La cantidad de desempleados en España bajó a los niveles previos a diciembre de 1982, cuando asumió la presidencia del gobierno el socialista Felipe González, quien la ejerció hasta mayo de 1996.
Desde que asumió en 1996 el sucesor de González, el centroderechista José María Aznar (1996), el número de desocupados cayó de 2.499.091 personas a 1.860.627 el 30 de junio, según el Instituto Nacional de Empleo (INE).
El INE registra en sus estadísticas a las personas inscriptas buscando su primer empleo y las que lo han tenido y están desocupadas por haber sido despedidas.
Otra estadística, también del INE y denominada Encuesta de Población Activa (EPA), se realiza en base a encuestas domiciliarias y arroja una cantidad mayor de desempleados.
La última EPA también establece que cayó la cantidad de desocupados, situándose el total en 3.099.300, a fines de mayo.
Aunque esta encuesta se realiza en base a más de 50.000 entrevistas, los expertos coinciden en que no es rigurosa pues la calificación de "persona sin trabajo" la expresa quien atiende en cada hogar la llamada telefónica del encuestador.
El secretario general de empleo, Manuel Pimentel, destacó que lo importante es que, por primera vez desde la década del 70, hay más de 13.100.000 personas ocupadas, lo que significa "que hay más españoles y españolas que nunca trabajando en el país".
Los dirigentes sindicales aceptan esa situación, consideran positiva la reducción del desempleo, pero, al mismo tiempo, manifiestan su preocupación por el aumento de la contratación temporal, lo que crea un ambiente de inestabilidad en la población activa.
Un portavoz de Comisiones Obreras (CCOO, una de las dos centrales sindicales mayoritarias, afín al Partido Comunista) dijo a IPS que apenas 7,59 por ciento de los 987.042 contratos firmados en junio son de trabajo fijo por tiempo indefinido, el porcentaje más bajo de los últimos doce meses.
CCOO sostiene que esos datos son "especialmente preocupantes" y constituyen una advertencia sobre la necesidad de adoptar medidas que permitan reducir la precariedad del empleo y marchar hacia un mercado de trabajo más estable.
Por eso, insiste en que la bonanza económica actual debe ser aprovechada "para ampliar y mejorar la protección por desempleo y, en particular, a los más desfavorecidos, desempleados de larga duración y con cargas familiares".
Además del aumento de la contratación precaria, los sindicatos señalan que las mujeres continúan siendo las más afectadas por el desempleo. Según el INE, a finales de junio había 796.533 desempleados y 1.064.094 desempleadas.
La bonanza económica y la reducción del desempleo motivan reacciones diversas en el gobierno, los sindicatos y los empresarios.
Los dirigentes empresariales, apoyados por el gobernador del Banco de España (central), Luis Angel Rojo, reclaman una mayor "flexibilización" laboral que haga menos costosos los despidos.
Los sindicalistas, por el contrario, piden que se aumenten las cargas sociales a los contratos temporales, para favorecer la estabilidad en el empleo, y que se dedique un presupuesto mayor para atender a los desocupados.
El gobierno, por su parte, entiende que no debe ceder ni a una ni a otra presión y se felicita de que el desempleo se siga reduciendo mes a mes, aunque no lo haga con la intensidad y calidad que reclaman los sindicalistas. (FIN/IPS/af/mj/lb/98