Ni muerto, ni enfermo, ni preso. El subcomandante Marcos, líder de la guerrilla zapatista de México, regresó a escena tras cuatro meses de silencio con la entrega de dos comunicados que despejaron especulaciones y generaron algunas reacciones de rechazo.
En uno de los escritos, que llegó a la redacción de los diarios la noche de este miércoles, Marcos se dirige al "Ejército Federal, al Ejército Guatemalteco, a la Interpol en París y al Cisen" (Centro de Investigaciones e Inteligencia).
A esos organismos les dedica un escueto mensaje: "¡Yepa, yepa, yepa! ¡Andale, ándale! ¡Arriba, arriba! Yepa, yepa!", grito que caracterizaba al personaje de dibujos animados Speedy González, un pequeño ratón de nacionalidad mexicana célebra por su velocidad.
La nota estaba firmada por "alias el Sup Speddy González", y fue acompañada de otra, dirigida a "los pueblos del mundo", en la que dice, en lengua indígena: "Zapata vive. Aquí está vuestro padre, aún no ha muerto, Zapata vive".
Los comunicados, que llevan la rúbrica de Marcos, fueron considerados una burla por diputados del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que esperaban que el dirigente saliera de su mutismo para responder los llamados a reactivar el diálogo de paz suspendido en 1996.
Para los partidos de oposición y algunas organizaciones civiles que apoyan al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), las últimas misivas del líder guerrillero, escritas con su tradicional ironía, solo tendrían la intención de aclarar que sigue vivo y de que no le convence los llamados al diálogo.
Algunos intelectuales, entre ellos el escritor Carlos Monsiváis, sostienen que el silencio de Marcos, roto esta semana, fue uno de los más comentados y debatidos en México desde los años 40.
En sus últimos comunicados, previos a los de esta semana, el dirigente señaló que la disyuntiva del gobierno para el estado sureño de Chiapas era "la paz o la guerra" y que el diálogo perdió credibilidad, pues las autoridades no habrían respetado acuerdos previos.
Además, advertía que la presentación unilateral por parte de la Presidencia mexicana de una proyecto de ley sobre derechos indígenas al Congreso, diferente al preparado por diputados mediadores y aceptado por el EZLN, "colapsaría definitivamente" las negociaciones.
Sin considerar la advertencia, el gobierno presentó el proyecto unilateral, ordenó acciones policiales contra municipios autónomos creados por los seguidores de la guerrilla, reforzó la presencia de militares en el estado de Chiapas y expulsó a más de 20 extranjeros de la zona.
El silencio que mantuvo Marcos en los últimos meses, mientras el gobierno calificaba al EZLN de grupo paramilitar y violento y lo invitaba, en medio de críticas y acusaciones, a regresar al diálogo, dio lugar a múltiples especulaciones.
Murió, está gravemente enfermo, salió del país y fue detenido en Guatemala, según algunas de las versiones.
Seguidores del EZLN incluso afirmaron, en tono de broma, que Marcos no hablaba simplemente porque viajó a Francia a observar los partidos del Mundial de Fútbol y para apoyar "como el mayor de los fanáticos" a la selección de México.
El PRI, los empresarios y algunos sectores vinculados con el partido gobernante acusaron a los guerrilleros de irrespetuosos e insensibles por no responder los llamados al diálogo, mientras organizaciones indígenas alabaron "su dignidad" por no hablar con un gobierno que no cumple con su palabra.
Para el EZLN, "la mejor política parecería ser la paciente espera mientras el país se transforma y se crean mejores condiciones. ¿Qué tan mejores? Tal vez ni ellos mismos lo tienen claro, pero al menos diferentes a las que hay ahora", opina el analista del diario Reforma Sergio Aguayo.
Evaluaciones sobre la situación que se vive en Chiapas elaboradas por grupos de derechos humanos afirman que el gobierno lleva adelante una "guerra de baja intensidad" contra la guerrilla, que proliferan grupos paramilitares y que el EZLN está rodeada por centenares de militares listos para atacar.
La guerrilla y los soldados no se enfrentan desde enero de 1994, cuando, tras 12 días de combates que dejaron 193 muertos, según la versión oficial, el gobierno del entonces presidente Carlos Salinas (1988-1994) ordenó detener los enfrentamientos e iniciar negociaciones.
El presidente Ernesto Zedillo afirma que no existe una guerra de baja intensidad en Chiapas, que a pesar de las amenazas de guerra del EZLN jamás usará la fuerza para solucionar el conflicto y que tiene "infinita paciencia" para tratar el asunto y buscar una negociación directa con el grupo armado.
En junio, el obispo Samuel Ruiz, mediador entre gobierno y el EZLN, renunció tras acusar a las autoridades de agravar el conflicto. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98