Cientos de emigrantes de los países árabes del norte de Africa arriesgan la vida a diario para llegar a Italia, donde la mayoría son detenidos y luego devueltos a su país.
Unos 3.000 norafricanos intentaron la semana pasada ingresar en forma clandestina al sur de Italia, tras cruzar el mar Mediterráneo en embarcaciones frágiles y pagar por la travesía unos 1.000 dólares, una fortuna para ellos. Pero al arribar los aguardaba la policía.
Así mismo, 300 intentaron huir el domingo de noche de un centro de reclusión de inmigrantes indocumentados ubicado en la ciudad de Agrigento, en la isla de Sicilia. La tentativa fue abortada por las fuerzas de seguridad, que realizaron disparos al aire para detener a los fugados.
Los norafricanos lanzaron piedras contra la policía, y el saldo del incidente fue de 10 agentes contusos y tres inmigrantes ilegales con heridas leves. Así mismo, la policía informó que detuvo a 37 norafricanos, a los que acusó a violencia y daños públicos.
Unos 150 tunecinos y marroquíes se encuentran desde hace 12 días en Lampedusa, Sicilia, encerrados en poco espacio y vigilados por policías armados, sin recibir comida caliente, aseguró este lunes el diario La Stampa, de la norteña ciudad de Turín.
Luigi Manconi, portavoz de los Verdes, un movimiento político que forma parte del gobierno, calificó de "inaceptable" e "indigna" el tratamiento represivo que se aplica a los inmigrantes indocumentados.
Manconi destacó que el gobierno carece de una política clara para hacer frente al fenómeno de la inmigración.
La inmigración "no es un fenómeno pasajero, y se deben por lo tanto crear las condiciones para enfrentarlo como un hecho ordinario, pero nosotros actuamos como si fuera sólo una situación de emergencia", advirtió.
El portavoz de Los Verdes también indicó que los llamados "extracomunitarios", como se denomina a los inmigrantes que no proceden de ninguno de los 15 países de la Unión Europea, realizan trabajos que los italianos rechazan.
El sistema productivo italiano, expresó Manconi, necesita la mano de obra de los inmigrantes, sin la cual algunas actividades entrarían en crisis.
Maurizio Gasparri, coordinador de la derechista Alianza Nacional, declaró que los incidentes en Sicilia demuestran "la incapacidad y la impotencia del gobierno frente a quien ha entrado clandestinamente" en Italia.
El gobierno "tiene el deber, frente a Europa y el mundo, de demostrar firmeza" frente a los inmigrantes irregulares, afirmó Gasparri.
Pero la mayoría de los italianos son tolerantes respecto de los inmigrantes, según un estudio del estatal Instituto de Investigación sobre la Población (IRP), difundido este lunes.
Más de 60 por ciento de los encuestados se declararon de acuerdo con el derecho a voto de los inmigrantes en las elecciones municipales y consideran que éstos no quitan empleo a los italianos.
El gobierno de centroizquierda está dispuesto a otorgar ayuda económica a los países que tomen medidas para frenar el éxodo clandestino hacia Italia, y ya concedió 30 millones de dólares a Túnez y Marruecos, los países de oigen de la mayoría de los inmigrantes ilegales.
Los fondos serán destinados al control de puertos y a patrullar costeras.
El ministro de Relaciones Exteriores, Lamberto Dini, dijo antes de partir hacia Marruecos, donde se encuentra desde el domingo, que Italia tratará de firmar con todas las naciones del norte de Africa "acuerdos de readmisión", para facilitar la repatriación de los inmigrantes clandestinos.
En Italia se cuentan 1,2 millones de inmigrantes en situación regular, y las autoridades calculan que los ilegales son entre 250.000 y 500.000.
Los inmigrantes representan en total 1,9 por ciento de la población de Italia, uno de los porcentajes más bajos en los 15 países de la Unión Europea, donde en 1995 se registraban 18,1 millones de extranjeros, de los cuales 80 por ciento eran extracomunitarios.
Alemania figura en el primer lugar, con siete millones de inmigrantes, seguido por Francia (3,5 millones), y Gran Bretaña (2,2 millones). (FIN/IPS/jp/ff/pr/98
