La propuesta legislativa para reservar la tercera parte de los puestos parlamentarios de India a las mujeres fue rechazada en el actual período de sesiones por parte de sectores que temían perder su poder político.
"Los distritos electorales se han convertido en feudos", comentó Mohini Giri, presidenta de la Comisión Nacional de las Mujeres que impulsaba la ley.
Una gran cantidad de políticos decidieron que la posibilidad de perder sería demasiado grande si la tercera parte de los puestos quedaran reservados para mujeres en elecciones que cada vez se realizan con mayor frecuencia.
Casi todos los políticos y sus partidos respaldaron la propuesta en público, mientras en privado conspiraban para tratar de evitar su aprobación. Al final lo lograron como resultado de un debate que incluyó diversos ingredientes de la política india: castas, clases sociales, religiones.
Los principales oponentes a la ley no esgrimieron razones de género, sino que demandaron mayor presencia de sus mujeres en el tercio en disputa.
Laloo Prasad Yadav y Mulayam Singh Yadav tomaron una copia del proyecto y lo despedazaron en plena sesión de la cámara baja del parlamento, integrada por 501 hombres y 43 mujeres.
"Las disculpas ofrecidas por Prasad Yadav no son suficientes para compensar el insulto contra las mujeres", dijo Giri, cuya comisión pidió una moción de censura contra los dos legisladores.
Los dos parlamentarios Yadav se han desempeñado como ministros jefes en sus estados de Bihar y Uttar Pradesh, y ambos pertenecen a un estrato medio en la jerarquía de castas india que demandaba una cuota fija en la tercera parte de los puestos propuestos para las mujeres.
Ambos aseguraron que la reserva de cupos, tal como estaba planteada, sólo serviría para que los políticos de castas superiores ganaran poder a través de sus mujeres, las cuales tendrían mejores opciones electorales pues son más astutas y tienen recursos.
India aporta numerosos ejemplos de mujeres que conquistaron poder con el empuje de relaciones influyentes, entre ellas Indira Gandhi y sus nueras Sonia y Maneka Gandhi, o la ex ministra jefe del estado de Tamil Nadu, Jayalalitha Jayaraman.
En este momento, el estado de Bihar es gobernado por la esposa de Laloo Prasad Yadav, Rabri Devi, un ama de casa convertida en ministra jefe por su marido, quien debió abandonar ese cargo asediado por acusaciones de corrupción.
Pero hay otros grupos que demandaron una cuota de 33 por ciento, entre ellos el recién formado Comité para la Promoción de la Mujer Musulmana.
Los musulmanes y los representantes de castas medias como los Yadav, que generalmente votan juntos en las elecciones, controlan más de 200 votos en la cámara baja, lo cual dejaba poco espacio para la aprobación de la ley.
Por su parte, el ex gobernante partido del Congreso, que en el pasado defendió la reserva de cupos para las mujeres en los gobiernos locales, súbitamente tomó distancia de esta propuesta parlamentaria, en un gesto destinado a evitar antagonismos con sus aliados musulmanes y de las castas medias.
Cuando la presidenta del partido del Congreso, Sonia Gandhi, anunció que respaldaba las peticiones de cuotas de estos dos grupos, se dictó la sentencia de muerte para la propuesta de establecer el cupo de mujeres en el parlamento.
Otro grupo de 27 legisladores de Tamil Nadu, el estado dominado por la autoritaria Jayalalitha Jayaraman, tampoco dieron muestras concretas de respaldo a la propuesta, pese a tener ellos mismos una líder mujer y al apoyo que habían proclamado anteriormente.
Políticas como Mayawati, ex ministra jefe de Uttar Pradesh de la casta de los "intocables", y la dirigente del gobernante Partido Baharatiya Janata (BJP), Uma Bahrati, incluso se opusieron a la propuesta de ley.
Una de las principales activistas por la igualdad de género en India, Madhu Kishwar, advirtió que la propuesta será reformada y volverá al parlamento. La idea es buscar una fórmula que permita el trabajo de equipo entre hombres y mujeres, aunque se mantenga el cupo de la tercera parte para estas últimas. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/lc-ml/ip-pr/98