Una alta abstención en las elecciones de senadores de este domingo en Japón, atribuida a la falta de voluntad del gobierno para reformar la economía, permitirá una paradójica victoria del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), según encuestas.
Los japoneses que cuestionan el actual vínculo entre partidos, burócratas y empresarios, que infló hasta reventar la burbuja de deudas bancarias incobrables, saben que no votarán por el PLD, pero la falta de alternativas aleja a muchos de las urnas e impide un triunfo opositor.
Raita Taguchi perdió su empleo y dice que votará por cualquier partido menos por el PLD. "No hizo nada para que la economía japonesa prospere. Japón necesita un cambio para mejorar", dijo este obrero de 34 años que hace seis meses trabajaba en una de las principales empresas de maquinaria del país.
Pero Taguchi afronta un dilema. "Es difícil elegir a quién votar entre los restantes candidatos. La oposición no me impresiona", explicó.
Akio Igarashi, profesor de la Universidad Rikkyo, explicó que "los japoneses están decepcionados de sus políticos, a los que acusan de corrupción y de escasa visión y poder para efectuar los cambios necesarios".
"Esto podría conducir a que de nuevo se registre alta abstención, lo cual permitiría ganar al PLD", concluyó.
Las elecciones de senadores de este domingo no son tan relevantes como las de diputados, que son legisladores con mayor poder, pero sus resultados serán un indicador de posibles cambios en el mapa político a causa de la peor crisis económica de posguerra.
Una gran abstención reflejará el deseo de reformas vitales en un sistema que se tornó ineficiente como consecuencia de los controles estatales manejados por burócratas y que favorecen al poder empresarial.
A pesar del éxito económico, Japón es uno de los países más caros del mundo. Sus habitantes pagan el doble y a veces el triple por bienes de consumo e inmuebles que sus contrapartes en otros países industrializados, dijo el analista político Minoru Tada.
Muchos proponen desregulaciones que debilitarían el estrecho vínculo entre políticos, burócratas y empresarios, lo cual perjudicaría a la elite y beneficiaría al japonés promedio, aseguran.
"El sistema político japonés no está a tono con lo que la gente quiere porque no son los políticos los que toman decisiones sino burócratas que manejan el país entre bambalinas", explicó Tada.
Analistas atribuyen la persistencia del problema de la deuda incobrable de los bancos, que asciende a 550.000 millones de dólares y aquejó la economía desde comienzos de la década, a la aparente inexistencia de un liderazgo político.
El camino hacia la recuperación económica se habría allanado si se hubiera ordenado a los bancos a cerrar y responsabilizarse por el mal manejo de sus operaciones, según observadores.
Pero el gobierno no mostró voluntad política para hacerlo debido a las objeciones de políticos y empresarios amigos que se resisten a permitir reformas en un sistema que hasta ahora los ha beneficiado.
Se necesita una "elección energética" contra esta situación, según el diario Yomuiri Shimbun, el principal de Japón. Pero esto, al parecer, no ocurrirá.
Si el PLD gana como resultado de la apatía, el sistema conservador japonés prevalecerá y el país no será respetado por el resto del mundo, advierten analistas.
"Asia, en particular, recibió el duro golpe de la recesión japonesa y estará observando las elecciones con ansiedad. La región se decepcionará", opinó Tada.
En las elecciones estarán en juego 126 escaños de los 252 que conforman el Senado, 50 de los cuales se elegirán por representación proporcional y 76 por jurisdicciones.
Las encuestas revelan que el PLD podría alzarse con 69 puestos de los 87 que pone en juego, lo que le permitiría mantener la mayoría en la cámara y asegurar la permanencia del primer ministro Ryutaro Hashimoto.
Se prevé que el principal partido opositor, el Democrático (PDJ), liderado por quien quizás sea el más popular de los políticos de Japón, Kan Naoto, obtendrá 18 escaños de los 48 que pone en juego.
Naoto propone rebajas de impuestos y una "política orientada a la gente", pero la adhesión a su partido era de 23 por ciento la semana pasada, lo que se atribuye a las disputas internas.
El Partido Comunista, popular por su imagen "limpia", duplicará sus escaños de seis a 12.
El profesor de ciencia política Kaoru Okano explicó que la oposición no ha sido capaz de actuar en conjunto debido a las peleas constantes y a las defecciones.
"El japonés promedio no tiene alicientes para concurrir a las urnas. Están confundidos y se preguntan cuál será la próxima defección", explicó Okano.
A pesar de la economía en declive y los casos de corrupción en el partido de gobierno, la oposición no pudo ganar al PLD en seis elecciones parciales de diputados consecutivas.
El analista político Minoru Morita dijo que si el PLD gana esta vez, la situación política se calmará y, al mismo tiempo, se debilitará la oposición, lo que permitirá al oficialismo tomar medidas de corte dictatorial en nombre de la estabilidad.
El principal bastión electoral del PLD, la gigantesca industria de la construcción, se beneficiará con el nuevo paquete de estímulos impulsado por el gobierno, que asigna fondos públicos a gastos de infraestructura. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/mj/ip/98