India desarrolló un programa nuclear secreto que, además de alimentar la carrera armamentista en el sur de Asia, plantea la amenaza de accidentes como el de Chernobyl por falta de seguridad, según expertos.
Algunos expertos lo atribuyen a que el mundo industrializado negó a India acceso a su tecnología y equipos porque no aplica las normas internacionales de seguridad en materia nuclear. A pesar de lo cual el país tuvo éxito en sus pruebas de armas nucleares en mayo.
Por primera vez en dos décadas, ingresará ahora al país tecnología nuclear extranjera, pues Rusia rompió el embargo al firmar el mes pasado un acuerdo para proveer dos reactores de agua liviana con destino a una planta nuclear de 2.000 megavatios en el estado de Tamil Nadu, al sur.
Sin embargo, los reactores no cuentan con controles de seguridad adecuados, ni siquiera los sistemas diseñados por la compañía alemana Siemens, que instaló una planta en Moscú especialmente para la industria rusa de equipamiento nuclear.
India no cuenta con una organización independiente para regular y supervisar el funcionamiento sin peligros de sus instalaciones atómicas civiles, como lo exige la Convención Internacional de Seguridad Nuclear.
En este país solo existe una Junta Reguladora de la Energía Atómica (JREA), considerada ineficaz, que está completamente subordinada al poderoso Departamento de Energía Atómica (DEA), en violación de una convención que India suscribió en 1994.
De acuerdo con esa convención, las agencias de regulación deben estar efectivamente separadas de las organizaciones que participan en la promoción y utilización de energía nuclear, según dijo A. Gopalakrishnan, ex presidente de la JREA.
"Se necesita con urgencia una legislación que cubra todos los aspectos de la seguridad pública y de los trabajadores, y la creación de una institución verdaderamente independiente de regulación de la energía atómica", dijo Gopalakrishnan.
Antes de retirarse de la Junta, hace dos años, el ex funcionario sugirió que la nueva autoridad pusiera a disposición del público toda la información relativa a las instalaciones y activides nucleares, con el fin de promover la seguridad pública y la responsabilidad.
En la situación actual, la JREA invoca reiteradamente la Ley de Secretos Oficiales, que data de la época colonial, para ocultar la información sobre los incidentes ocurridos en centrales nucleares en distintas partes del país.
La mayor parte de las instalaciones nucleares de India se ubican en áreas rurales de población escasa y pobre.
Los aldeanos que viven en las cercanías de la central de energía atómica de 460 megavatios en Narora, a 350 kilómetros de Nueva Delhi, aún no tienen electricidad en sus casas.
La mayoría de ellos no son conscientes de los peligros que representa la planta, donde hace tres años hubo un enorme incendio que obligó a su cierre.
Occidente ha sometido a India a diversas limitaciones a la transferencia de tecnología, desde que en 1974 el país asiático efectuó su primera prueba de bomba nuclear.
Las sanciones estimularon al país a desarrollar su propia tecnología de energía nuclear y a establecer sus propios criterios de seguridad.
"La negativa a la transferencia de tecnología nos ha incitado a desarrollar nuestro propio programa. Somos perfectamente capaces de manejar nuestros reactores", dijo R. Chidambaram, presidente de la JREA.
Aunque afectada por la falta de apoyo internacional en materia de tecnología y fondos, India tiene intenciones de llegar a producir por sí misma 20.000 megavatios de energía nuclear en el 2020.
Las sospechas occidentales en cuanto a que el programa secreto de energía nuclear indio tiene componentes militares se confirmaron en mayo, cuando el país realizó una serie de pruebas nucleares repentinas y anunció al mundo que tiene un "armamento completo".
Tras las pruebas de mayo, el régimen de control de transferencia de tecnología contra India se hizo aun más estricto. Esta semana, Chidambaram se sumó a la lista de prestigiosos científicos indios a quienes se les negó la visa para ingresar a Estados Unidos.
Chidambaram dijo que la actitud de Estados Unidos no afectará el programa nuclear nacional de India, aunque advirtió que impide el intercambio libre de ideas entre científicos.
Con la negativa de India a firmar el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares y el Tratado de No-Proliferación Nuclear, solo cabe esperar que aumente el aislamiento, y, por lo tanto, el peligro para la seguridad pública.
Los delegados ante una conferencia nacional convocada por el no gubernamental Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CCMA) demandaron este mes la introducción de mecanismos de consulta como parte de las exigencias de seguridad en las instalaciones nucleares.
"El gobierno debe dar participación a organizaciones no gubernamentales y de grupos de expertos no relacionados con el Departamento de Energía Atómica para hacer evaluaciones independientes de la seguridad pública", dijo Anil Agarwal, líder de CCMA.
Los delegados expresaron preocupación por la creciente frecuencia de cáncer y deformaciones observada en los pueblos situados en el entorno de la usina nuclear Rajasthan, y demandaron un estudio independiente a cargo de un equipo nacional de expertos.
La conferencia recomendó que el derecho del público a la información tenga una importancia primordial e intrínseca en la aprobación de proyectos de energía nuclear. (FIN/IPS/dr/di/mj/en/98