional, como lo hace el gobierno, es un intento de engaño.

En los últimos 16 años, la proporción de mexicanos que dice estar muy orgulloso de su nacionalidad y se proclama patriota subió de 65 a 74 por ciento, indica la Encuesta Mundial de Valores, realizada por la Universidad de Michigan, Estados Unidos, en 1997.

Chiapas es un asunto nacional y de exclusivo interés de los mexicanos "capaces de resolver cualquier problema interno", reafirman las autoridades al rechazar la posible "internacionalización del conflicto".

Pero el conflicto ya parece internacionalizado debido al interés que despertó desde 1994 en países de América y Europa y entre grupos humanitarios de alcance planetario, aseguran los obervadores.

Para seguidores de la la guerrilla zapatista, la negativa del gobierno para aceptar una mediación nacional o extranjera demostraría que su objetivo es destruir, sin que medien testigos, al grupo armado y a los indígenas de Chiapas.

El diálogo de paz en el estado sureño están paralizados desde 1996 y el equipo de mediadores que encabezó el obispo Samuel Ruiz renunció en junio por discrepancias con el gobierno. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98

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