El gobierno de Marruecos prepara el envío de un proyecto de ley que introducirá las primeras regulaciones al uso del amianto, causante de graves enfermedades, en medio de llamados a la cautela por parte de los empresarios.
Un comité interministerial trabajó durante meses para diseñar la propuesta legislativa considerando los intereses de empresarios, trabajadores y consumidores, en un país donde hasta ahora no había ningún control sobre el uso del amianto ni su incidencia sobre la salud de los marroquíes.
La ley buscará cumplir con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la cantidad máxima del mineral en el lugar de trabajo, de no más de una fibra por milímetro de aire para el año 2000. El organismo impondrá metas aún más estrictas para el 2010.
Las empresas marroquíes que utilizan el amianto (un silicato de cal, alúmina y hierro) no están sometidas a ningún tipo de regulación, y las autoridades se limitan a entregarles algunas orientaciones emitidas por organismos internacionales de salud y seguridad laboral.
Pero investigaciones realizadas por instituciones como la Asociación para el Pulmón de Estados Unidos revelaron que el amianto puede causar una grave afección respiratoria conocida precisamente como "amiantosis". Los más vulnerables son los trabajadores que manipulan el mineral.
La inhalación de fibras de amianto también ha sido asociada con cáncer al pulmón y mesotelioma, una rara forma de cáncer que afecta al revestimiento interior del tórax y el abdomen. Además se vincula al compuesto con cáncer al estómago, intestinos y recto.
En Estados Unidos se eliminó la producción de todos los materiales para el hogar que contienen amianto entre 1990 y 1997. Sin embargo, las investigaciones sobre sus efectos a la salud datan de hace 25 años y generaron medidas para suprimir el rociado de amianto y su uso en ciertas tuberías a comienzos de los 70.
El Departamento Industrial de Marruecos informó que este país importa 5.000 toneladas anuales de amianto u ocho por ciento del consumo de Africa, de 62.000 toneladas, una cantidad que a su vez representa 1,2 por ciento de las cinco millones de toneladas utilizadas en el mundo.
La ley propuesta para Marruecos incluirá medidas como la obligación de realizar controles médicos a los trabajadores expuestos al amianto y declarar las importaciones para evitar el tráfico informal, adelantó la especialista Samira Khribech, del Departamento del Trabajo.
Pero las afecciones relacionadas con este compuesto aún no serán calificadas como enfermedades ocupacionales, precisó Khribech.
La legislación laboral marroquí solamente reconoce el vínculo del amianto con ciertas afecciones cardíacas y no considera el cáncer. En naciones industrializadas, las afecciones relacionadas con el amianto se consideran enfermedades ocupacionales, lo cual obliga a los empleadores a compensar a los trabajadores enfermos y sus familias.
En Marruecos, los empresarios reconocen la necesidad de abordar el tema del amianto y anuncian que cumplirán la ley, pero al mismo tiempo piden cautela en la imitación de regulaciones internacionales, entre ellas las de compensar a los trabajadores y sus familias cuando se produzca una evidencia de enfermedad.
"La mejor regulación para Marruecos será aquella que sirva a sus intereses sociales, económicos y ambientales", declaró el empresario Brahim al-Ahmari, cuya compañía usa el amianto como materia prima.
Rachid Hitmi, del grupo constructor Chaabi, dijo que las empresas del conglomerado consumidoras de amianto están dispuestas a cumplir con los límites de la OMS, pero advirtió que si éstos se hacen más estrictos y llegan a 0,6 fibras por milímetro de aire será más difícil alcanzarlas.
Hitmi consideró que las enfermedades ocasionadas por el amianto suelen tener su origen en procesos de manufactura de hace 20 o más años, y aseguró que Chaabi realizó grandes inversiones en sistemas de ventilación para eliminar las fibras.
Además, advirtió que el esfuerzo debería concentrarse precisamente en reducir el peligro de inhalación de fibras y planteó que el gobierno de Marruecos debería ser cauteloso al imponer reglas que podrían afectar la producción de algunos materiales de construcción.
"Los sistemas inadecuados de desagüe y alcantarillado son más perjudiciales para la salud de la población que una actividad productiva ya sometida a controles", aseguró Hitmi. (FIN/IPS/tra- en/aa/rj/lc-ml/he-lb/98