LIBANO: Hizbollah se abre a la sociedad

El partido radical islámico Hizbollah inició hace 13 años la resistencia armada contra la ocupación militar de Israel en el sur del Líbano, pero ahora parece dispuesto a cambiar de estrategia con miras a una época de paz.

Israel ya comenzó a considerar la posibilidad de una retirada, aún cuando se resiste a la demanda libanesa de hacerlo en forma incondicional. Pero mientras, Hizbollah inició su participación en una nueva lucha, esta vez contra la pobreza.

"Nuestro objetivo es proveer todos los servicios necesarios para los habitantes de zonas donde aún no existen o están en muy malas condiciones", anunció el representante del ala social de Hizbollah, llamada Jihad el-Bina (Guerra Santa Islámica para la Construcción Social).

En 1996, las tropas israelíes llevaron a cabo la operación "Viñas de Ira" y obligaron a 400.000 personas a abandonar sus hogares en el sur de Beirut y la región del Monte Líbano. El fuego de artillería y los bombardeos aéreos destruyeron las casas y desmantelaron los servicios.

El gobierno no respondió a la emergencia con la rapidez requerida, así que mientras las autoridades de Beirut andaban ocupadas formando comités y recolectando fondos, Hizbollah movilizó sus recursos y contactos locales para reconstruir casas y reparar algunos servicios.

"A menudo trabajamos junto al gobierno para indicarles las prioridades en materia de asistencia", dijo Mais.

De frente a futuras contiendas electorales, está claro que este tipo de acciones arrojan dividendos políticos. Y en las zonas donde opera Hizbollah, "el partido de Dios", no hay dudas sobre quién acapara la preferencia de los votantes.

Sin embargo, la respuesta no siempre se refleja en los resultados electorales, como quedó demostrado en los comicios municipales de este año, que por primera vez pusieron en campaña a partidos de diversas tendencias religiosas.

Hizbollah se anotó triunfos en suburbios al sur de Beirut, pero no consiguió el respaldo unánime que esperaba en sus bastiones de combate del sur del Líbano y la región de Baalbek, donde el control que ejercía tradicionalmente fue desafiado por otros postulantes.

En Baalbek hay un extraordinario conjunto de ruinas que podría convertirse en una atracción turística de mucha importancia, pero los habitantes de la zona temen que los visitantes sean ahuyentados por la participación del Hizbollah en brutales secuestros de occidentales ocurridos en la década de los 80.

"Aunque agradecemos a Hizbollah su sacrificio en la lucha contra la ocupación en el sur, no creo que de esa experiencia surja un buen concejal municipal", comentó a IPS un votante de Baalbek.

"Queremos que Baalbek recupere su reputación internacional de centro de festivales y conciertos, y el ser gobernados por un partido fundamentalista islámico no servirá para ese propósito", añadió.

Aunque en estos días ya no se repite tan a menudo, el objetivo final de Hizbollah es ser gobierno en el Líbano, con el fin de establecer un Estado islámico. Y esta ambición, aderezada por los vínculos históricos con Irán, pone nerviosos a los libaneses y en especial a las comunidades cristiana, drusa y musulmana sunita.

Pese a todo, existe un grado de admiración por las victorias militares que consigue Hizbollah y por su forma discreta de hacer política.

"No siempre me gustan las ideas de Hizbollah y estoy en contra de establecer un Estado islámico, pero respeto la estructura de ese partido y la fortaleza de sus convicciones", comentó el estudiante universitario Jad Salhab.

Mientras, el partido ya comprendió que no le basta con los incondicionales chiítas para lograr conquistas políticas importantes y empezó a buscar fórmulas para estrechar sus relaciones con otros sectores de la sociedad. Empezó por un terreno conocido, en su lucha contra los israelíes y sus aliados libaneses.

Los enfrentamientos se producen en lo que Israel denomina "zona de seguridad", una franja de 15 kilómetros en la frontera. Unos 500 guerrilleros de Hizbollah participan en los combates, con el respaldo de 1.500 efectivos que participan ocasionalmente.

Estas fuerzas lograron algunas victorias recientes y mantienen un asedio constante, factores que contribuyeron a darle forma a una posible retirada de Israel del Líbano.

Desde la fundación del partido, en 1985, todos los combatientes habían sido devotos musulmanes chiítas, dispuestos al martirio, bien entrenados, comprometidos a fondo con la causa.

En el nuevo escenario de relaciones políticas, en cambio, Hizbollah decidió crear una nueva unidad, abierta a voluntarios de todas las religiones.

"El objetivo de esta brigada es que cualquier libanés pueda participar en la lucha contra Israel, sin importar su religión ni su militancia, como parte de las fuerzas de Hizbollah", dijo el secretario general del partido, Sayyed Hassan Nasral, al anunciar la creación de esta unidad operativa desde noviembre.

La nueva brigada no sólo mejora las relaciones con otros sectores de la sociedad libanesa, sino que es un mecanismo para atraer otro tipo de ayuda. "Se necesitan recursos para liberar el territorio ocupado y recuperar el honor y la libertad de toda la nación", admitió Nasrallah.

Una de las condiciones planteadas por Israel para su retiro es que el gobierno garantice el cese de los ataques con cohetes por parte de Hizbollah contra objetivos ubicados más allá de la frontera.

Sin embargo, el gobierno del Líbano rechaza las condiciones, e hizo notar que dado el nivel de destrucción registrado en este país debido a años de ataques israelíes, lo más prudente sería que Israel y no el Líbano emitiera garantías de cese al fuego.

Pero también es cierto que, dentro de las filas de Hizbollah, hay quienes no están dispuestos a cambiar de frente de combate.

"Mientras el enemigo sionista esté en nuestra puerta, la lucha continuará. Nuestro objetivo es liberar a Palestina", advirtió 'Amjad Mourtada', un miembro de las milicias de Hizbollah en el sur del Líbano.

"El anuncio de retirada es una trampa; (los israelíes) no tienen intención de irse. Sólo hacen estos anuncios para desviar la atención de otros problemas y apaciguar la opinión pública de su país", dijo el combatiente. (FIN/IPS/tra-en/kgh/rj/lc-ml/ip/98

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