La Iglesia Católica de México pidió no abrir un debate sobre el aborto, acusó de asesinos a los altos funcionarios que lo propusieron y advirtió que es un "delito" penado con la excomunión. Pero de poco le sirvió, pues el asunto es hoy centro de un intenso debate.
Los más de 300.000 abortos clandestinos que se practican cada año y las más de 1.500 muertas que por esa causa se producen en México, donde 90 por ciento de los alrededor de 88 millones de habitantes son católicos, son realidades que empujan al debate más allá de cualquier amenaza, indicaron las autoridades.
Este lunes, 10 días después que el secretario (ministro) de Salud, Juan Ramón de la Fuente, planteó la necesidad de entablar una discusión nacional al respecto, la organización antiabortista Provida comenzó una campaña en lugares de reunión pública y medios de comunicación.
Con pancartas y fotografías de fetos destrozados, la organización católica conservadora se opone a cualquier intento de despenalización y busca generar una corriente contraria a la que, según las encuestas, va con la mayoría de la población.
Entre 83 y 88 por ciento de la población considera que la decisión de abortar corresponde sólo y exclusivamente a la mujer y su pareja, según estudios de la firma Gallup difundidos por el Grupo de Información en Reproducción Elegida.
"Es un escándalo que funcionarios que se supone deben proteger la vida en México irresponsablemente hagan declaraciones contra la vida del más débil: el niño no nacido", sostuvo la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar.
"Es el colmo que ahora quieran saquear la riqueza de los valores mexicanos promoviendo intereses, ideas o planteamientos contra la vida del ser humano, contra la identidad y vocación natural de los esposos y la familia", dice la nota.
El cardenal Norbeto Rivera advirtió que la Iglesia hará todo lo que esté a su alcance para oponerse a que el aborto se someta a debate. "No será con la muerte de seres inocentes, promovida por algunos funcionarios, como se resuelvan los problemas del país", añadió.
El aborto es un problema de salud púlica y lo peor que se puede hacer es ignorarlo, replicaron portavoces de la Secretaría de Salud.
Se calcula que los abortos clandestinos dejan a médicos, matronas y parteras ganancias anuales por 511 millones de dólares.
El Sistema Nacional de Salud indicó que la atención a mujeres sometidas a abortos mal practicados le representa un gasto anual de cerca de 20 millones de dólares. El aborto es hoy la cuarta causa de muerte de las mujeres en México, advirtió.
Roberto Tapi, subsecretario de Promoción y Control de Enfermedades, reiteró este lunes que las autoridades creen que el asunto debe someterse a un debate nacional, pues la "salud de la mujer es una prioridad".
Para el director del Instituto del Seguro Social, Genaro Borrego, el aborto tendría que tratarse en "un debate plural y tolerante cuyo resultado sea una legislación de consenso".
Los mexicanos discuten periódicamente hace más de 30 años sobre el aborto y se presentan nuevos intentos por despenalizarlo. Si no fuera un delito se evitaría la muerte de miles de mujeres y se reivindicaría el libre derecho a elegir, apuntan grupos proabortistas.
La feminista Marta Lamas advierte que las amenazas de la Iglesia, que incluyen la excomunión, no solucionan el problema. Recordó que 70 por ciento de las mujeres católicas usan métodos anticonceptivos, lo que también está proscrito por normas religiosas.
El aborto por violación o peligro de muerte de la madre está pemitido en México por leyes federales. En 10 de los 32 estados del país se autoriza si el feto tiene malformaciones y en un estado se consiente también cuando la mujer demuestra que no podrá mantenerlo.
El aborto "es un pecado, por lo que es un error que la sociedad mexicana discuta la despenalización de una práctica prohibida por Dios" y que las autoridades lo promuevan, expresó el nuncio apostólico, Justo Mullor, luego de rechazar incluso el aborto permitido por las leyes nacionales. (FIN/IPS/dc/mj/hd cr/98
