La solidaridad en España también se ejerce caminando, recorriendo pueblos y recogiendo ayuda para los más necesitados.
Una treintena de jóvenes recorrieron a pie durante todo este mes siete municipios de la Comunidad Autónoma de Madrid, en el proyecto "Camino de Trabajo", ideado por el párroco de la localidad de Colmenar Viejo, próxima a esta capital, Antonio García Rubio.
Un millón de personas viven sin techo o en vivienda en condiciones infrahumanas en España, a pesar del fuerte avance económico experimentado en los últimos 15 años tras el ingreso del país a la Unión Europea y de figurar en primera línea entre los países que crearon el euro, la moneda única de ese bloque.
Los jóvenes de entre 16 y 18 años de edad que respondieron a la convocatoria de García Rubio se trasladaron a pie de un municipio a otro y los recorrieron todos: Madrid, Tres Cantos, Colmenar Viejo, Guadalix de la Sierra, Valdemanco, Miraflores de la Sierra y Manzanares el Real.
En cada localidad había carteles anunciando su llegada. Al arribar el grupo, se dividía en subgrupos y llamaban a cada puerta, pidiendo una ayuda y aceptando todo lo que se les entregase: papel, alimentos, anteojos de sol, ropa, medicinas y elementos de limpieza, entre otras cosas.
El grupo ya tenía determinado de antemano el destino de cada donación: la ropa, para la organización de desocupados Parados en Marcha, las medicinas, para enviar a Cuba, los anteojos de sol a Mauritania y los elementos de limpieza para Cáritas, una organización no gubernamental próxima a la Iglesia Católica.
Precisamente Cáritas presentó un informe y una campaña, "Píntales otro futuro: un techo por derecho", orientada a denunciar las condiciones en que vive una parte importante de la población española y a alentar soluciones para los afectados.
Según Cáritas, más de un millón de personas carece de hogar o vive en condiciones infrahumanas, con el agravante de que cada día los "sin techo" son más jóvenes.
En España, de acuerdo con el informe del Observatorio Europeo de los Sin Techo, 273.000 personas viven en las calles, en albergues municipales o en infraviviendas.
Además, se cuentan 48.000 viviendas ubicadas en chabolas (grupos de viviendas precarias), 387.000 insalubres, 460.000 con superficie insuficiente para las familias que albergan y 37.000 en estado ruinoso.
Según la Unión Europea, sin techo son "aquellas personas que carecen de acceso a una vivienda personal, permanente y adecuada; los que son incapaces de conservarla por razones económicas o no pueden llevar una vida independiente y necesitan de cuidados y ayuda".
En España, 28,5 por ciento de los "sin techo" tiene menos de 34 años, 90 por ciento son varones y 82 por ciento proceden de familias en situación económica de pobreza o extrema pobreza.
De las 6.000 personas que viven en las calles de Madrid, 40 por ciento tiene entre 31 y 45 años, 48 por ciento son viudos o separados y las causas son la pérdida del empleo, el alcoholismo (que afecta a más de la mitad), la drogadicción entre los más jóvenes y la pérdida de la pareja o cónyuge.
También hay gente que no vive en las calles pero lo pasa mal. Según el Censo de Población y Vivienda de Madrid, en 42.160 viviendas, que representan 2,7 por ciento del total de los hogares madrileños, viven familias hacinadas, con menos de diez metros cuadrados por persona.
Cáritas recuerda que el derecho a la vivienda está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la propia Constitución española.
Por eso propone que el Estado destine el equivalente a dos por ciento del producto interior bruto (PIB) para facilitar el acceso a la vivienda pública para los más desprotegidos.
Es esa una manera de entender la solidaridad. Otra es la que durante julio pusieron en práctica los chicos y chicas del proyecto "Camino de Trabajo para Jóvenes Solidarios".
Ambos sirven para poner de relieve una situación que para muchos parece impensable en un país europeo industrializado. Uno procura ayudar a paliar los males y otro a encontrar soluciones de fondo. (FIN/IPS/td/mj/dv/98