El gobierno de México afirmó que ya no hay razón para frenar el diálogo de paz con la guerrilla, alentado por el apoyo del secretario general de la ONU, Kofi Annan, a su política para el estado de Chiapas. Pero las dificultades persisten, advierten obsevadores.
Militarización masiva, presencia de grupos armados irregulares, asesinatos no aclarados, impunidad, desconfianza entre las partes, lenguaje acusativo, intereses electorales y falta de mediadores son parte del cuadro que vive Chiapas, uno de los estados más pobres y violentos del país.
Grupos humanitarios y opositores, así como analistas de diversa tendencia, están soprendidos de que Annan, que realizó una visita oficial a México miércoles y jueves, haya repetido sin matizar que el gobierno trabaja por la paz y que lo que ahora se necesita es que la guerrilla zapatista haga lo mismo.
"Ignoro si sus declaraciones reflejan realmente lo que piensa o si debemos tomar como gentileza diplomática el haberse prestado a repetir la versión gubernamental sobre Chiapas", donde hay una guerra en marcha, señaló el escritor y analista Carlos Montemayor.
Las personas y grupos que esperaban que Annan fuera cauto y que incluso se pronunciara sobre las versiones no oficiales del conflicto resultaron defraudadas.
En cambio, el gobierno, que antes de la visita pareció actuar a la defensiva al afirmar que Chiapas no estaba en la agenda del funcionario, quedó satisfecho.
Lo que dijo el secretario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) "es absolutamente cierto", el gobierno ha trabajado por la paz sin doble discurso, dijo el secretario (ministro) de Gobierno (Interior), Jaime Labastida.
En el último momento de su visita, antes de dirigirse a un centro turístico en la costa del Pacífico a descansar (el mismo al que se dirigirá Zedillo este fin de semana), Annan se ofreció estudiar las peticiones de a organizaciones no gubernamentales.
En una breve reunión con esos grupos, el secretario reiteró que Zedillo está comprometido con la paz y se ofreció a entregar las denuncias sobre la supuesta guerra de baja intensidad que estaría llevando adelante el gobierno en Chiapas a la comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Mary Robinson.
Mientras Annan se reunía con los activistas en la capital mexicana, Zedillo realizaba la sexta gira de trabajo por el estado de Chiapas en menos de tres meses y reiteraba en un discurso ante campesinos que su gobierno trabaja "por la paz y el diálogo".
"El gobierno quiere, ha ejercido y propone el diálogo directo para la solución de los conflictos. Un diálogo directo sin condiciones, sin evasivas, sin dilaciones y sin pretextos", declaró.
Zedillo sostuvo que todos quienes creen que el gobierno quiere o planea guerras, están "totalmente equivocados", e igual lo estarían quienes piensan "que en Chiapas haya habido una guerra".
Matanzas de indígenas, acción de grupos armados antizapatistas (vinculados, al parecer, con las autoridades), cerco militar a la guerrilla y el supuesto incumplimiento oficial a acuerdos sobre derechos indígenas son algunos de los reproches que hace el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al gobierno.
Según el EZLN no existe confianza en el diálogo, suspendido en 1996, pues por un lado se habla de paz y por otro se ataca a los indígenas, militariza comunidades, desvirtúa a mediadores y se incumple acuerdos.
Más de una docena de informes de organizaciones de derechos humanos nacionales y extranjeras, que visitaron Chiapas en los últimos meses, parecen dar alguna razón a los señalamientos del EZLN.
Esos informes documentan el estado de violencia que reina en la zona y el despligue de estrategias de lucha contrainsurgente.
Para el gobierno, los grupos que lo acusan de usar un doble discurso en el conflicto de Chiapas están equivocados y son "apóstoles de la hipocresía" o dueños de supuestos "liderazgos mesiánicos".
La división radical de opiniones y perspectivas sobre el conflicto, así como la cercanía de las elecciones municipales en Chiapas en octubre y la secuela de violencia que podría traer ese proceso llevó a diversos grupos políticos a sugerir una mediación internacional.
El gobierno se niega tajantemente a aceptar esa posibilidad e insiste en lo que el EZLN considerta imposible: retomar el diálogo sin mediadores y en las actuales circunstancias. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98